sábado, 10 de septiembre de 2011

Lamento.


Ahoga la garganta un grito de dolor.

Una única lágrima del seco manantial recorre mi mejilla en soledad.

Suena un silencio preñado de desesperación, de congoja e impotencia.

La noche hoy de nuevo oscura, sin estrellas ni luna, sin luz ni esperanza.

La crueldad de los recuerdos rasga de nuevo mi alma.

Vuelve a mí la derrota final, hoy en un amigo.

Tú siempre ganas, tu factura la conozco, el saldo a cobrar es la vida.

Sé que siempre vences, tu poder es infinito.

Tu victoria nunca es total, al final todos permanecen donde no los puedes volver a matar.

Ya son muchos los que te llevaste entre mis seres queridos, déjalo ya.

De cara te espero, conozco la batalla, no te temo y en mi encontrarás mal enemigo.

Si has de volver que sea yo el elegido.

(Manolo, eras el más auténtico de todos los que nunca haya conocido, sin dobleces, de cara y por derecho, el más amigo de tus amigos y el peor de los enemigos para aquellos que no se ganaban tu respeto. Has sido un nuevo ejemplo de lucha, vitalidad y gratitud. Siempre has estado en mis peores momentos, nunca supe agradecértelo lo suficiente. Gracias Amigo, la siguiente ronda la pago yo, por ti Manolo donde quieras que estés.)
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1 comentario:

Juan Manuel Beltrán dijo...

Perderá la batalla como otros muchos generales negros que en la historia han sid;, pero la lucha será dura y las bajas muchas.
No estamos hechos para la permanencia y el paso es duro; no queramos vivir eternamente alargando la condena más allá de lo imprescindible y lloremos por los que quedamos y nunca por los que se libraron. Un abrazo.