viernes, 30 de enero de 2009

Pido Silencio. (Pablo Neruda.)


Ahora me dejen tranquilo.
Ahora se acostumbren sin mi.

Yo voy a cerrar los ojos.

Y sólo quiero cinco cosas,
cinco raíces preferidas.

Una es el amor sin fin.

Lo segundo es ver el otoño.
No puedo ser sin que las hojas
vuelen y vuelvan a la tierra.

Lo tercero es el grave invierno,
la lluvía que amé, la caricia
del fuego en el frío silvestre.

En cuarto lugar el verano
redondo como una sandía.

La quinta cosa son tus ojos,
amada mía, bienamada,
no quiero dormir sin tus ojos,
no quiero ser sin que me mires:
yo cambio la primavera
por que tú me sigas mirando.
Amigos, eso es cuanto quiero.
Es casi nada y casi todo.

Los Secretos - Pero a tu lado

domingo, 25 de enero de 2009

El Estado Dios.


Llevo días pensando en escribir acerca de una idea que revolotea por mi mente en estos últimos meses. No se fija, no encuentro una posición sólida sobre lo que creo percibir, sentir, e incluso pensar, de una serie de acontecimientos, sucesos, hechos y realidades, que se desarrollan últimamente en nuestra sociedad. Salta la idea, de neurona en neurona, vagabundea en ocasiones sin manifestarse y de vez en cuando ante nuevas situaciones, cuanto menos chocantes, dantescas, frustrantes, vuelve a surgir y recorre algún axón del entramado neuronal de mi cabeza.
Trato de resumir la idea en el encabezamiento:” el Estado es Dios”. Va a ser difícil de explicar; compartir algo que no ha madurado del todo es todavía más complejo de transmitir.
Últimamente tengo la sensación de que la sociedad en que vivimos hace menos libre al individuo, hemos perdido capacidad de decisión sobre los actos voluntarios, sobre las propias e individuales decisiones, tenemos y generamos dependencias diarias con las administraciones, el dialogo del individuo con el estado se sujeta al concepto del proteccionismo; el estado decide por ti, no pienses, no actúes, acata y déjate llevar, deja al estado tomar en tú nombre las decisiones más importantes y no te sientas huérfano, busca abrigo en Papa estado.
Ya tenemos al estado en la posición “padre” y de aquí evolucionará a la posición Estado Dios, en el momento en que la regulación intervenga directamente en las decisiones y voluntades individuales vinculadas al ámbito de la salud y al ámbito de la vida y la muerte.
Ya estamos en el quid de la cuestión, aquí es donde se me remueven las tripas y la razón por la que he sentido el impulso de escribir sobre ello. Las prohibiciones del consumo del tabaco, las recomendación, aún no prohibición, del descenso del consumo de bebidas alcohólicas, los límites de velocidad en las carreteras, las campañas de vacunación obligatorias para distintos segmentos de la sociedad, y seguramente un nutrido grupo mayor de vetos sobre aspectos que ahora mismo no me vienen a la cabeza, pero que seguro que repasando las últimas legislaciones encontraremos sin mucho indagar.
Seguramente lo que a partir de ahora exponga puede llagar a sonar políticamente incorrecto, pero no me cabe la menor duda de que existe mucha gente que como yo mismo opinamos en este mismo sentido.
No quiero un estado que decida por mi, no quiero un estado que me imponga lo que debo y no debo hacer con mi propia vida, no quiero ser una marioneta indefensa que necesita del estado para que en contra de mi voluntad mueva mis hilos, y decida como y de que manera tengo que vivir los días que me quedan.
Además, me indigna mucho más saber de la voluntad de este gobierno de legislar una nueva ley del aborto ampliando los supuestos, un gobierno que juega con la idea de legalizar la eutanasia activa, un gobierno que ha coqueteado con la idea de legalizar las drogas.
Al final parece que el gobierno legislará para que el estado dios nos diga de qué supuestos o causas no podemos morir, y de cuales sí podemos. Que contradicción, yo pensaba al escuchar y ver las campañas de la DGT, o al leer los avisos de los paquetes de tabaco, que no debo hacer una serie de cosas que podrán acarrear mi muerte, que debo de reprimir mis ganas de fumar para salvar mi cuerpo, casi mi alma y por supuesto salvar las vidas de todos los que me rodean. Qué gran contradicción, no puedo fumar en casa, o en los bares y restaurantes delante de mis hijos porque les puedo matar, pero si el gobierno aprueba una nueva ley del aborto, podré decidir junto con mi pareja, interrumpir una vida ajustándome a alguno de los nuevos supuestos, no puedo decidir correr más allá de los 120 kilómetros por hora en una autopista por riesgo a matarme en una accidente, pero podré decidir el día de mañana quitarme la vida con una nueva ley de eutanasia. No puedo beber hasta la enfermedad, pero podré consumir drogas que como el alcohol me pueden llegar a matar.
Tengo la sensación de que si te mueres de forma progre, si tus decisiones están al lado de un pensamiento progresista, tus posibilidades de influir sobre tú vida o la de algún ser querido en ciertos momentos, serán mayores y siempre aprobadas por el estado dios, pero ahí de ti si te da por mantener posiciones retrogradas, anticuadas, políticamente incorrectas, el estado dios no sólo no te dará el derecho a decidir sobre tu propia vida, si no al contrario vendrá a ti a castigar tal atrevimiento.
Y digo yo, ¿no es posible dejarnos en paz?, no sería más lógico que dentro del orden establecido, muy cerca de los principios de la moral natural, y después de un amplio periodo de educación y formación, y esto si es obligación del estado, nos dejarán como individuos actuar a nuestro libre albedrío en relación al cuidado o no de nuestro cuerpo, de nuestra vida. Nos dan la libertad de credo, de mantener o no nuestra alma, pero nos legislan hasta el aburrimiento lo que podemos hacer o no con nuestro cuerpo, con nuestra vida.
Yo no sé vosotros, pero cada día me encuentro más cansado de luchar por ser un individuo que goce en libertad de la toma de sus propias decisiones, estoy harto de que el estado dios quiera intervenir en mi vida sin mi autorización, yo soy el único que puede decidir sobre como quiero vivir, y si me apuran de cómo quiero morir. Desde luego no espero que nadie tome decisiones tan transcendentales por mi, y menos un estado que usurpa cada día más la figura de dios.

