sábado, 15 de enero de 2011

Aforismos.


Un aforismo es una declaración o sentencia concisa que pretende expresar un principio de una manera breve y aparentemente cerrada.

El término aforismo fue utilizado por primera vez por Hipócrates, como una serie de proposiciones relativas a los síntomas y al diagnóstico de enfermedades. El concepto fue aplicado después a la ciencia física y, posteriormente, generalizado a todo tipo de principios.

Conviene distinguir entre aforismo y axioma. Los aforismos son el resultado de la experiencia, mientras que los axiomas son verdades obvias, que no requieren ni pueden ser probadas.

Ayer en un suplemento cultural de un diario nacional, me encontré con un artículo dedicado a este género con algunos de ellos inéditos que formarán parte de un libro futuro: Aforismos, dichos y refranes del rock.

De entre todos ellos rescato tres para compartir en esta entrada. No creo que sean los mejores de todos los que aparecían, ni pienso que recojan mayor verdad o principio que el resto. Quizás los he elegido porque en definitiva resumían alguna idea que está muy cerca de mi vivencia personal, quizás porque al leerlos no pude menos que identificarme en ellos, y sin ser verdades absolutas resumirían a la perfección alguna de las sensaciones, sentimientos, creencias, o complejos de culpabilidad que siempre nos acompañan:

“Soy torpe hasta para equivocarme. Tal es la explicación de mis aciertos.” Y además en mi caso los últimos son escasos.

“Reconozco ante mis hijos que como varón no he sido una buena madre.” Espero que al menos en un futuro no deba reconocer que tampoco fui un buen padre.

“Para no morirse tarde pidió como última voluntad que pusieran el reloj en hora.” Siempre me ha parecido una grosería hacer esperar a los demás, incluso en el último trance, en la última cita.
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1 comentario:

Juan Manuel Beltrán dijo...

Por favor: busca como un loco el resto y dedícate a las apostillas, que son mejores que el aforismo en si.
Brillante, de verdad