jueves, 18 de julio de 2019

Las Lágrimas de Montalbano.




Salvo se ha levanto muy pronto. No ha podido conciliar el sueño en toda la noche. Ayer, sin duda alguna fue el peor de sus días. No ha querido despertar a Livia, la ha dejado dormir un poco más. A ella también le costó conciliar el sueño, se durmió casi con el amanecer de este nuevo día.

Se ha vestido con su vieja sudadera y un pantalón de chándal, y descalzo se ha ido a pasear por la playa. No ha querido hacer ruido, y directamente ha renunciado a ese café expreso que cada mañana le devuelve a la vida.

No quiere compañía, camina abatido por la orilla de la playa dejando que las olas del mar mojen sus pies y revitalicen su cuerpo. Su alma está dormida. Son tristes los pensamientos que le acompañan. Le invade una congoja profunda y sus ojos están llenos de lágrimas a punto de derramarse.

Sabe que todo ha terminado, ha llegado la hora, el fin está próximo. Sus vidas siempre estuvieron ligadas. Ayer le despidieron, le acompañaron todos en el último trayecto. Sabían que podía pasar en cualquier momento, el propio cansancio de Salvo en los últimos años era el más claro síntoma del agotamiento de él.

El camino ha sido largo, veintinueve años juntos. Han vivido de todo, siempre en su Vigata natal, en Lampedusa, siempre cerca de casa, Marinella. Han defendido la justicia más allá de la propia justicia, han defendido la verdad, han luchado contra enemigos organizados, sociedades delictivas. También es verdad que en todos estos años han disfrutado de los placeres de la vida, y especialmente de la comida, y nos han enseñado lo mejor de una gastronomía no por local menos espectacular.

Ayer, todos los que le pertenecían, acompañando a Salvo y a Livia le ofrecieron su último adiós.

No faltó ninguno: Mimi Augello, Fazio, Galluzzo, Catarella. También el Dr. Pascano y el fiscal Tommaseo. Adelina y sus hijos, Ingrid, y Niccolo Zito. Todos fueron a despedirle y después y como no podía ser de otra manera terminaron cenando en la Trattoria de Enzo. Un último homenaje a la altura del maestro.

Ayer, todos y cada uno de ellos despidieron al gran maestro italiano de la novela negra: Andrea Camilleri. Se fue con sólo 93 años, debería haber existido otros tantos para que, a pesar de su ceguera de los últimos años, nos hubiese regalado muchos más momentos de intriga, ironía, y su excelente hacer literario. Se ha ido un maestro de la literatura y le echaremos siempre en falta.

Salvo está sólo en la playa, llora en silencio su falta, llora en silencio un río de lágrimas. Él sabe que su final está cerca, que cuando el maestro dejó el mundo de los vivos su final llegaría en el mundo de las letras.

Salvo no conoce que hay un episodio final. Queda una última entrega, hay un relato en un cajón de la mesa del editor esperando ver la luz. Estaba todo previsto, el maestro no dejó nada al azar. No sabemos cuándo, pero veremos su última entrega. En algún momento, y a título póstumo, nos llegará a los fieles lectores del maestro Camilleri el final del comisario Montalbano.

Ese día las lágrimas de Montalbano serán nuestras lágrimas.


jueves, 24 de enero de 2019

De tanto perder, aprendí a ganar.....




Hoy por casualidad, o por causalidad no lo tengo muy claro, me he encontrado con un poema de Nadine Stair, mal atribuido a Jorge Luis Borges, que da nombre a esta entrada. Sin duda alguna, son uno de esos que encajas como un claro resumen de la vida. De todo aquello que en infinidad de veces has pensado sobre ti mismo. Aquello que te escupes en silencio en los pocos momentos de soledad buscados para intentar sintetizar los años ya vividos. Seguramente nos impacta más a los que ya llevamos transcurridos mucho más de la mitad de nuestras vidas, y perdimos la ingenuidad en aquella época que en nuestras memorias nos cuesta recuperar por estar más licuada por el transcurso de los años. 

Puedo hacer mío casi todo lo que en el texto he leído, con palabras muy parecidas, y más de una y alguna vez más lo he pensado. Quizás si repaso otras entradas del pasado encontraría argumentos muy similares. No se trata de repetirme una y mil veces, sólo quiero compartir aquello que me llama más la atención, de invitar a alguna que otra reflexión y por supuesto quedarme con su sentencia final, puesto que no puedo estar más de acuerdo que lo bueno aún está por llegar.

"De tanto perder aprendí a ganar, de tanto llorar se me dibujó la sonrisa que tengo. Conozco tanto el piso que sólo miro al cielo. Toqué tantas veces fondo que, cada vez que bajo, ya sé que mañana subiré. Me asombro tanto como es el ser humano, que aprendí a ser yo mismo. Tuve que sentir la soledad para aprender a estar conmigo mismo y saber que soy buena compañía. Intenté ayudar tantas veces a los demás, que aprendí a que me pidieran ayuda. Trate siempre que todo fuese perfecto y comprendí que realmente todo es tan imperfecto como debe ser (incluyéndome).

Hago sólo lo que debo, de la mejor forma que puedo y los demás que hagan lo que quieran. Vi tantos perros correr sin sentido, que aprendí a ser tortuga y apreciar el recorrido. Aprendí que en esta vida nada es seguro, sólo la muerte... por eso disfruto el momento y lo que tengo. Aprendí que nadie me pertenece, y aprendí que estarán conmigo el tiempo que quieran y deban estar, y quien realmente está interesado en mi me lo hará saber a cada momento y contra lo que sea. Que la verdadera amistad si existe, pero no es fácil encontrarla. Que quien te ama te lo demostrará siempre sin necesidad de que se lo pidas. Que ser fiel no es una obligación sino un verdadero placer cuando el amor es el dueño de ti. Eso es vivir....La vida es bella con su ir y venir, con sus sabores y sin sabores.... aprendí a vivir y disfrutar cada detalle, aprendí de los errores, pero no vivo pensando en ellos, pues siempre suelen ser un recuerdo amargo que te impide seguir adelante, pues, hay errores irremediables. Las heridas fuertes nunca se borran de tu corazón pero siempre hay alguien dispuesto a sanarlas. Disfruta de la mano de Dios, todo mejora siempre. Y no te esfuerces demasiado que las mejores cosas de la vida suceden cuando menos te las esperas. No las busques, ellas te buscan. Lo mejor está por venir."