domingo, 24 de enero de 2010
domingo, 17 de enero de 2010
Un año más.
.Un año entero de una vida que ya ha caminado mucho por la senda que me ha de llevar a una meta inexorable, a un fin anunciado desde el primer instante en que nacemos, al final del trayecto que cada cual recorre con distintas métricas de tiempo, un año entero que se escapa entre los dedos a velocidades de vértigo.
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He hecho cosas, muchas cosas, aunque tengo la sensación de no haber conseguido nada importante, nada distinto a lo que en los últimos años he ido acumulando en las maletas que van configurando mi equipaje vital. He llenado otra parte de ellas, quizás no he guardado nada de mucho valor, nada diferente. Ningún acto, ningún hecho, ninguna de las decisiones de este año han sido trascendentes, han sido determinantes, ni concluyentes como para guardar en las maletas un equipaje distinto, distinguido y exclusivo. Creo que lo vivido, lo cambiante, todo lo que ha ocurrido durante el año en mi vida ha sido más fruto de decisiones ajenas, de adaptaciones a necesidades, de seguir y nadar por las distintas corrientes de los ríos de acontecimientos por los que he transitado en estos meses.
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He vivido una año más. No estoy seguro si lo he vivido de la manera que debía, si he tomado las mejores decisiones, no sé si simplemente he dejado pasar la mayoría de los días agazapado, a la defensiva y dejando que los demás marcarán el ritmo del baile al que me invitaban en cada momento. Como cada año me arrepiento de muchas de las decisiones que he tomado, de muchas de las cosas que he hecho y simplemente un puñado de ellas son las que me han dado las satisfacciones suficientes para guardarlas junto a mí y continuar mi camino.
El balance, siendo sincero, no ha sido bueno, no ha sido uno de los mejores. En las maletas ha quedado mucho espacio vacío, espacio que espero rellenar con todo lo que este año pueda, con mucho más de lo que he conseguido en el año pasado.
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Sigo sin subir en globo, y sigo aún muy lejos de sentirme capaz de escribir un libro. No sé porque me da que serán las tareas pendientes que cada año irán acompañándome hasta el final de mis días.
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domingo, 3 de enero de 2010
Saber que se puede, querer que se pueda.
Hace poco más de un año, sólo dos días más, que publique en esta cambra una de sus primeras entradas pidiendo una oportunidad al que entonces madrugaba como año nuevo y hoy ya es enteramente pasado. En aquel escrito os citaba para estas fechas de nuevo, os decía que intentáramos ser felices, que hicieramos el esfuerzo diario de sonreir y de aplicar lo mejor de cada uno de nosotros cada día. El año ha transcurrido en su totalidad. Ha sido duro, en algunos casos muy duro, en prácticamente todos los aspectos de la vida ha sido terrible, creo que uno de los peores que nos ha tocado vivir en nuestras vidas. Quizás todos podemos pensar que en particular los hemos pasado peores, yo mismo tengo mi propia lista negra de aquellos donde la enfermedad, el dolor y la muerte se cebó de forma inmisericorde conmigo y mi familia. Pero si soy capaz de abstraerme del ser egoista que hay en mi, reconozco que 2009 en su valoración general ha sido tremendo. Seguramente el aspecto económico ha sido el más dramático, pero precisamente por ello, o mejor dicho derivado de todas las dificultades económicas que hemos sufrido a lo largo de los doce meses ya conclusos, hemos visto como en millares de familias, millares de congeneres han sufrido los estragos de la economía, el paro, y la falta de un horizonte profesional. Hemos tenido desesperanza, hemos perdido la ilusión, ha existido miedo y mucha tristeza. 2009 ha sido un año triste, muy triste y penoso.
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¿Y que hacemos con este que acaba de empezar? Sinceramente creo que debemos empezar de la mejor manera que podamos y para ello, esta mañana he colgado una canción ("Color Esperanza"), que pretendo que sea el himno, al menos el mío, de este año nuevo. De su título saco el deseo para el 2010: "Esperanza", y de parte de su letra el leit motiv para cada uno de los días:
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"Saber que se puede,
querer que se pueda,
quitarse los miedos,
sacarlos a fuera.
Pintarse la cara color esperanza,
entrar al futuro con el corazón"
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Para este año quiero saber que puedo hacer todo aquello que me proponga, quiero querer poder hacerlo, para ello me quitaré los miedos, los sacaré fuera, los compartiré con los demás, dejaré que ellos me ayuden, buscaré en los demás el apoyo que seguro voy a necesitar. Sabré siempre que no camino sólo, que las dificultades son menos dificultades cuando alguien está a tu lado, buscaré cada día la ayuda de mi puerto seguro, y porque no, cada día me pintaré la cara de color esperanza, entraré en el futuro con el corazón.
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Vamos a intentar poder con el año, vamos a ganar esta partida, vamos a luchar cada día para conseguir nuestras pequeñas metas, vamos a sentir que somos muchos los que sumaremos nuestros esfuerzos para lograr la victoria. Hagamos del poder, del querer, de la esperanza y del corazón, los motivos de vivir cada día. Hagámoslo con ilusión, con generosidad, con solidaridad. Seamos menos "yo", seamos más "nosotros". No sé si la receta que aquí comparto será garantía de éxito, pero estoy convencido que de la manera que hoy propongo, al menos dentro de 362 días tendremos la sensación de que nuestro balance fue bueno, que devengaremos a nuestro favor más ganancias que pérdidas.
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Sólo una cosa más para que el año sea redondo del todo: Salud. Que no nos falte, que rebosemos por los cuatro costados, que nos cuidemos un poco y que nos respeten los males.
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Feliz Año Nuevo a todos, os espero cada semana por la cambra, y este año me gustaría que alguno publicarais de vez en cuando algún escrito más para compartirlo con el resto.
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