viernes, 31 de diciembre de 2010

2010. Cerrado por defunción.


En apenas unas pocas horas se termina el año, se nos muere agonizando, ha entrado en coma y ya nada se puede hacer para salvarlo. Desde su nacimiento, hace ya 365 días, los médicos avisaron de su mala salud. En su parte facultativo inicial nos confirmaron que su alumbramiento había sido muy complicado y que a lo largo de su vida las complicaciones serían muchas y variadas. Se han ido confirmando los peores pronósticos y aunque ha llegado hasta el previsto final, en todas y cada una de sus etapas ha sufrido de males y complicaciones que le han arrastrado sin esperanza alguna hasta el fatal desenlace.

Ni los últimos avances, ni las nuevas tecnologías, ni las medidas más extremas, ni los desvelos de todos por recuperar su maltrecho estado, han conseguido aliviar su sufrimiento en cada uno de sus días. La fatiga acumulada, el agotamiento por la lucha diaria, la incapacidad de recuperarse golpe tras golpe, han hecho que el devenir de este crónico enfermo termine en el colapso más absoluto y con la incompatibilidad con la vida.

Como un anciano desahuciado termina sus días sin muchas alegrías, con mucha más pena que gloria, y pasará a la historia como un año nefasto, uno de los peores que han existido en la historia de la humanidad.

En estos momentos finales sólo deseamos que su agonía no traiga más sufrimiento, que la dignidad no le abandone en su trance final, y que dé paso a uno nuevo que alumbre la esperanza y la ilusión de todos nosotros.

Descanse en paz.
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domingo, 26 de diciembre de 2010

La Aventura de Gabriel.(Belén Martínez Macias)


Por segundo año consecutivo, Belén se ha encargado de escribir el cuento para esta Noche Buena. Mantiene la tradición familiar de crear un relato para compartir antes de la cena. Llevamos muchos años disfrutando de cuentos sobre la Navidad, antes era la Tía Alicia la encargada de redactarlos para todos nosotros. De sus relatos ha nacido un libro ya publicado “Cuentos para contar en Navidad y otros relatos” y que contiene los cuentos que cada Noche Buena, desde hace ya mucho tiempo, abría la celebración familiar. Es una costumbre en nuestra casa que no queríamos perder, y dando un salto de generación Belén, el año pasado, cogió el testigo y con sólo diez años inicio su andadura como responsable de mantener una tradición muy nuestra. Esperemos que mantenga su entusiasmo y que dentro de varios lustros publiquemos un segundo libro con todos sus relatos, nuestros relatos, escritos que hablarán de la Navidad, pero que también hablarán de todos nosotros.

Quiero compartir con vosotros “Las Aventuras de Gabriel”, ser indulgentes en la lectura, pensar que es la escritura de una niña que ha volcado en unas pocas líneas toda su ilusión por crear para sus seres más queridos una historia de amor y esperanza. No dejo en el olvido a Pablo y a Joan, que fueron los encargados de la lectura, y a los más pequeños Catalina y Jorge que junto a sus hermanos y primos nos cantaron villancicos para poder participar todos en la celebración de esta Navidad.

"Queridos familiares, esta noche nos trae muchos recuerdos, y a muchos de nosotros nos recorre el cuerpo con ilusión y nervios. Pero esta historia no trata de nuestro viejo amigo el señor Noel, y tampoco de alguna ardillita perezosa. Va de nuestras Majestades los Reyes Magos de Oriente.
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Queridos Reyes Magos este año… Así es como empezaría una carta normal a sus Majestades de Oriente, pero esta carta nos ha llamado mucho la atención, escuchadla.
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Queridos amigos de Oriente:
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Este año me he portado regulin regulan, por eso os pido el Nenuco y su peluquería, y si me dejáis, os voy a pedir que por fin este años consigáis que mi hermano crea en vosotros, él dice que la Navidad es una perdida de tiempo. Pero yo no le creo.
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Muchos besos mágicos de vuestra amiga Ángela.
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-¿Qué les parece Majestades?
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-Me parece una intignación ,¿cómo es que ese niño no cree en nosodros? Dijo Baltasar.
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-Pues ahora que lo dices no me suena su casa. Afirmó Melchor.
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-Bueno, bueno, chicos, tranquilos, no gastéis vuestros pequeños cerebritos en un niño que no cree en la Navidad ni en nosotros. Explico Gaspar.
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-¡Eh! Exclamaron Melchor y Baltasar.
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- ¿Qué? Pregunto Gaspar.
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Nosodros no denemos cerebros pequeños! Grito Baltasar.
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-Bueno, al menos yo. Murmuro Melchor.
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-¡Tranquilos Majestades! Dijo un Paje.
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-Yo creo que deberían hacer algo. Opinó un Sabio que se encontraba en la sala.
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Por fin llego el tan ansiado día por Ángela y tan depreciado por su hermano Gabriel. Cayó la noche. Ángela miraba por la ventana de su cuarto, ya se podía ver una luz rojiza en lo alto de la montaña.
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Ángela cayó rendida en su cama y durmió tranquilamente durante toda la noche, pero en cambio su hermano Gabriel no paso la noche que él esperaba.
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Se levantó a la media noche, como un reloj. Había tenido una pesadilla pero esto ya le había pasado antes, sabía perfectamente lo que hacer, ir a la cocina a por un vaso de leche caliente.
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Para llegar a la cocina, debía pasar el recibidor, al llegar allí a Gabriel se le abrieron los ojos como platos. ¡Alguien había entrado en su casa!
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Por lo que podía ver habían 3 figuras, una era pequeña y robusta ,otra era de estatura media y parecía que este se cuidaba mejor que el primero y la tercera parecía que llevaba una corona árabe, por la forma de sus zapatos parecía un árabe muy rico.
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Gabriel escucho unos susurros:
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-¡Venga ya!
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- Hay que hacerlo ya
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-¡Pues venga!
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Gabriel percibió unos pasos cerca de él , cada vez eran más fuertes. De repente una luz blanca y fría le cegó, cuando despertó , su cuerpo daba botes como una pelota, abrió los ojos. Se encontraba montado en un caballo o quizás un camello.
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Gabriel miro a su alrededor , ¡No se lo podía creer! , ¡Eran aquellas figuras, las de su casa! Pero ahora estaban en color. Gabriel se dio una sorpresa, después de recuperarse de su dolor de cabeza, ¡eran los Reyes Magos! Y como no podía ser de otra forma estaba montado en un camello.
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Gabriel se sentía confuso, porque unos hombres tan ``buenos´´ le habían raptado; a Gabriel no le dio tiempo a preguntar , cuando uno de los reyes se le acercó y le dijo:
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-Gabriel no tengas miedo en realidad somos muy buenos, solo te queremos enseñar que la Navidad ni lo que la representa es una tontería.
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-Bueno es la hora te ponerse a trabajar chicos. Dijo Baltasar
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Al momento Gaspar se le acerco y le dijo:
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-Tranquilo es que no domina muy bien la gramática española.
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De repente la nieve se transformo en arena dorada y los camellos caminaron hasta llegar a la primera casa que se encontraba en la calle.
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-¿Pero? ¿es qué voy a hacer el reparto con vosotros? Pregunto Gabriel .
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-Pero que clase te pregunta es esa. Respondió Baltasar
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-Venga dame tu mano. Le dijo Gaspar.
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Entraron en una casa muy pequeña, y sin decorar:
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-Aquí viven 12 hermanos un padre una madre en paro y una abuela, solo hay 4 habitaciones y 1 baño, por eso no han podido decórala casa.
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Gaspar se agacho dejo los regalos, a continuación se levanto, toco un palillo y toda la casa se lleno de bonitas decoraciones y de luces.
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Al salir de la casa Gabriel se dio cuenta de que habían hecho feliz a 12 hermanos, un padre, una madre y una abuela.
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Después de pensar en esto Gabriel se fue turnando con cada rey para visitar otras casas.
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Casi al amanecer llegaron a la casa de Gabriel dejaron el Nenuco de Ángela y cuando fueron a preguntar a Gabriel que era la Navidad Gabriel les dijo:
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-La Navidad es la época del año en la que muchos descansan, otros pasan tiempo con la familia, pero lo que es de verdad la Navidad no se puede explicar con una palabra.
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Después de decir estas palabras  Gabriel cayó rendido de sueño, los reyes le cogieron y le llevaron a su cuarto.
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Al irse dejaron una nota para Ángela, en la que ponía MISIÓN CUMPLIDA, AMIGUITA.
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En la hora de la comida Gabriel conto lo que le había pasado la noche anterior, y fue entonces cuando Ángela comprendió aquella extraña nota."
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domingo, 19 de diciembre de 2010

Diana Krall - White Christmas



Creo que es una de las mejores versiones que nunca había escuchado.

sábado, 18 de diciembre de 2010

lunes, 6 de diciembre de 2010

John Lennon - Happy Christmas music video



Como el año pasado damos por inagurado en La Cambra el mes de la Navidad.

Este año lo hago con un video de John Lennon, porque no en todo el mundo las
Navidades se viven de la misma manera por desgracia.

