Hace poco más o menos un mes, mi querido amigo Rodrigo Simancas, http://rodrigosimancas.blogspot.com/, me envió esta frase que titula la entrada de hoy. El autor de la misma es el brillante Sir George Bernard Shaw y como él me comentaba en su envío, Shaw es la única persona que ha ganado un Premio Nobel de literatura, 1925, y también un Oscar en la categoría de mejor guión por “My fair Lady”, basada en su obra Pigmalión. Sólo un genio es capaz de sintetizar tanta verdad en una sola frase, sólo una persona con una capacidad ilimitada de síntesis es capaz de ofrecer una reflexión tan acertada y tan actual en este panorama que nos está tocando vivir.
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Si miramos al pasado más reciente de nuestra política patria nos encontramos con una panda de incompetentes que salieron del gobierno por la puerta de atrás por su incompetencia a la hora de gestionar la peor crisis que nunca hemos vivido. La derrota electoral fue tan descomunal que dejaron a su partido al borde de la mayor hecatombe de su historia, de hecho aún hoy van intentando recomponer el rompecabezas en el que se han transformado, y corren el riesgo más que certero de volver a saltar hechos añicos en las próximas elecciones de Andalucía. Miedo da pensar en lo que después de estas elecciones nos vamos a encontrar como pierdan el poder y salgan a la luz todas las corruptelas que hoy tapan con esmero después de más de dos décadas en el poder, huele muy mal la trastienda, apesta sólo con la puerta que hoy está entreabierta y que ya deja salir hedores de grandes corrupciones, de tratos de favores, de negocios sucios y oscuros, de presiones y casos de todas las índoles que nos podamos imaginar.
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De los que ganaron el poder que podemos decir. Quizás sea pronto después de sólo dos meses gestionando el país, pero ya han hecho guiños suficientes como para ponernos a todos en prevención y con la mirada más crítica esperarnos lo peor. Si los primeros nada hicieron por solventar las situaciones que hoy padecemos, los actuales por el afán de demostrar todas sus capacidades han empezado dando duro y a la cabeza de los mismos. Quiero entender la dificultad de gestionar un país al borde de la bancarrota, pero quizás sin tanta prisa, con un poco más de reflexión en las medidas, las cosas podrían ser de otra manera. Han realizado tres grandes reformas en tan sólo dos meses, pero cualquiera de las tres parecen que no sólo piden que los sacrificios los soportemos los mismos sino que además no se enfocan de una forma decidida y valiente a solucionar los grandes problemas que hoy sufrimos. Pánico me da pensar que la gran coartada de la crisis les valga para ejercer un poder casi dictatorial enfocado sólo a bailar el agua a las directrices que desde Alemania nos marcan, y también les va a los germanos y no “hermanos” europeos. De seguir así las cosas vamos a terminar siendo más pobres que Carpanta.
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Para cambiar estos últimos pañales nos quedan aún cuatro años por delante, pero como todo siga como hasta ahora no vamos a tener suficientes Dodotis para todos.
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