domingo, 3 de enero de 2010

Saber que se puede, querer que se pueda.



Hace poco más de un año, sólo dos días más, que publique en esta cambra una de sus primeras entradas pidiendo una oportunidad al que entonces madrugaba como año nuevo y hoy ya es enteramente pasado. En aquel escrito os citaba para estas fechas de nuevo, os decía que intentáramos ser felices, que hicieramos el esfuerzo diario de sonreir y de aplicar lo mejor de cada uno de nosotros cada día. El año ha transcurrido en su totalidad. Ha sido duro, en algunos casos muy duro, en prácticamente todos los aspectos de la vida ha sido terrible, creo que uno de los peores que nos ha tocado vivir en nuestras vidas. Quizás todos podemos pensar que en particular los hemos pasado peores, yo mismo tengo mi propia lista negra de aquellos donde la enfermedad, el dolor y la muerte se cebó de forma inmisericorde conmigo y mi familia. Pero si soy capaz de abstraerme del ser egoista que hay en mi, reconozco que 2009 en su valoración general ha sido tremendo. Seguramente el aspecto económico ha sido el más dramático, pero precisamente por ello, o mejor dicho derivado de todas las dificultades económicas que hemos sufrido a lo largo de los doce meses ya conclusos, hemos visto como en millares de familias, millares de congeneres han sufrido los estragos de la economía, el paro, y la falta de un horizonte profesional. Hemos tenido desesperanza, hemos perdido la ilusión, ha existido miedo y mucha tristeza. 2009 ha sido un año triste, muy triste y penoso.
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¿Y que hacemos con este que acaba de empezar? Sinceramente creo que debemos empezar de la mejor manera que podamos y para ello, esta mañana he colgado una canción ("Color Esperanza"), que pretendo que sea el himno, al menos el mío, de este año nuevo. De su título saco el deseo para el 2010: "Esperanza", y de parte de su letra el leit motiv para cada uno de los días:
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"Saber que se puede,
querer que se pueda,
quitarse los miedos,
sacarlos a fuera.
Pintarse la cara color esperanza,
entrar al futuro con el corazón"
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Para este año quiero saber que puedo hacer todo aquello que me proponga, quiero querer poder hacerlo, para ello me quitaré los miedos, los sacaré fuera, los compartiré con los demás, dejaré que ellos me ayuden, buscaré en los demás el apoyo que seguro voy a necesitar. Sabré siempre que no camino sólo, que las dificultades son menos dificultades cuando alguien está a tu lado, buscaré cada día la ayuda de mi puerto seguro, y porque no, cada día me pintaré la cara de color esperanza, entraré en el futuro con el corazón.
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Vamos a intentar poder con el año, vamos a ganar esta partida, vamos a luchar cada día para conseguir nuestras pequeñas metas, vamos a sentir que somos muchos los que sumaremos nuestros esfuerzos para lograr la victoria. Hagamos del poder, del querer, de la esperanza y del corazón, los motivos de vivir cada día. Hagámoslo con ilusión, con generosidad, con solidaridad. Seamos menos "yo", seamos más "nosotros". No sé si la receta que aquí comparto será garantía de éxito, pero estoy convencido que de la manera que hoy propongo, al menos dentro de 362 días tendremos la sensación de que nuestro balance fue bueno, que devengaremos a nuestro favor más ganancias que pérdidas.
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Sólo una cosa más para que el año sea redondo del todo: Salud. Que no nos falte, que rebosemos por los cuatro costados, que nos cuidemos un poco y que nos respeten los males.
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Feliz Año Nuevo a todos, os espero cada semana por la cambra, y este año me gustaría que alguno publicarais de vez en cuando algún escrito más para compartirlo con el resto.
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1 comentario:

Juan Manuel Beltrán dijo...

Pues eso, que no nos olvidemos que el año es largo y el compromiso largo, así que a cumplir y a escribir todas las semanas, que estaremos esperando.
Y otra cosa: hay que apretar los dientes todo ela ño, todos los días, todas las horas y todos los minutos, que no vale salir en sprint y reventar en febrero.