Felices Navidades a todos y mis mejores deseos para el año 2011.

sábado, 4 de diciembre de 2010

“Es muy difícil pensar noblemente cuando no se piensa más que en ganarse la vida.” (Rousseau)


No lo he podido evitar, lo confieso, quería no escribir nada sobre lo que hemos vivido en este nuestro país durante las últimas 24 horas. Cuando me siento tan indignado como hoy lo estoy procuro alejar de mí la tentación de sentarme delante del ordenador y vomitar sin ningún tipo de freno mis peores sentimientos. He dejado avanzar las horas, poner distancia e intentar analizar desde todas las posibles perspectivas el conflicto de los controladores, el papel del gobierno, el sucio juego de la oposición, y sobre el resto de las cosas el sufrimiento de cientos de miles de ciudadanos que han sido raptados, mal tratados vilipendiados por la voluntad de unos pocos.

Estaba navegando, leyendo otro tipo de cosas para distraer la mala leche que he ido acumulando desde ayer por la tarde. Me he alejado de la prensa de hoy, y aunque ayer pase algunas horas siguiendo los acontecimientos por la televisión, radio y los medios electrónicos, esta mañana he decidido no seguir haciendo mala sangre en el laberinto de mis venas y arterias, y apenas si he visto un poco las noticias para actualizar la caótica situación que se ha producido por la voluntad de unos pocos privilegiados, egoístas, egocéntricos, insolidarios, chantajistas, mafiosos, e innobles ¿compatriotas? Pero debe ser el destino, o la casualidad, o que realmente lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible, y en la travesía entretenida de esta tarde me he encontrado con un texto de Jean Jacques Rousseau, y en el texto una cita: “Es muy difícil pensar noblemente cuando no se piensa más que en ganarse la vida”. Ha sido el detonante, la luz de la razón, el sentido a la explicación última del caos que se ha vivido en estas horas. Efectivamente la falta de nobleza lo produce siempre el dinero. Y el conflicto no tiene ningún otro matiz, aquí lo que se juega, lo que se persigue, no es otra cosa que defender unos ingresos, unos privilegios económicos al alcance de muy pocos que una vez que se alcanza nadie piensa en perder por mi pequeño que sea el sacrificio, o aún muy grande el absoluto que se puede mantener a pesar de la cesión. Que no nos confundan, todo lo que ha ocurrido es por mantener una nómina bruta anual que media los trescientos mil euros.

Es imposible justificar el papel de los controladores. No conozco en profundidad el Decreto Ley aprobado ayer en Consejo de Ministros y las consecuencias últimas para el colectivo; no se me escapa el doble juego del gobierno, aprobar tal medida el día del inicio del puente y sabiendo las posibles consecuencias que hemos vivido, sólo se explica si la intención por parte de quien toma la decisión es precisamente la que ha resultado; ya no me sorprende el hipócrita papel que juega siempre el partido mayoritario de la oposición; pero lo que tengo claro, lo que resulta indignante son las consecuencias de todo ello, y los únicos y máximos responsables son los primeros. Es infumable lo que se ha vivido en las últimas 24 horas, no se puede paralizar un país, no se puede bloquear las comunicaciones aéreas entre ciudades, entre países, entre continentes por los intereses crematísticos de unos pocos. No es sólo el daño a los cientos de miles de particulares afectados en primeras personas, no es sólo un problema de la imagen de nuestro país a nivel internacional, no es además la pérdida de cientos o miles de millones de euros derivados de tan indecente decisión, es todo ello sumado y es el daño irreparable que se hace a una sociedad que ya está harta de ser siempre la que paga lo peor en cada momento.

Es la primera vez en la historia de la democracia que un gobierno se ve obligado a declarar el estado de alarma, un régimen especial que se aplica para el restablecimiento de la normalidad de los poderes de una sociedad democrática. El gobierno amparándose en la Constitución puede declarar el estado de alarma en parte o en toda España cuando se produzcan los siguientes caos: catástrofes naturales, crisis sanitarias (epidemias...), desabastecimiento de productos de primera necesidad y la paralización de servicios públicos esenciales para la sociedad. Es una medida excepcional, difícil de valorar y aún más complicada de tomar, y al final se ha tenido que recurrir a ella por el chantaje de un reducido grupo de seres innobles. Jamás pensé que viviría una situación así y aún menos por un puñado de euros. Poderoso caballero es Don Dinero, un buen siervo y un mal amo.

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sábado, 20 de noviembre de 2010

Hoy no quiero escribir.


Hoy antes de sentarme ante el ordenador he pensado en todo sobre lo que no quería escribir.

He decidido que no quería opinar sobre las elecciones catalanas y los ya famosos vídeos. Me parece un auténtico desperdicio de mi tiempo dedicarle una sola línea de este espacio para compartir mis pensamientos sobre los estúpidos vídeos que han lanzado unos y otros como estrategia electoral. Una vez más insultan al electorado, menosprecian a los ciudadanos, nos tratan a todos como seres cerriles sin capacidad intelectual, y sólo para que los mismos de siempre sigan viviendo del mismo cuento cuatro años más.

He decidido que no realizaría el mínimo esfuerzo para polemizar sobre la próxima ley de muerte digna. Y no es que no me interese, y no es que no pueda pensar que se necesite una buena ley que regule situaciones límites. Creo sinceramente que hoy en día tenemos ya una posibilidad a través del Documento de Instrucciones Previas que adquirió carácter legal durante el primer gobierno de José María Aznar en el año 2002, y que permite a cada individuo mediante el llamado Testamento Vital definir lo que sería una muerte digna en determinadas circunstancias en el final de su vida. No quiero discutir si es el momento oportuno, o si se trata más de una estrategia para movilizar ciertas conciencias, y a la vez comprar la voluntad de futuros votos que hoy duermen en el limbo del descreimiento y la falta de ilusión ante una pésima gestión de gobierno.

He decidido que no voy a escribir sobre el conflicto del Aaiún. Sobre el dudoso papel de nuestro gobierno, del resto de países amigos del Sáhara, y de toda la comunidad internacional. No quiero opinar del ámbito de actuación de unos y otros y en especial de la Organización de Naciones Unidas. No me gusta el olor a compadreo que existe en todo esto para terminar sin hacer nada ante esta crisis y seguir prolongando un conflicto que lleva más de treinta y cinco años sin solución.

He decidido que hoy ignoro la fecha del calendario, que nada quiero saber de celebraciones fascistas, falangistas y retrogradas que conmemoran pasados ominosos y abominables. Nada quiero saber ni escribir de recuerdos dolosos, de infamias, ni de gente que se anclaron en un pasado negro de la historia de nuestro país.

He decidido que nada voy a decir del acuerdo de la OTAN de salir de Afganistán de forma y manera progresiva desde la próxima primavera del 2011 hasta finales del año 2014, de la decisión de abandonar un país que según la propia organización es estratégico para el resto del mundo. Ni tampoco voy a comentar las últimas declaraciones del Papa de Roma aceptando el uso del condón en aquellos casos que sea un paso para una moralización, un debut en la responsabilidad, y en aquellas personas que se prostituyen para evitar una contaminación.

Hoy es sábado y no quiero escribir sobre todos estos temas que terminan por amargarme, enfadarme y creando un principio de úlcera de estómago. Ya lo he dicho en varias ocasiones en este mismo lugar, no me gusta lo que veo, lo que escucho, lo que leo casi a diario. Reflexionar sobre todo esto y mucho más me genera un profundo malestar, mucho desasosiego y una absoluta frustración. Nada nunca es como debiera ser, todo está asentado al otro lado de la razón, lo fácil siempre es difícil y complicado, la mentira puede a la verdad, y nuestro mundo siempre está patas arriba. Seguro que soy muy básico, nada sofisticado en los planteamientos, me reconforto con mis principios y me acomodo en la simpleza.

Como hoy no quiero escribir, aquí termino. Me voy al sofá a tomarme una cerveza, a leer una novela, a esperar el inicio del partido de fútbol, y a jugar con mis hijos. Cualquier plan es bueno si termino el día y no me he cabreado, la semana próxima igual otro gallo cantará.

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domingo, 14 de noviembre de 2010

El Parlamentario Patrio


He leído hoy un artículo en Internet que comparaba la calidad oratoria de los parlamentarios y políticos españoles que hoy en día tenemos en nuestra democracia, con los anteriores a la Guerrea Civil y el periodo de la ominosa dictadura. La verdad es que no puedo estar más de acuerdo con la autora, María López, y es que perdemos por goleada.

No voy a plagiar el mismo, ni a repetir los clarividentes ejemplos que ilustran su artículo, pero tirando de las actas del Parlamento, lo que antaño eran casi perlas de la oratoria se han convertido en interpelaciones chabacanas y barriobajeras. Da igual de que orilla del río político vengan las intervenciones, es lo mismo que desde el gobierno o de la oposición, ninguna es buena, ninguna tiene la talla suficiente. Me imagino que como siempre hacer conclusiones de carácter general es meter en un mismo saco alguna brillante excepción, pero como en el fondo se trata de ver el nivel medio, los actuales no les llegan a la suela de los zapatos a sus predecesores.

Y no es difícil de entender, nada tienen que ver ni en formación humanista, ni en capacidad intelectual, ni en creación literaria, ni en profundidad de pensamientos. No son comparables los Zapatero, Pajín, Blanco, Rajoy, Sáenz de Santamaría, Montoro, con nombres tan ilustres como Azaña, Cánovas, Sagasta, Salmerón, Canalejas, Pi y Margall y muchos más. Es una lástima, pero es así, de donde no hay no se puede sacar y así nos luce el pelo a todos.

