domingo, 21 de marzo de 2010

Día Internacional del Síndrome de Down


El 21 de Marzo se eligió como emblema y representa la síntesis simbólica de la trisonomía del par 21, por eso el día 21. El número 3, correspondiente al mes de marzo, representa la cantidad de genes, uno más de lo normal, que aporta una persona en el cromosoma 21 cuando padece Síndrome de Down.

Seguramente el día de hoy se habrá pasado inédito para la mayoría de nosotros, sólo en aquellas familias donde uno de sus componentes padezca está enfermedad habrán sabido lo que hoy se conmemora.

Nos queda mucho camino por recorrer en el reconocimiento por parte de la sociedad de estas personas. Creo que no somos capaces de mirar con los ojos que han de buscar todo lo que nos acercan a ellos, todo lo que en común tenemos y compartimos. No somos capaces de igualar nuestros sentimientos a los suyos, de sentir como ellos sienten, de aceptar que al fin y a la postre sólo nos diferencia algo tan minúsculo y diminuto como un único gen en un cromosoma. Esa es la única distinción real que hay entre ellos y nosotros.

Hace ya muchos años estuvo de moda una canción de amor, una canción de AMOR con mayúsculas. Hablaba de sentimientos, de mil hormigas que recorren los pies cuando dos miradas se cruzan de forma furtiva en un comedor, de paseos por un jardín, de una felicidad sin igual cuando dos manos se entrelazan entre sí, de una flor como regalo, de un dibujo de algo parecido a un corazón. Esta canción habla del amor entre una mujer y un hombre, de una declaración de amor. Si este día ha de tener un himno, “Sólo pienso en ti” ha de ser sin duda alguna quién lo represente. Si existe algún sentimiento que más nos iguale a todos, ese es el amor. Nos enamoramos todos: jóvenes y viejos, ricos y pobres, moros y cristianos, hombres y mujeres. Si existe amor, hay comprensión, aceptación, ilusión, compromiso, y felicidad.

Creo que hoy es un buen día para cambiar nuestra mirada, para empezar a ver de otra manera a aquellos que siendo iguales nos parecen tan distintos. Creo que compartir el amor por los que hasta hoy creíamos diferentes, es aceptar que no lo son, que son nuestros iguales y que seguramente seremos capaces de dar infinitamente menos de lo que ellos están dispuestos a regalarnos sin nada a cambio. He tenido la fortuna de conocer y compartir algún tiempo con una persona con Síndrome de Down, y os puedo asegurar que nunca he sentido una mirada más limpia, una sonrisa más generosa, y una alegría e ilusión mayor por el simple hecho de estar vivo y disfrutar de cada instante, de cada detalle, de todas esas pequeñas cosas que al final son las que realmente valen la pena.

3 comentarios:

Jorge Martínez Beneyto dijo...

Aquí os dejo un enlace a la canción. Es una de las canciones de amor que más me han gustado siempre, Victor Manuel el autor.

http://www.youtube.com/watch?v=_y-gRh2NdEQ&feature=related

Juan Manuel Beltrán dijo...

Ese cromosoma extra les debe aportar una capacidad extra para amar y ser amados; para entregarse a la lucha, al tesón, a la responsabilidad y a la superación. No sabía del día, pero se merecen ese día y 364 días mas en cada año.
Buena aportación.

Anónimo dijo...

Durante años, por no decir siglo, las personas con sindrome de Down han estado casi procritos a vivir ocultos. Gracias a Dios, hoy sabemos que ese cromosoma que les aparta de la presunta normalidad, les convierten en seres capaces de amar, de disfrutar, de sufrir, de aprender....en fín, iguales que los demás pero con un cromosoma de más. No seré yo el que deje de lado alguien por no ser como los demás.