domingo, 18 de enero de 2009

Marinero en Tierra. Dime que sí. (Rafael Alberti).


Dime que sí,
compañera,
marinera,
dime que si.

Dime que he de ver la mar,
que en la mar he de quererte,
compañera,
dime que sí.

Dime que he de ver el viento,
que en el viento he de quererte;
marinera,
dime que sí.

Dime que sí,
compañera,
dime,
dime que sí.

Del barco que yo tuviera,
serías tú la costurera.
Las jarcias, de seda fina;
de fina holanda, la vela.

-¿Y el hilo, marinerito?
-Un cabello de tus trenzas.

Cesaria Evora - Lua Nha Testemunha

sábado, 17 de enero de 2009

Hoy hace 46 años que aquí estoy.


He decidido darme un público homenaje. Voy a compartir con todos vosotros, pocos realmente sois los que hasta hoy habéis venido a este espacio común, el día de mi cumpleaños.


Más o menos a esta hora hace justo 46 años decidí formar parte de este mundo, y digo que decidí sin tener mucha idea si realmente fue una decisión de mi propia voluntad o la suma de procesos biológicos y fisiológicos, o simplemente la sabiduría de la madre naturaleza que llegada la hora puso en marcha la maquinaria de un parto rápido y con todo el dolor que en estas ocasiones una madre es capaz de aguantar, con un umbral de sufrimiento realmente alto y un aguante excepcional.


Cierto es que ninguno de nosotros tenemos la posibilidad de opinar, debatir, aprobar o rechazar el hecho de aparecer un buen día por la vida, sin más aquí estamos porque hemos llegado.


Pero una vez aquí, ¿Qué? Pues en mi caso, una vez aquí nada especial. ya me gustaría a mi poderos contar que he tenido una vida excepcional, llena de estrambóticas vivencias, repleta de aventuras o incluso desventuras, ya me gustaría a mi. Soy un ser normal, corriente, mondo y lirondo que ya ha recorrido más de la mitad de su vida sin significarse en nada especial. Es cierto que por estos lares poder decir que tú vida es bastante normal no es del todo malo, tampoco es especialmente bueno, estoy convencido que pertenecer a una minoría da para mucho más en estos tiempos que corren, pero no soy inmigrante, ni homosexual, ni formo una familia mono parental, ni soy nacionalista, ni tengo dialecto y para colmo recibí una educación judeo cristiana que seguro y sin saberlo han hecho de mi un ser lleno de traumas y complejos, pero al final me conformo cada día con despertar por las mañanas y pensar que tienes una nueva jornada por delante para buscar la felicidad, para encontrar una nueva ilusión, para sorprender a tu ser más querido y dibujar una sonrisa en su cara.


Más de la mitad de mi vida, y no he escrito un libro, tampoco he montado en globo, y eso sí he plantado más de un árbol. Creo que como deberes me debería plantear para este año que hoy empiezo intentar hacer una de las dos cosas aún pendientes, y me inclino más por el globo, que por escribir un libro, ya me gustaría ser capaz y tener facilidad para poder hacer algo más que juntar unas pocas letras que forman palabras más o menos coherentes, en uno o varios párrafos seguidos.