Creo además que la distancia se hace aún mayor si comparamos las sociedades de ambas épocas, el nivel de formación actual, el nivel cultural actual es mayor, es más amplio y de mayor calado que hace ochenta años. Nuestra sociedad ha evolucionado y estamos más formados y preparados que en los tiempos de las Repúblicas. Deberíamos ser aún más exigentes y reclamar de nuestros parlamentarios y políticos un mayor grado de calidad en intervenciones parlamentarias, discursos, declaraciones e incluso discusiones dialécticas entre contrincantes, se ha perdido incluso la capacidad de la ironía en el diálogo político.

O quizás lo único que ocurre es que han leído a Mark Twain, y están intentando hacer suya la ilustre frase del escritor que decía: “Es mejor tener la boca cerrada y parecer un estúpido, que abrirla y disipar la duda”.

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sábado, 6 de noviembre de 2010

Truco o Trato.


El año pasado, por estas mismas fechas, subí a la Cambra un comentario sobre la muerte del mito de Don Juan y Doña Inés la derrota de nuestra tradición ante una moda importada del mundo anglosajón. No tengo intención de ser reiterativo, lo dicho dicho está y no por pasado deja de tener el mismo sentido para el que aquí escribe. Dejemos a Don Juan y Doña Inés descansar en paz y pasemos página.

Cuenta la leyenda de origen celta que el malvado espíritu Jack O`Lantern deambulaba por los pueblos y aldeas de casa en casa la noche de Haloween solicitando truco o trato. La leyenda aseguraba que era mejor cerrar un trato por duro y costoso que fuese, pues de no aceptar, el espíritu realizaría truco maldiciendo la casa y a todos sus habitantes.

Hoy parto de esta invitación a elegir truco o trato para compartir mi punto de vista sobre lo que una vez más, cuando las elecciones autonómicas y municipales se acercan en el calendario, ocurre con Batasuna, ETA y el Gobierno de la nación. Todos sabemos que cuando ETA y su entorno necesitan financiación intenta a través de estas elecciones situar a sus peones en los ayuntamientos, para alcanzar así las partidas presupuestarias que el estado destina a los distintos partidos que logran representación en las instituciones municipales. Empiezan de esta manera una frenética actividad para alcanzar un trato con el gobierno de la nación, y da igual el gobierno porque todos han intentado sellar el mismo acuerdo para apuntarse el tanto del fin del terrorismo. Pero siempre tiene truco. Tiene truco por parte de unos y de otros, porque los primeros no tienen intención de dejar las armas definitivamente y porque los segundos sólo piensan en el rédito electoral que conseguirían para perpetuarse por más tiempo en el poder. Difícil es hacer tratos con trucos, misión imposible.

El problema es de toda la Nación y por tanto si estamos dispuestos a hacer un trato debería ser el Estado, y no los gobiernos, quien debería liderar la iniciativa para cerrarlo. Los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, a través de representantes permanentes, podrían realizar cualquier negociación o trato con la banda terrorista. No creo que sea tan complicado nombrar una comisión que represente al estado y a la sociedad, para que independientemente del gobierno de la nación pueda iniciar un proceso transparente y público, sin trucos, para terminar de una vez por todas con esta lacra social que desde hace más de cincuenta años nos amenaza, amedrenta y golpea donde más nos duele.

Fijen unas bases o unos mínimos desde los cuales se construya un trato, sean especialmente sensibles con las víctimas, en el respeto por los que más han perdido, exijan en nombre de todos y con el respaldo de todos que se cumplan los acuerdos, y a partir de ahí con luz y taquígrafos, sin prisa pero sin pausa, se establezca el proceso de la negociación. Mientras que no se alcancen los objetivos dejemos también trabajar a los gobiernos, apoyemos las políticas antiterroristas, dejemos que las fuerzas de seguridad del estado hagan su trabajo y golpeen las estructuras de la banda. El Estado no ha de tener prisa, si el trato se hace sin trucos tenemos las de ganar.

El problema siempre surge cuando los interés son particulares y no generales, ETA siempre hace malos tratos, siempre termina por filtrar y desvelar las negociaciones, chantajea para conseguir lo que no se puede dar, se aprovecha de la codicia de la otra parte, y una vez que ha conseguido su porción del pastel termina reventando los procesos y dejando a los pies de los caballos a todos lo que se han acercado con el objetivo de alcanzar un acuerdo, para continuar con lo único que saben y quieren hacer.

Creo que estamos muy cerca como sociedad de aceptar el trato, ya no queremos más trucos, pero creo que debemos exigir que el trato lo hagamos entre todos, en nombre de todos. Creo que es el único camino, ganamos todos, nadie en particular se ha de anotar el tanto, es un problema que nos afecta a todos por igual. Si lo entendemos así, si así lo planteamos el final del terror estará muy cerca, sólo nos deberíamos entonces asustar la noche de Haloween, sólo los espíritus herederos de Jack O’Lantern nos quitarán el sueño.

Yo elijo Trato, pero sin Truco.
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domingo, 31 de octubre de 2010

Miguel Hernandez- Nanas de la cebolla / J.M. Serrat



Este es un pequeño homenaje a Miguel Hernández, ayer se cumplían 100 años de su nacimiento.
El que fuera el "más genial epílogo" de la Generación del 27, así lo definió Dámaso Alonso, fue un poeta sencillo y emocionante, que supo como pocos hablar de la vida y el amor, de la guerra y la muerte.
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Miguel Hernández nació en Orihuela dentro de una familia humilde. Antes de participar en tertulias, publicar en revistas literarias, y dar recitales en el frente republicano, pastoreó cabras. Al terminar la Guerra Civil española fue encarcelado. Murió en la cárcel de Alicante en 1942, a los 32 años.
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Llegó con tres heridas: La de la vida,la del amor, la de la muerte.
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sábado, 23 de octubre de 2010

Sevilla



Estoy enamorado de su luz, de su olor, de sus rincones, de sus calles, de su plaza de toros, de la Torre del Oro, de la Giralda y su Catedral. Me estremezco de emoción cuando entro desde los Reales Alcázares, a través del patio de Las Banderas, en el callejón del Agua, en la Judería. Me vuelve loco pasear por las callejuelas del Barrio de Santa Cruz, me emociono como un adolescente enamorado en Triana, disfruto como en pocos sitios paseando por el Parque María Luisa y por la Plaza de España.

Por motivos de trabajo he pasado tres días en Sevilla esta semana, y como ya he dicho me declaro públicamente enamorado de esta ciudad. No soy capaz de trasladar a través de las palabras los sentimientos que produce en mí pasear por ella a cualquier hora del día de la noche. Cada vez que he ido he descubierto una ciudad nueva y distinta, cada vez que me he perdido por sus calles he vivido una ciudad diferente, y siempre vuelvo con el mismo sentimiento de añoranza, de querer volver para quedarme.

En esta ocasión he tenido la posibilidad de cenar una noche en el restaurante Abades Triana, al píe del rio Guadalquivir, en frente de la Torre del Oro y con unas vistas impresionantes de la Catedral. Un espectáculo único, lo de menos fue la cena, lo que realmente es impagable es disfrutar de la vista privilegiada que desde allí se disfruta a través de sus ventanales. Hay cosas que uno se tiene que regalar al menos una vez en la vida, y creo sinceramente que esta es una de ellas.

Pero si de aquí salí impresionado, aún quedaba una experiencia cuanto menos igual que esta o incluso mayor. Al día siguiente en un recorrido por la ciudad, disfrazado de juego para enseñar las distintas maravillas a compañeros de otros países que allí nos hemos concentrado, paramos a media tarde para tomar una copa, en mi caso siempre un Gin Tonic, en la azotea de uno de los hoteles más cool de la ciudad. La terraza del Hotel EME Catedral de Sevilla es única por su ubicación, a espaldas de la Catedral, en la calle Alemanes, con la Giralda pegada a la fachada del hotel, te ofrece un espectáculo incomparable. Si ya a esas horas la impresión es mayúscula, me imagino que en una noche de primavera, en esa misma terraza, con la Catedral iluminada, y con el embriagador olor a azahar que la ciudad de Sevilla te regala, la experiencia ha de ser casi mística. Sinceramente lo recomiendo con la misma intensidad, seguridad y convencimiento de que yo he de volver, no se que primavera, para regalarme tan exquisito placer.

No lo puedo esconder, no lo voy a negar, si alguna vez me pierdo y de mi no volvéis a saber, ir a buscarme a Sevilla, seguro que me encontráis sentado en esa azotea con mi Gin Tonic en la mano, la mandíbula caída, la mirada perdida, extasiado en un placer rayando el onanismo y autista del resto del mundo.

domingo, 10 de octubre de 2010

Un paseo entre las nubes


Salir a pasear por la Sierra de Guadarrama es un placer que está al alcance de todos, no necesitas nada más que la voluntad de madrugar, un equipo muy básico de montaña, más o menos tres o cuatro horas desde que sales de casa, una buena compañía si no quieres ir sólo, un conocimiento básico de todas las rutas posibles y especialmente las ganas de disfrutar de un regalo de la naturaleza que muy poca gente sabe y quiere apreciar.

