Ni hecho a posta. No sé quien o quienes han sido los encargados de la organización del trigésimo octavo congreso del PSOE, pero han estado especialmente iluminados al elegir el hotel donde debería desarrollarse el evento. Probablemente todo sea fruto de la casualidad, como en muchas ocasiones, pero si querían enviar un mensaje subliminar con la elección del mismo han dado en el centro de la diana. No podría elegirse mejor sitio para todo lo que iba a acontecer. Casi sin querer han ubicado el renacer de un partido dividido en dos mitades prácticamente iguales, en lugar cuyo nombre resume como ningún titular lo que realmente ha ocurrido durante estos tres últimos días.
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Hoy termina el congreso, ya hay nuevo secretario general y nueva junta directiva, desde hoy y en adelante sólo debería existir un único PSOE que ha de reconstruirse desde sus rescoldos, casi cenizas. Sinceramente creo que han acertado con la elección, ya di mi opinión al respecto hace algunas semanas y creo que la apuesta elegida es la que mejor les conviene. Ayer tuve la oportunidad de escuchar en directo parte de los discursos de ambos candidatos y sin un conocimiento más profundo, sin saber los dimes y diretes, las apuestas de lealtades y deslealtades, los intereses ocultos, las agendas tapadas de cada equipo, creo que aún por una pequeña diferencia se ha apostado por la experiencia, la capacidad de trabajo y la garantía de un nuevo líder capaz de reorganizar el partido y sacar adelante la mejor de las propuestas posibles. Del discurso del ganador poco nuevo que descubrir, mantiene una línea continuista, no tengo claro si de Zapatero o de Felipe, un deseo y una declaración de trabajo y más trabajo, ya ha demostrado su capacidad para ello y mucho más, y la ilusión de la unidad y la integración. La aspirante resultó ser “mitinera”, vacía en sus propuestas, buscó el manejo de titulares y utilizó un tono y unas formas poco creíbles incluso para ella, creo que mal aconsejada quiso imponer una fuerza al verbo impostada y falta de toda credibilidad, no era ni el momento ni el lugar, los eslóganes hay que dejarlos para otros tiempos, para los días de campaña donde el último fin es conseguir los votos necesarios para ganar a un adversario y enemigo que utiliza tus mismas armas para derrotarte. Ante casi mil compromisarios lo que debería haber hecho es demostrar capacidad y convencimiento para sacar a su partido del pozo donde los últimos años y los últimos resultados electorales los ha llevado.
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Ahora toca esperar, ver por donde caminan y desear que todo lo que han perdido se recupere, para llegado el momento se constituyan en una oposición leal y después en una alternativa real al poder del actual gobierno. Nuestro país no se puede permitir que el que en estos momentos es el segundo partido en número de votos pierda el tiempo y las fuerzas en peleas internas, intrigas políticas de andar por casa, y desenfoque el objetivo de los problemas que a todos nos atañen.
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Seguro que tendremos tiempo de comentar situaciones futuras, pero al igual que al nuevo gobierno hay que darle un mínimo crédito de las medidas a tomar, al nuevo secretario general del PSOE y su equipo hay que dejarles trabajar y ver su capacidad real. Ambos anunciaron un cambio, rectificar es de sabios, y en breve tienen dos citas importantes para demostrar que han variado su estrategia, que han optado por otros derroteros y que realmente están dispuestos a no repetir errores de un pasado muy cercano. Si es así nos creeremos todos el Renacimiento de un partido que estaba muy cerca de un colapso y una enfermedad más que crónica, que les arrastraba a la agonía previa a una muerte por inanición.
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Antes de terminar quiero manifestar mi enorme indignación con el ex presidente del gobierno José Luis Rodríguez Zapatero. Parece ser que esta semana pasado en una cena con sus más allegados colaboradores, manifestó que se sentía tranquilo y feliz. Con dos cojones y un palito ¡!!!!! Me parece un insulto a todos los parados, a todas las familias que hoy no ingresan ni un solo euro, a todos los españoles que están ya en el umbral de la pobreza, a todos los que cada día estamos pagando con sangre, sudor y lágrimas la paupérrima situación de este país. No creo que sea el único responsable de lo que hemos vivido, estamos viviendo y todavía nos queda por vivir, pero nadie me negará que cuando uno deja el poder como máximo mandatario de una nación durante casi los últimos ocho años, y ante el panorama que tenemos los españoles, es imposible que se sienta tranquilo y feliz si no es un sinvergüenza, un frívolo y un indecente. Al menos hasta que España se recupere algo, al menos hasta que empecemos a salir de una situación casi insostenible, al menos hasta que recuperemos algo de lo que ya hemos perdido y ha sido mucho, este señor debería sentirse compungido, debería sentirse intranquilo, preocupado y angustiado por muchos de sus conciudadanos. No le acuso de obrar con mala fe, pero si su incapacidad, sus decisiones erróneas, su negligencia y su falta de criterio nos han llevado en parte a donde estamos, debería al menos redimir en silencio las penas del infierno y no alardear de su bien estar. Pocos, muy pocos compatriotas suyos pueden decir lo mismo. Muchas veces antes de decir lo que uno piensa o siente ha de meditar las consecuencias, si su sinceridad le ha llevado a expresar lo que ha dicho, le reitero mi desprecio como político, gobernante y persona.
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