Más de la mitad de mi vida y ya he perdido a muchos seres queridos, parte de mi familia: padres, hermano, mi único tío, todos ellos víctimas de la misma enfermedad, eso sí en distintas variantes, el sino familiar que algún día llegará a tocar a mi puerta reclamando una nueva víctima para su triunfal y debastadora gloria ; un buen amigo y mejor persona en un trágico accidente de coche, otro aún más joven harto de soportar su propia miseria vital, que decidió tirar por la calle del medio y un buen día se descerrajó un tiro en su cabeza con su mejor escopeta de caza.


Más de la mitad de mi vida y tampoco estoy sólo. Mis hijos, mis sobrinas y sobrinos, las nuevas generaciones de esta pequeña familia han llegado para sustituir el dolor de las ausencias con la nueva alegría de las vidas por hacer, de millones de ilusiones, sorpresas, y proyectos que se cumplirán a medias, pero que viéndoles a todos ellos pelear por cada meta, harán que de el resto de la vida que me queda aún por vivir encuentre seguro un millar de alegrías.


Hoy cumplo 46 años, no me siento peor que ayer, no me siento especialmente más mayor, sigo buscando cada día motivos para sonreír, muchos de ellos los encuentro en pequeños gestos, en los detalles que la vida nos ofrece, entre los seres que me quieren. Hoy es mi cumpleaños y he pasado un día tranquilo y apacible, he perdido un partido de padel y he podido compartir mi tiempo con la gente que más quiero. Faltaba Belén, mi hija, ya a sus 9 años tiene una agenda propia, y naturalmente los cumpleaños de las amigas son mas importante que el de papa, me ha llamado por teléfono a mi se me ha caído la baba y ella estaba doblemente feliz, se lo está pasando pirata con sus amigas y papa estaba encantado con la llamada.


Hoy quiero deciros que cumplir años no es tan malo, que he perdido pelo, y por contra voy ganando peso; que revivo recuerdos lejanos y olvido las cosas de ayer, pero que espero volver en un año y celebrar de esta misma manera mi nuevo cumpleaños con todos vosotros, a lo mejor para entonces seremos unos pocos más.

jueves, 1 de enero de 2009

Que tal si le damos una oportunidad !

Empieza y madruga el nuevo año, un año que esperamos con miedo, con cierto estupor de lo que todavía estar por llegar, un año que ya antes de nacer ha sido calificado no con muy buenos adjetivos, quizás hará bueno al que hace unas horas terminó y tantos disgustos nos trajo, quizás dentro de otro año estoy aquí de nuevo celebrando el fin del que hoy hemos ya comenzado y aplaudiendo la llegada del primero que hará que este siglo complete su primera década. Es prematuro para predecir lo que encontraremos, es una senda por caminar, es un camino por recorrer, y como todo lo nuevo y desconocido nos aportará dosis de incertidumbres, de ansiedades, algún temor que otro, probablemente dificultades, pero también es verdad que nos ofrecerá más de un momento de alegría, momentos de ilusión, pequeños o grandes momentos de gloria, felicidad, amor. No seamos agoreros, no nos dejemos invadir por el peor de los pesimismos, ya sé que habrá problemas con la economía, habrá problemas con el paro, a lo peor una gran recesión, seguramente caídas del consumo, E.R.E.S, una huelga general, y que se yo que más desgracias nos podrá acarrear el año 2009; pero también es cierto que si hoy miramos atrás, en este fatídico año ya terminado, encontramos muchos momentos de alegría, pequeños detalles que nos han ofrecido instantes de felicidad, de gozo, de placer. No todo es negro, no todo tiene que ser malo, o incluso peor, debemos mirar, escudriñar en las cosas pequeñas si hace falta porque con ellas tenemos el filón de donde sacaremos nuestros mejores momentos. No nos dejemos, pues, arruinar una ilusión, pongamos todo lo que esté en nuestras manos para hacer de 2009 un año que cuando lo cerremos podramos pensar que mereció la pena su andadura, un año en el que cada día al levantarnos podamos pensar, hoy también voy a ser feliz, hoy también tengo una sonrisa para ti. Que os parece si dentro de doce meses nos volvemos a encontrar en esta nuestra cambra y nos contamos que tal nos fue, cuantas sonrisas acaparamos y si llegamos a llenar nuestro saquito de felicidad. Mientras tanto, dejar que os desee lo mejor de todo corazón para un nuevo año que entre todos haremos que sea mucho mejor de lo esperado.

Rima. (Gustavo Adolfo Bécquer)




No sé lo que he soñado
en la noche pasada.
Triste, muy triste, debió ser el sueño,
pues despierto la angustia me duraba.

Noté al incorporarme
húmeda la almohada,
y por primera vez sentí al notarlo
de un amargo placer henchirse el alma.

Triste cosa es el sueño
que llanto nos arranca,
más tengo en mi tristeza una alegría...
¡Sé que aún me quedan lágrimas!