Sé que soy un privilegiado por vivir muy cerca de esta maravilla de la naturaleza, además tengo la virtud o el defecto de dormir poco y madrugar no es un problema, cuento con la mejor compañía posible para estos paseos, y disfruto especialmente de todo aquello que tiene que ver con la majestuosidad que la sierra de Madrid nos ofrece.

Esta mañana he salido sin tener muy claro cual iba a ser la ruta a seguir. Subimos al puerto de Navacerrada y empezamos a andar sin prisa por el camino Schmidt. Antes de llegar al collado Ventoso seguimos la senda de Cospedes hasta alcanzar el puerto de la Fuenfría, deshicimos camino por la carretera de la República y en bucle entramos de nuevo en el camino en sentido subida desde Cercedilla, para llegar esta vez sí al collado Ventoso y volver al puerto.

Entre pinos silvestres, helechos, piornos, retamas, y rocas de granito ha transcurrido el paseo. Un poco de esfuerzo en tramos cuesta arriba que sirven para pelearse con uno mismo y pensar que a ciertas edades uno todavía puede pedirle a este cuerpo que sufra lo suficiente como para no aceptar de buen grado el paso de los años y la falta de energía que acompañaban en décadas pretéritas. Un día gris, ya fresco en estas altitudes, sin aguaceros, combinando el gris de los cielos con algún despertar de luz entre las nubes. Una buena conversación mientras el resuello lo permitía, pocos encuentros con madrugadores paseantes como nosotros, silencio mucho silencio, y un inmenso placer que penetra en uno a través de los sentidos: la vista siempre espectacular de un inmenso paraje regalo de la sabia naturaleza, el oído de un silencio repleto de ruidos inusuales, el tacto de la vida vegetal, el olfato de olores llenos de humedad, de matices exclusivos de madera, tierra, y plantas.

Disfrutar de todas estas sensaciones no es un placer exclusivo, todos podemos adueñarnos de un trocito de esta sierra que tan cerca tenemos y tan poco valoramos, tan poco disfrutamos. Sólo es necesario un poco de esfuerzo en lo personal, pero realmente tan grande es la recompensa que el balance siempre es positivo. Sólo pido un favor, cuando te decidas a hacerlo respeta lo que allí te vas a encontrar, disfruta de su majestuosidad e intenta que tu paso por ella sea inédito, para que perdure año tras año por el resto de los tiempos y así cada vez que volvamos recibamos al menos el mismo regalo que hoy te puedes encontrar.
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domingo, 3 de octubre de 2010

La Flor de la Pasión


Como cada noche se acercaba caminando ya pasadas las doce hasta la “Flor”. Hacía frío, el invierno estaba siendo uno de los más duros de los últimos años. Para ser un lunes del mes de febrero, y a pesar de las horas, en las cercanías de la Plaza de España se podían aún ver algunos rezagados del final del día, un reducido grupo de indigentes acercándose a las puertas del metro para buscar cobijo en una noche heladora, y un goteo incesante de coches transitando por la Gran Vía.

Andaba despacio, sintiendo sus lentos pasos resonar en el silencio de la noche que cubría como un manto la calle Leganitos. Las manos en los bolsillos de su ajado abrigo que le cubría hasta las rodillas su traje de alpaca gris con brillos que cada noche vestía para acudir a la cita con la única familia que había tenido. El cuello del gaban subido hasta rozar sus orejas, y en la cabeza su antiguo sombrero negro de fieltro. Sus zapatos de piel fina de cocodrilo, sin apenas ya tacones y con algún que otro agujero en la suela de ambos por el uso diario desde hacia tanto tiempo no le protegían del frío helador de aquella noche.

Miguel pasó por delante de la puerta cerrada de la comisaría de la Policía Nacional. Por las horas y seguro que más por el frío de aquella noche no había ningún policía apostado de guardia en la entrada, las tristes luces del interior se veían a través de los sucios cristales y a penas un murmullo de voces apagadas traspasaba la frontera con la calle. Continuaba su pausado andar calle abajo ya muy cerca de su destino final. Estaba seguro de quien sería su compañía una noche más. Allí estarían todos, los mismos parroquianos de siempre y el plantel de aquel reducido grupo de mujeres que hacía ya algunos años habían dejado atrás la edad de la frescura juvenil y la lozanía de sus cuerpos.

No le cabía la menor duda, sabía que según entrase por la puerta y bajase los peldaños de la escalera vería en la misma mesa del rincón a Don Orestes, funcionario ya jubilado del Ministerio de Cultura, leyendo un ajado libro sobre la vida y milagros de sabe Dios que héroe de la antigua cultura griega. Con su inseparable vaso ancho de Pilé 43, con un solo hielo, y la pajita con la que sorbo a sorbo iba dando cuenta de su única consumición que estiraba en el tiempo hasta la hora de volver a casa. En la barra, y más pegado que sentado en la banqueta, consumiendo whisky tras whisky, siempre de importación y de calidad variable dependiendo del peculio disponible, estaría Ernesto, único sobrino nieto y heredero universal de un capital ya agotado en su principal hace varias décadas de Don Tomás, antiguo propietario del edifico cuyos bajos ocupaba La Flor de la Pasión. Ernesto cincuentón solitario y amargado, alcohólico convencido, maltratador de una delicada mujer, amor de su niñez y nieta de un íntimo amigo de Don Tomas, que pidió el divorcio harta de recibir paliza tras paliza cada noche desde que él fuera despedido de la inmobiliaria donde trabajaba como agente comercial hace ya más de cinco años, y el alcohol se convirtiese en su única razón para vivir y soportar una existencia plagada de fracasos profesionales. Delgado hasta el extremo, siempre con barba canosa de varios días, de tez amarillenta, pelo engominado con la propia grasa producida por la falta absoluta de un aseo generalizado, de mirada torva, y siempre hiriente con la palabra y en el trato con las chicas de La Flor. También andaría por el local Eugenio, un joven de edad indefinida, más cerca de los treinta a estas alturas de su vida, callado siempre por pura timidez, cliente asiduo desde que conoció una noche de borrachera y de loco desenfreno casi a la hora del cierre a Martita, la última adquisición de Flor como chica de compañía de sus fieles clientes. Eugenio se enamoró perdidamente de aquella ninfa gallega, llegada de una aldea de Ourense huyendo de una vida repleta de hambre, sin sabores y desgracias desde su más tierna infancia. Como Miguel bien sabía, Eugenio le iría a recibir nada más traspasar las cortinas granates de terciopelo, decoradas con manchas de distinto tamaño y solera. Se pegaría a él durante el tiempo necesario hasta que le pagase un cuba libre bien cargado de cualquier ron con el que aguantar la noche y así mantener intacta la ilusión de terminar una velada más compartiendo catre en la pensión con el único amor de su vida. Todos en La Flor sabían que Eugenio frisaba el límite mental que separa a los retrasados del resto de la humanidad, incluso Martita, aún sabiendo de sus limitaciones, actuaba y se relacionaba con él más desde la compasión que desde el ejercicio de la profesión a la que se dedicaba desde muy temprana edad.

Por último y más tarde que él llegaría Jaime “el Barreiros”, camionero de profesión, asiduo las noches de los lunes, jueves y sábados, siempre que llegaba de vuelta a Madrid desde alguno de los destinos donde transportaba los portes que le contrataban desde alguna de las fábricas de componentes para automóviles en los polígonos del extra radio sur de la capital. Hombre soltero, corpulento, rudo en sus ademanes, sin dobleces, generoso con las chicas, fanfarrón con el que le ponía oídos cuando relataba sin perjuicios las odiseas de una vida entera en la carretera, gran bebedor e imposible de agotar en las horas que caminan de forma inexorable hasta al amanecer. Capaz de no dormir y emprender viaje a la mañana siguiente después de devorar pantagruélicos desayunos en cualquier tasca o bar de los polígonos donde aparcaba su viejo Volvo a su llegada a Madrid.

Todos ellos eran la clientela fija, los asiduos compañeros de cada noche, los amigos seguros que nunca faltaban a la cita. De vez en vez entraba algún despistado noctámbulo en busca de una última copa, o de una esporádica compañía para terminar la noche y no despertar a la mañana siguiente en soledad y con las nauseas producidas por el exceso del alcohol consumido.

Pero Miguel sabía que la verdadera razón por la que acudía noche tras noche a aquella cita, la razón por la que después de cenar, asearse, y vestirse con su único traje emprendía su paseo nocturno hasta el número tres de la calle Leganitos, no era otra que acudir a su encuentro con Flor. Mejor dicho con ella y con sus chicas, y también porque no reconocerlo con sus correligionarios devotos todos ellos de aquel bar de la noche donde el amor, la amistad, la camadería compartían a partes iguales con los más bajos instintos y sentimientos las horas hasta un nuevo e irremediable amanecer. Todos ellos eran su familia, y si el grupo variopinto de fijos no tenía desperdicio, ellas no les quedaban atrás. Flor, la dueña del local y alma que fue de la noche de Madrid, regentaba aquel garito desde hacia ya más de veinte años. Miguel la conoció cuando recién llegada al mismo nadie sabe muy bien desde donde, se había convertido en la reina del lugar. De una belleza demoledora, devastadora, sensual en las formas y en los modos, arrebatadora y hechicera había enamorado a medio Madrid noctámbulo de aquella época y engatusado a la otra mitad. Su verdadero nombre era Angustias, pero comprendió a la primera que en aquel lugar nunca haría carrera respetando la voluntad de sus padres a la hora del bautizo y se apropio del gentilicio del local que la haría la más famosa musa de la noche de la capital. En pocos años desde su llegada se hizo con el control absoluto del garito y al cabo de otros pocos le compró la propiedad del mismo al antiguo dueño, un mafioso barriobajero venido a menos por las deudas y el consumo indiscriminado de cocaína en noches de vicio y desenfreno. Flor había sabido manejar el negocio y aunque las nuevas modas habían ido mermando su resplandor y clientela, mantenía todavía hoy los suficientes ingresos como para vivir de la noche y mantener abierto el que había sido el local de referencia en las noches más locas de esta ciudad. Con Flor trabajaba aún Julita, encargada del guardarropa, de edad ya muy avanzada, enjuta, pero igual de pizpireta que cuando tenía a penas veinte años y entró en el local para vender tabaco de importación y extra perlo a lo más granado de la noche. Fiel compañera y amiga que había sabido estar siempre al lado de su jefa, en los mejores y en los peores momentos del negocio, ayudando en todo y siempre con la mejor predisposición y sonrisa. Jamás se casó, jamás se le conoció varón y alguna mala lengua del lugar señalaba como razón que se había enamorado de la Diva nada más verla atravesar la puerta del bar una mañana de otoño hace ya muchos años.


El resto del grupo lo componían Martita, la última en sumarse, Rosa y Leonor. Estas dos, ya veteranas, habían llegado prácticamente a la vez, poco más de un mes había separado su entrada en La Flor. Llevaban casi diez años formando parte del cuarteto que atendía noche tras noche a la clientela del local, desde la barra, atendiendo las mesas, haciendo compañía a sujetos solitarios, lidiando con borrachos babosos y tocones, despachando a clientes rezagados, y aliviando con actos pagados y a la carrera necesidades de la lívido contenida, en un cuartucho pegado al almacén en el interior del local. Ambas dos guardaban para ellas recuerdos poco confesables, mil arañazos en sus almas y más de una cicatriz en sus cuerpos producidos por amantes y chulos proxenetas que habían intentado vivir a su costa.
 
Miguel estaba casi en la puerta de La Flor de la Pasión. Una noche más dentro todos esperaban su llegada, una noche más cada uno de ellos confiaba en verle entrar, despacio, despojándose de su sombrero con el mismo pausado movimiento, quitarse el abrigo, dejarlo sobre el mostrador del guardarropa y con el mismo ademán de cada noche estirarse después la chaqueta de su traje, asegurar el nudo de su corbata y encender allí mismo el primer cigarrillo que Julita le ofrecía desde hace ya casi una vida. Todo debería ser igual que cada noche desde hace ya muchos años pero un ruido seco rasgo el silencio de la noche, un pequeño estruendo inundó el callado sonido del silencio. Miguel no atravesaría el umbral de la puerta de La Flor de la Pasión, yacía en el suelo a penas a medio metro de distancia de la que él consideraba su casa, donde le esperaba la que él consideraba su única familia, donde cada noche le esperaba su único amor.

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La Residencia de Estudiantes


El pasado viernes 1 de Octubre se cumplió el primer centenario de la Residencia de Estudiantes. Fue fundada por la Junta para la Ampliación de Estudios en 1910 como producto directo de las ideas renovadoras que había iniciado en España Francisco Giner de los Ríos con la fundación en 1876, junto con Teodoro Sainz Rueda, Gumersindo de Azcarate y Nicolás Salmerón entre otros, de la Institución Libre de Enseñanza, al separarse de la Universidad Central de Madrid para defender la libertad de cátedra y negarse a ajustar sus enseñanzas a cualquier dogma oficial en materia religiosa, política o moral, tras la puesta en marcha del modelo político de Cánovas en 1875.

Desde su nacimiento La Residencia fue el centro neurálgico de la cultura de este país es sus diferentes épocas. En la primera de ellas coincidieron tres de las más importantes figuras de la cultura española del siglo XX: el cineasta Luis Buñuel, el poeta Federico García Lorca y el pintor Salvador Dalí. A este grupo de amigos hay que añadir el del ingeniero Pepín Bello uno de los más longevos habitantes de la institución. Entre residentes e invitados asiduos por ella han pasado lo más granado de nuestra cultura del siglo pasado: Jorge Guillén, Severo Ochoa, Miguel de Unamuno, Manuel de Falla, José Ortega y Gasset, Pedro Salinas, Blas Cabrera, Eugenio d’Ors, entre los primeros y Rafael Alberti, Juan Ramón Jiménez, Gerardo Diego y tantos otros entre los segundos.

Creo que nunca ha existido en lugar alguno una mayor concentración de intelectuales de las distintas disciplinas que forman el vasto mundo de la cultura, al menos en nuestro país. Creo que ésta debería ser un lugar de culto, una visita obligada para todos, para poder respirar seguro un aire exclusivo, único, con una concentración infinita de conocimiento y arte por milímetro cúbico.

Siento una nostalgia imposible, una envidia maledicente, una frustración impropia de alguien que por edad y nacimiento nunca podría haber compartido unas vivencias únicas y exclusivas de unos pocos. Fantasear e imaginar son ejercicios que uno puede desarrollar hasta extremos ilimitados, y en esos sueños que uno tiene despierto acaricia la falsa realidad de haber compartido tan sólo un pequeño ápice de aquella vida impregnada de liberalismo, de modernismo, de nuevos movimientos culturales, de respeto y admiración. Si existe un privilegio en esta vida que realmente te hace un ser distinto e inmensamente rico en el plano intelectual y espiritual, en el plano de lo intangible como ser humano, este es el del conocimiento, y no existe mejor manera para aumentar tan preciado tesoro que compartir e intercambiar con lo más granado del mundo de la cultura las ideas, las obras, los hechos, los avances, las tendencias y la expresión personal de la creación individual de las artes.

Para aquellos que admiramos sin límites el mundo intelectual, La Residencia debería ser un centro obligado de peregrinación. Debemos alegrarnos de que después de un siglo siga aún viva dando cabida a los artistas de hoy, albergando todo tipo de actos culturales, reuniendo entre sus paredes lo mejor de cada una de las disciplinas que configuran nuestro bagaje cultural, de todos los que en el mundo entero dejan nuestra huella y señal de identidad como país que está y debe permanecer en la vanguardia de un mundo que crean unos pocos para el deleite de todos.

Desde este blog me sumo a los homenajes y al reconocimiento que en estos días se celebran de lo que yo denominaría como la verdadera Casa de la Cultura.

domingo, 26 de septiembre de 2010

Hilario Camacho-Tristeza de amor


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Bajo el tejado de cristal
duermen el odio y la pasión
sueños de Gloria y de poder
calman su gris desolación.
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Tristeza de amor
un juego cruel
jugando a ganar
has vuelto a perder.
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Son muchos los que mienten
para resplandecer
pagando por su vida
un interés.
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Tristeza de amor
un juego cruel
jugando a ganar
has vuelto a perder.
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Son muchos los que no lloran
ni aman de verdad
son máscaras que ocultan soledad.
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Son muchos los que lloran
el llanto y el amor
matan el cariño
abusan del dolor.
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Tristeza de amor
un juego cruel
jugando a ganar
has vuelto a perder.
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domingo, 12 de septiembre de 2010

Dos frases



“Ayer es historia, mañana es un misterio, hoy es un regalo”.
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No sé porque, ni porque no, pero hay veces que cuando me cruzo con alguna frase entre todas esas cosas que leo no puedo olvidarlas. Se esconden en una pequeña parcela de mi mente y tampoco sin conocer el motivo vuelven a mi en estado de martillo pilón golpeando mi consciencia una y mil veces. Esta que he apuntado como inicio de este escrito no sé a quien corresponde. Recuerdo haberla leído un día trasteando por el universo de blogs que colonizan la red de redes. Seguro que llamó con la aldaba de la mística en la puerta de mi alma, entró en mi, se acurrucó en un recóndito rincón de mi estrecho cerebro y desde allí hoy ha vuelto a la vida para invadir el diminuto espacio de luces que aún mantengo entre la niebla y la negra espesura de células muertas que componen una masa gris, ya casi negra, anquilosada y en estado de semi parálisis permanente.

Lo realmente importante no es lo que mi cráneo protege de escaso valor intelectual por cierto, lo realmente importante es, sin duda, lo que la suma de once palabras puede ofrecer cuando éstas ocupan el sitio adecuado, con la cadencia precisa y el significado obligado. Si además se adereza con un poco de misterio y ambigüedad necesaria consiguen al menos el resultado esperado de atormentar al lector de la misma cuando intenta proyectarla en su propia experiencia vital.

No es cuestionable que el día de ayer forma ya parte de la historia de cada cual, incluso el segundo ya pasado se aloja de forma inmediata en el plano temporal de lo que ya se ha vivido, del tiempo sin retorno, del equipaje de la vida de un viaje ya realizado. Es menos cuestionable el halo de misterio de un mañana incierto, aunque próximo en el tiempo es un futuro por descubrir. La vida nos puede cambiar en un segundo: el azar, el destino, la casualidad, o porque no la predisposición natural hace que los siguientes renglones del libro de la vida sean derechos, torcidos o te encuentres con el punto y final. Un misterio que permanentemente está por resolver, un misterio que se descubre sin pudor en el siguiente segundo de la existencia. Pero lo más cierto es el regalo del hoy. El regalo de la vida, un presente permanente, un tesoro de incalculable valor, lo único que realmente es nuestro, lo único que realmente nos pertenece, lo único que se renueva con la inmediatez de un latido, que nace y muere en miles de millones de medidas temporales infinitesimales y que aspiramos a proteger durante más tiempo aún del deseado.

Soy conocedor de mi pasado, atisbo mi futuro con respeto e incertidumbre, y disfruto mucho menos de lo que debería de mi presente.
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“Algún día, en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y esa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas”

Esta si tiene dueño conocido, Pablo Neruda, y vaya señor de tan incalculable valor en el mundo de las letras. Sinceramente ha convivido conmigo poco tiempo, ayer mismo la encontré y ha sido la responsable de sentarme ante el ordenador para compartirla junto con mis comentarios.

Todavía ando yo por el camino que me ha de llevar a encontrarme conmigo mismo, todavía no he alcanzado la meta que me permita saber si ha de ser la hora más feliz o amarga de mi existencia. Alguna vez he tenido algún conato de sentir que ese era el momento más cercano de adivinar si lo que ya había vivido arrojaba un saldo positivo, o si muy al contrario el debe negativo podía arruinar el largo caminar de mi vida. Fui indulgente en cada momento e incluso un poco hipócrita, y deje para más tarde el balance de mi existencia con la consciente excusa que el camino aún por recorrer era largo, y ya habría momentos para enmendar lo peor y así conseguir un resultado al menos apañado y más próximo a la felicidad que a la amargura de un fracaso más que rotundo.

En esas continuo, dejándome arrastrar, con la conciencia que el tiempo del mañana se reduce, que enmendar los errores cada vez será más complicado, que el tiempo disponible es finito, y que si las alforjas las cargo con un peso excesivo de malas experiencias, el balance final dolerá sin remedio. He de compensar muchas cosas y quizás sea bueno que empiece hoy mismo con ello. Aspiro, como creo que todos, a que en el momento del reencuentro si ha de doler, que al menos el trago sea lo menos amargo posible.
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Yo, pido perdón.


Yo, Jorge Martínez Beneyto, mayor de edad, muy mayor de edad, pido perdón.

.Pido perdón a todos y casi por todo. Pido perdón porque no se me ocurre otra cosa que hacer, no voy a cambiar ya a estas alturas de mi vida, transcurridos ya los suficientes años para reconocer que siendo como soy poco más queda por hacer que reconocer que soy un hombre de otra época, de otro momento y no sé si de otro país, otro pueblo y otra cultura.

Pido perdón por anacrónico, por inadaptado social a los momentos que vivimos, por delincuente en potencia, por anti sistema, quién me lo iba a decir a mí que siempre pensé que estaría en la zona más moderada de esta o de cualquier otra sociedad fuese cual fuese el modelo. Pido perdón, no puedo hacer más, no quiero hacer más, reconozco en público mis peores pecados, pero no esperéis de mi persona un acto de contrición, ni me arrepiento ni cambiaré mis principios, mis ideas, mis pensamientos, ni mis sentimientos.

Pido perdón por no tener un Ipod, Iphone, o Ipad. Por no conocer lo que es una APP, por no estar dado de alta en Facebook, linkelind, ni ninguna otra red social. Pido perdón por ser casi un analfabeto tecnológico, por utilizar una mínima parte de lo que Internet nos ofrece, pido perdón por no aspirar a tener un ebook, ni tabletas electrónicas parecidas, pido perdón porque pocas cosas me gustan más que comprar libros, manosear sus páginas y leer casi de forma frenética todos aquellos que compro o me regalan, buenos o malos, novelas, biografías o ensayos. Pido perdón por creer y entender que un ordenador es una herramienta de trabajo y como mucho una herramienta de comunicación con el resto de los hombres y mujeres de este tiempo. Pido perdón porque nunca he jugado con una Play, ni con la Wii, ni con ningún dispositivo de los que existen en el mercado y creo que son innumerables. Pido perdón porque para mí, la televisión sirve para lo que servía hace muchos años y no para todo aquello que ahora puedes hacer o dicen que puedes hacer. Pido perdón por haber llegado tarde y no saber adaptarme a un mundo nuevo de posibilidades y de nuevos desarrollos tecnológicos.

Pero aquí no queda la cosa, también he de reconocer en este acto de sinceridad y laceramiento personal, que me gusta un modeló de vida políticamente incorrecto para estos momentos sociales. Me gusta el buen yantar, me gusta el vino y claro está que las mujeres. Me gusta disfrutar de vez en vez de un cigarro habano, y sin ser un experto en ello a estas alturas de mi vida puedo diferenciar entre sus vitolas y sus maridajes, elegir con cierto tino el más conveniente para distintos momentos del día. Pido perdón porque me gustan los toros, más activamente en el pasado pero sin renunciar de ello en estos días, me gusta el fútbol y para mayores males soy del equipo más incorrecto el Real Madrid. Me gustan los buenos Hoteles y los mejores restaurantes, el buen vino, el buen jamón y todo tipo de manjares, aunque lógicamente mi economía da para muy poco de unos y de otros, me gusta el lujo de forma moderada, la ropa cara y los relojes más que a un tonto una piruleta. Pido perdón porque así sólo puedo aspirar a ser un inadaptado y un anti sistema, un anacrónico y vivo con un anhelo constante de otras vidas, de otros momentos. Pido también perdón por leer prensa poco progresista, la compagino con el resto y he descubierto que en esta pluralidad que mantengo soy capaz de encontrar verdaderas joyas de la escritura periodística, así como suplementos tan excelentes como el Cultural del ABC. Disfruto con el ejercicio de la comparación, el análisis y la conclusión personal de lo que son las distintas realidades interesadas. A modo de ejemplo, en estos días he disfrutado con una polémica surgida por las memorias y el diario personal de Niceto Alcalá Zamora, primer presidente de la II Republica de España, y sólo he podido encontrar esta información por mi afán de mantener un criterio abierto a la hora de elegir y comprar los periódicos cada día.

Pero voy mucho más allá y me declaro delincuente en potencia, y por ello también vuelvo a pedir perdón. Fumo, me gusta fumar, y hoy ni quiero ni me he planteado dejarlo. La nueva ley del gobierno va ha convertir en delincuentes a millones de españoles. Lo siento estoy convencido que incumpliré en más de una ocasión la ley. Aunque intento ser respetuoso con el que no fuma, ni conozco el proyecto de ley ni voy a perder ni un solo minuto en leerla, por lo tanto asumo que el desconocimiento de la norma no exime legalmente del cumplimiento de la misma, con lo cual declaro públicamente que seguramente y ante las más que extremadas restricciones que recogerá dicha ley, delinquiré en variopintas ocasiones. También me gustan los coches, la velocidad y conducir por en cima de los límites permitidos. Ya he sido multado y he perdido algún punto por ello, no sé si más de los que a día de hoy soy consciente, pero he pagado mis multas religiosamente y me mantengo aún dentro de la ley, con el estigma social del asesino en potencia que puedo llegar a ser por conducir como lo hago. Vaya en mi defensa que jamás he dejado que el coche me dominará, que siempre voy con los cinco sentidos puestos en la conducción, que nunca he hecho ninguna maniobra que haya puesto en peligro ni mi vida, ni las de mis acompañantes, ni mucho menos del resto de automovilistas que coinciden en mis trayectos por la carretera. Conducir rápido no es sinónimo de temerario, son cosas diametralmente opuestas, aunque nos vendan cada día lo contrario. No entiendo porque hace unos años podía pasar con mi coche por los mismos tramos por los que hoy conduzco a velocidades tan dispares, aún menos cuando las máquinas están mucho más perfeccionadas y las mismas carreteras han mejorado una enormidad en su asfaltado, trazado y visibilidad.

Seguramente omito aquí muchos más pecados, no quiero aburriros con todos los que seguramente peco a diario. No me considero mal tipo, aunque es verdad que uno es indulgente siempre consigo mismo. Sé que con lo que hago puedo molestar, por ello reitero mis más sinceras disculpas, aunque sin duda alguna también solicito que me respeten por como soy, y que cada cual ejerza el derecho a la libertad individual. Yo prefiero respetar la pluralidad y si hay algo o alguien que no me gusta, pues a otra cosa mariposa.
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viernes, 27 de agosto de 2010

Mi vida es puro Facebook. (Antonio Martínez Beneyto)


Mi vida es puro Facebook. Cuando encuentro novio, y la verdad es que últimamente me cuesta poco, lo primero que hago es poner una foto de él para que mis cientos de amigos de la red puedan conocerlo. Si voy a una fiesta fashion hago decenas de fotos con mi blackberry y las cuelgo. Mis viajes, mis reuniones familiares. Utilizo todas las aplicaciones posibles: el hada mágica, la carta del Tarot, Farmville, horóscopo, en qué país deberías vivir, que famoso es tu pareja perfecta, entre otras quinientas.

Si quiero leer un libro, encuentro la mejor de las recomendaciones. Si quiero ir a una discoteca, puedo conseguir hasta entradas gratuitas. Oferta de viajes, de restaurantes, hoteles y spas.

Estoy al día de la vida de mis amigos y amigas, así como la de todos los famosos de los que soy fan acérrima. Si tienen niños, si se casan o separan, si tienen perro o gato. Es fantástico, vives tu vida, la de los vecinos y la de miles de personas.

Por las mañanas, cuelgo mis pensamientos y mis comentarios, y después paso a buscar novedades entre mis amistades. Por la tarde, enciendo el “Sálvame” y comento todo lo que dice la Esteban desde una perspectiva sarcástica. A mis amigos les encanta. Me puse un icono de esos que es una mano con el pulgar levantado hacia arriba y que debajo pone “me gusta” y la verdad, y no quiero presumir, pero que todos los días, excepto el domingo que no está el programa, puedo recibir una media de unos cincuenta “me gusta”.

Las siete noches de la semana las dedico a navegar, me dejo llevar y voy rejuveneciendo mi cantera de contactos. Además, hay algunos chicos y chicas que ponen fotos muy picantes. Lo que os decía, es un lujo. La vida de gente de todos los países, ahí puesta para que tu la puedas conocer.

Hay personas, a las que no conoces nada más que de enviarte comentarios, que tienen un nivel impresionante. Unas casas, cochazos, fotografías de países maravillosos. Parecen casi más anuncios que la realidad en la que vivo. Fijaos, lo que os voy a contar, entré en contacto con un ruso que me pagaba el viaje a su país y me ofrecía trabajo como modelo. ¡Qué simpático! Pero me dio un poco de vergüenza. Además, con el trabajo que me da el Facebok; el tiempo que necesito para mandarles correos a mis contactos; las horas que paso buscando nuevas amistades; utilizando las aplicaciones; viendo fotos de los demás, que ya no me queda minutos en el día para nada más. Incluso decidí dejar el trabajo para poder ser una buena anfitriona de la red. Es que mi vida es puro Facebook.

domingo, 15 de agosto de 2010

La cásida de la princesa. (Antomio Martínez Beneyto)


Ni triste, ni leches. Esta princesa jacarandosa disfruta de sus vacaciones en su playa privada. No sufre porque derrocha dinero, amistad y belleza. Aletargada por el calor se deja mecer en la orilla por las olas. Mediterráneo forjado en miles de culturas; esculpido a base de cruentas batallas; recordado en innumerables obras de arte.
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Siete guardianes como los siete arcángeles del Corán la guardan a buen recaudo. Para su padre ella es su mejor tesoro. La educó a medio camino entre Oriente y Occidente; consiguió conformar en ella un gusto refinado por las bellas Artes; la alentó para que desde corta edad descubriera los beneficios de la competición deportiva.
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Ni triste, ni leches. Esta princesa disfruta de cada uno de los segundos que Alá le proporciona. Un verano de descanso después de terminar su carrera en “la Sorbona”. Acompañada de amigos y amigas que gozan de la hospitalidad del jeque. Fiestas, yates, cenas y paseo a lomos de puras sangres árabes traídos, entre algodones, a nuestro país. Días interminables de compras, noches agotadoras en las mejores discotecas de la costa.
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Ni triste, ni leches. Esta princesa jolgoriosa disfruta en la playa privada con los sables de sus guardaespaldas. La hacen sentir plena en continua comunión con la naturaleza. Goza, llora de placer, siente tocar el cielo con cada uno de los poros de su cuerpo. Ellos vuelcan toda su energía en servirla y en disfrutar. Tocar, mirar, compartir, sentir.
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Ahora si está triste la princesa. El verano murió partido por un rayo. El jeque se enteró de los juegos playeros de su primogénita. Se acabaron las compras, las fiestas y los paseos en barco. Los siete sables descansan desinflados sobre la arena. Ella volvió a su país cubierta de una mazmorra textil de color negro dispuesta a entrar en una habitación en palacio bajo la promesa paterna de que no volvería a salir.
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Pero que leches. La princesa se recuperará de la tristeza, su padre le volverá a otorgar la gracia de su libertad, y encontrará otros siete guardianes con los que jugará en alguna playa privada bañada por el Mediterráneo.
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sábado, 14 de agosto de 2010

Señor: ¡Ya que me has quitado las fuerzas, quítame las ganas!



Este es el epílogo de un chiste que me contaron hace algunos años y que me hizo mucha gracia. Lo recuerdo en infinidad de ocasiones. El lamento de un viejecito decrépito que alzaba su voz al cielo y se quejaba ante Dios solicitando justicia divina. Reclamaba que se diera el equilibrio justo entre la falta de fuerzas entre su ya ajado cuerpo y el desenfreno de una libido que no se había visto reducida, si no muy al contrario aumentada y multiplicada hasta el infinito.
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Pues este es mi ruego en estas fechas. Ya que me has quitado las fuerzas, quítame las ganas. Y no hablo de sexo, el pudor y la vergüenza me impediría siempre hablar de mis más íntimos instintos y sentimientos. Como en el mes de febrero, cuando compartí ya una queja por la falta de inspiración que entonces me invadía, llevo mucho tiempo sin ser capaz de hilvanar cuatro palabras seguidas con cierto sentido y criterio. Estoy sin fuerzas, pero con muchas ganas de sentarme a escribir, de contar alguna cosa de cierto interés, de participar en el torrente creativo que envidio de ciertos amigos con una capacidad ilimitada y diaria de crear y regalarnos sus relatos para nuestro deleite y disfrute personal. Estoy más seco que las uvas pasas.
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Esta tarde me he hecho el firme propósito de terminar aunque sea un mal escrito para vencer la pereza, para triunfar sobre la desidia, para forzar el engranaje neuronal y terminar por vomitar algo para subir al blog y no dejarlo morir por inanición. He preparado un ambiente idílico de escritor trasnochado. A mi lado tengo el tabaco, un romanticismo mal entendido siempre me ha hecho relacionar los grandes escritos con montañas de colillas de cigarros consumidos en el desenfreno de la escritura; un gin tonic, el alcohol otro componente intrínseco de las grandes figuras literarias imaginadas e idolatradas en el mundo de mis fantasías, música de fondo, y el más cómodo de los desaliños en las vestiduras. Si esto no es provocar y llamar desesperadamente a las puertas del burdel de las musas, poco o nada me queda ya por inventar. Lo peor de todo es que terminaré la tarde con un tremendo dolor de cabeza producido por el exceso del tabaco, el alcohol y la desesperación por no estar conforme con nada de lo que escriba, y algo parecido a una insatisfacción y frustración tremenda por no ser capaz de aportar nada mejor de lo que aquí resulte al mundo de la creación literaria.
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He forzado todos los mecanismos que de vez en vez utilizo para encender el relé capaz de forzar el circuito de la inspiración. He buscado titulares en la prensa del día, he leído a columnistas que admiro por sus estilos y contenidos, por cierto José Luis Alvite lleva una racha suprema en sus artículos diarios, he rebuscado libros ya exprimidos con anterioridad, he buscado algún título provocador de novelas ya leídas, llevo tiempo dando vueltas a uno especialmente que seguramente en otros momentos provocaría un torrente de sensaciones y sentimientos para compartir “ Tu nombre envenena mis sueños” para mi la mejor novela de Joaquín Leguina, he leído algún poema y rebuscado en las letras de los boleros, estos últimos una fuente brutal cuando intento escribir sobre historias de vida, amor y muerte, y como resultado final nada de nada.
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Ya voy por el segundo trago largo, el cenicero empieza a rebosar de cigarros consumidos y la tarde promete más en términos de aciaga borrachera que en eclosión del torrente creativo. De aquí a un rato termino tarareando “La Paloma” versión Dean Martin, con una colilla a medio consumir entre mis labios, el vaso vacío en una de mis manos, brazos en alto y bamboleando mi maltrecho cuerpo al son de la melodía imaginaria en una mala imitación del peor Elvis en el final de su carrera. Imagen dantesca para mis hijos en particular y para el mundo en general.
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Y lo peor de todo es que ya no se encuentra en las farmacias Optalidon, droga legal con componentes anfetamínicos que se vendía hace unos años, quizás ya muchos años, que era mano de santo para eliminar los tremendos dolores de cabeza además de provocar seguro que la muerte por colapso de más de una ancianita de los años setenta enganchadas cual yonkis a esta purga de Benito.
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La tarde sucumbe, el tiempo se agota, y una vez más en estas últimas semanas el ejercicio creativo ha quedado en nada. Y de nada sirve seguir delante de la pantalla del ordenador, agotar la botella de ginebra, y terminar con el paquete de tabaco. Un día más la “Big Idea” que dirían los flemáticos británicos no ha hecho acto de presencia. Una tarde más de otro fin de semana la puerta a la imaginación, a la inspiración, se ha mantenido cerrada a cal y canto. Es tiempo de cerrar y esperar a mejores momentos, quizás mañana, quizás esta noche entre los inquietos y turbulentos sueños provocados por la ingesta del alcohol aparecerá esa hebra del hilo invisible de la túnica de alguna de las musas hijas de Zeus, y de él haré el ovillo necesario para culminar al fin algo digno de compartir con mis pocos y fieles vecinos de esta nuestra Cambra.
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Country roads John Denver Almost Heaven West Virginia Parkersburg WV

domingo, 8 de agosto de 2010

El Dragón Dorado. (Belén Martínez Macias)



Este cuento que a continuación vais a leer no es una creación mía. Belén nos vuelve a regalar uno de sus relatos cortos. Creo que las vacaciones de verano dan para poder hacer muchas cosas. No todo es piscina, bicicleta, dormir hasta tarde, comer como una verdadera lima, leer , ver la televisión y jugar con su hermano. Ha encontrado tiempo para escribir, y aunque empieza mil y un relato, pocos son los que termina y de esos, ha elegido este para que se lo suba al blog. Qué menos puedo hacer. En el fondo estoy encantado, he de reconocerlo, y me gustaría que no perdiera esta afición nunca. Mantener por el resto de su vida la ilusión por crear algo nuevo, dejar volar la imaginación y visitar países de dragones y princesas, será seguro un buen pasaporte para alcanzar momentos de felicidad y bien estar en un futuro. Espero que os guste, que seáís benévolos con ella, y que ma ayudéis a mantener viva su afición por la lectura preámbulo y condición indespensable para continuar haciendo pinitos en esto de la escritura.

Era se una vez en un mundo lejano y maravilloso donde vivian los animales más majestuosos y poderosos que se pueda imaginar se escribió una historia, esta historia trataba sobre un dragón, el rey de los reyes, el dragón Dorado.
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Esta historia comienza con un guerrero, pero no un guerrero cualquiera, el era el general de las tropas aéreas de la nación del rey. El general se entrenaba todos los días y cuando luchaba, luchaba por su pueblo. El general era el guerrero mas querido por el pueblo y también por la hija del rey, Elísabeth.
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Por cada batalla ganada el rey organizaba una fiesta en el palacio. En este caso nuestro guerrero y sus tropas habían conseguido restaurar la paz en el pueblo de los Phenixes. Así que todos y cada uno de ellos fueron invitados a un gran banquete en el palacio. Al final de aquella velada el general Dorado (así era como le apodaban por su color en su forma de dragón), cogió a su enamorada de la mano, la sacó de la sala, se inclino y sacó de su bota un anillo con un diamante en el medio, y la dijo:


-Elisabeth amor mío, ya no podemos estar juntos como novios, no te asustes. Pero si quieres podemos estar juntos como esposos.


La princesa Elisabeth le respondió con rapidez:


-Oh, Dorado querido mío tu sabes que te quiero, pero eso no es cosa mía es de mi padre.
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A la mañana siguiente Dorado se levantó muy temprano dispuesto a pedir la mano en matrimonio a la hija del rey. Así que desplegó sus alas de dragón y se fue volando de su modesta casa al enorme castillo. Una vez allí, Dorado corrió hasta la sala del trono y le pidió al rey la mano en matrimonio de su hija. El rey accedió encantado y la boda se celebro a los pocos días.
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Los meses fueron pasando y a la vez el rey fue enfermando, hasta que un triste día de invierno la nación del rey (también conocida como la nación reinada) se tiño de negro, el rey había fallecido.
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A los pocos días la nación reinada volvió a ser la misma nación feliz que siempre había sido, por dos razones: la primera razón fue porque dorado fue coronado rey (la princesa Elisabeth no pudo ser coronada ni obtener la fortuna porque era una dama) y la segunda razón fue que Elisabeth dio 3 preciosos hijos al rey Dorado, a los cuales llamaron Alejandra, Siniestra y Pablo.
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sábado, 31 de julio de 2010

El final de una raza


¿Qué nos apostamos? Estamos ante el principio del fin. Hemos dado el primer paso, ya no habrá retorno ni marcha atrás. Se ha iniciado un largo camino para llegar a un final que ya hoy anticipamos, el final de una raza, el final del toro bravo. Un contrasentido ¿verdad?, pero una realidad incuestionable. Prohibir los toros, las corridas de toros para ser más exacto en Cataluña, es el inicio de la desaparición de la raza del toro bravo. Defender que se termine con el mal trato del animal, defender que desaparezca la brutal, antediluviana, anacrónica, salvaje y sanguinaria fiesta nacional es sinónimo de terminar con una de las más bellas expresiones de belleza animal, de equilibrio entre el poder de la naturaleza y la plástica de la fuerza en la manifestación de un animal que nace sólo y exclusivamente para morir en una plaza de toros. Hoy no escribo sobre el arte de la tauromaquia, no hablo de la manifestación de unas raíces culturales de una sociedad, de un pueblo, hoy hablo del fin del toro de lidia.

Me gustan los toros, me gustan los toros en la plaza, me gustan los toros en los tentaderos, pero en donde más me gustan es en las dehesas, en el campo. No sé si los que hoy han prohibido las corridas de toros han tenido la oportunidad de ver y disfrutar del espectáculo del toro en su verdadero hábitat, en el sitio donde nacen, viven, se hacen. Es un espectáculo grande, es un espectáculo único. Creo sinceramente que antes de tomar ciertas decisiones hay que ver en su globalidad las consecuencias de las mismas, terminar con las corridas de toros es terminar con el animal, salvar del sufrimiento al toro es matar su razón de ser como raza, el día que se dejen de celebrar lidias habremos aniquilado una especie, en su defensa así planteada lleva su perdición.

Y además no me gusta que quieran engañarme con razones esquivas, con mentiras para camuflar el verdadero sentido de unas decisiones pertenecientes al mundo de la política, de los nacionalismos, de las confrontaciones, de los intereses siempre de unos pocos que buscan en la diferenciación extrema de las manifestaciones y tradiciones de un pueblo, la base para apuntalar un proyecto político y social opuesto, contrario y excluyente. Poco o nada ha tenido que ver la prohibición con la defensa del animal. Se ha tratado este tema desde el prisma de que aquello que más rezuma españolismo debe de quedar excluido de su territorio. La llamada fiesta nacional no tiene espacio en su nación, no la quieren, la detestan y la aborrecen pero simplemente, y sin engaños, por lo que tiene de asociación al pueblo español. Es así, y todo lo demás ha sido una falsa justificación para envolver su verdadera razón con la manipulación, la polémica, y el engaño.

No soy partidario de las prohibiciones, no me gustan que me digan lo que si o no tengo que hacer. Intento ser respetuoso con el sentir, pensar y expresar de los demás. Nunca considero tener una verdad absoluta, a lo más reconozco mis verdades ligadas a mis principios y muchas veces llenas de incertidumbres. Respeto las sensibilidades de todos aquellos que ven en las corridas de toros una manifestación sanguinaria del sufrimiento del animal, no puedo imponer un criterio contrario, ni convencer con argumentos que son válidos para mi, argumentos ligados a las raíces culturales, a manifestaciones plásticas, a derivas artísticas que nacen de la fiesta, ni argumentos económicos o sociales. Si mis sentimientos, pensamientos, razones y opiniones me parecen válidos, lo son sólo y exclusivamente para mí, y por ello respeto los contrarios. Pero antes que prohibir existen soluciones mucho menos drásticas, existen otras muchas posibilidades. Se puede evolucionar la fiesta, se puede cambiar el reglamento, se pueden evitar una serie de suertes, incluso una vez terminada la faena se puede devolver el toro al corral sin necesidad de ejecutar su muerte. Si la verdadera voluntad es evitar el sufrimiento y muerte del toro en la plaza no entiendo porque no se han explorado propuestas que fuesen por estos caminos. Los reglamentos, como las leyes se pueden cambiar, incluso deben adaptarse a nuevas demandas sociales, a nuevas sensibilidades, a nuevas realidades. No es la primera vez que se hace, hemos evolucionado y aceptado cambios en otras manifestaciones sociales, se han regulado deportes de riesgo, hemos sido capaces de aceptar limitaciones en otros ámbitos de nuestras vidas. Por ello creo que la verdadera razón de esta prohibición no es la que nos han vendido, la que nos han querido imponer como bandera. La verdadera razón es más nociva, esta cerca del radicalismo, del integrismo, se acerca al absolutismo y la falta de libertad de elección de la persona.

Como decía al inicio, es el principio del fin de la raza del toro bravo. Ya hay otra comunidad autónoma que ha iniciado el mismo debate, otra comunidad donde algunos mantienen la misma aspiración de ser nación independiente, de rechazo por todo aquello que huele a español. ¿Cuántas más se van a sumar al carro? ¿Cuántas más van a ver en esta prohibición una oportunidad de destacar su realidad diferencial? Es cuestión de tiempo, es cuestión de imponer un progresismo mal entendido, es cuestión de enarbolar la bandera de la diferenciación de lo que rechazo de raíz por venir de un estado central que no es querido ni respetado.

Lo que más me preocupa es cual va a ser la próxima cosa que nos prohíban. No podremos fumar en ningún sitio público, si conduces a más de 120 Kmts por hora eres casi un criminal, los bollos y las chuches junto con los refrescos estarán prohibidos en los coles a la vuelta del verano, las chicas de la “mala vida” ya no pueden anunciarse en los diarios. Empiezo a estar asustado, vamos a vivir mucho, el estado y sus administraciones públicas se han empeñado en ello, pero se nos va a hacer muy largo y muy aburrido.