domingo, 6 de diciembre de 2009

Navidad (II)


Como ya adelanté la semana pasada, en esta Cambra hemos dado por inaugurada la Navidad. Este mes lo vamos a dedicar entero a los más peques, a los verdaderos protagonistas de estas fiestas. Y para ello pido la colaboración de los mayores; la colaboración, paciencia infinita y vuestra indulgencia si lo que durante estos días encontráis aquí os resulta un poco empalagoso y distinto a lo que habitualmente compartimos.
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Como padre quiero compartir con mis hijos algo que les llene de ilusión, algo que recuerden en un futuro, cuando ellos a la vez sean padres y sientan, como yo, la necesidad de hacer algo por y con sus hijos. Quiero que los pequeños de nuestras casas puedan entrar a este sitio a escuchar villancicos, a leer cuentos que entre todos habremos escrito para ellos. Quiero que nos podamos sentar juntos un rato delante de la pantalla del ordenador, y que encuentren un rincón dedicado a ellos. Asociar la tecnología a la tradición me parece un regalo, una posibilidad que cuando yo era chico no existía, un tesoro escondido en un mar de infinitas posibilidades.
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Ya os he animado a colaborar, espero algún que otro relato, algún que otro cuento de Navidad. Pensar en vuestros hijos, sobrinos, o nietos, y escribirlos para ellos, al hacerlo serán unos pocos más los que los puedan disfrutar, y compartir después con más niños. Ayudemos entre todos a que la semilla de la ilusión genere en ellos una bonita flor de amor y amistad. Creo que estamos obligados siempre a compartir lo mejor de la vida, los mejores valores, y aunque sea un tópico, estas fechas son ideales para ello. Sé que muchos niños no pueden disfrutar ni siquiera de lo más básico que una vida digna debe ofrecer, pero a los privilegiados de nuestros hijos me gustaría hacerles estos días un poco más felices. Mantener la ilusión por Papa Noel, por sus Majestades Los Reyes Magos de Oriente, por un niño Jesús que nació pobre en Belén, en un pesebre, rodeado de una vaca y un burro, que su cuna era de paja y que hasta allí fueron a adorarle otros hombres y mujeres de bien.
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Para terminar, informaros que el cuento de Belén sigue igual, en el limbo de las ideas, de las dudas y de la mejor voluntad. Ahora le corroe una nueva duda, no sabe si escribir un cuento o ser aún más ambiciosa y escribir una pequeña obra de teatro; con sus personajes, sus decorados y atrezo. Me temo que esta Noche Buena no hay cuento, da igual, ella es optimista, siempre ve la botella medio llena, y lo mejor es que sin hacer nada lleva disfrutando unos cuantos días de la oportunidad de hacerlo. Como os decía en las Navidades del 2010 lo habrá terminado, seguro, y será casi un libreto digno de estrenarse en el mejor teatro de Madrid.
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2 comentarios:

Antonio dijo...

Cómo verás yo cumplo mis retos. Besos a todos.

Historias por Navidad

Estas fechas son propicias para las historias, para los cuentos que se inician con ‘Érase una vez..”. Pequeñas historias de chimenea y manta de cuadros en el sofá mientras te tomas un chocolate caliente humeante. Cuentos de nacimientos milagrosos, de reyes mágicos, de hadas de bosques nevados, de duendes que ayudan a Papá Noél. Historias llenas de amor y de buenos sentimientos. Niños que se pierden y son acogidos en casas de desconocidos en una noche fría y extraña; mayores que son ayudados por otros hombres o por algún personaje mágico; hombres y mujeres que reflexionan su vida ante el nacimiento del hijo de Dios.
Pero....érase una vez que se era una tierra que cada día se volvía más estéril. Una tierra que perdía el color y se envolvía en un tono grisáceo y que poco a poco iba cubriendo a cada uno de los hombre y mujeres que vivían en el planeta.
Las ilusiones desaparecían, todo valía y todo servía. La perdida de principios fundamentales en el desarrollo de la humanidad se hacía cada día más aguda. La mentira, el egoísmo, la charlatanería, el robo, el chantaje, la extorsión y el asesinato se iban instalando con total normalidad en la vida cotidiana de cada uno de los países. Guerras, magnicidios, pandemias, violencia en todas sus expresiones se habían convertido en la moneda de cambio.
Faltaba esperanza; compromiso; comprensión y sobre todo, amor. Nada, ni nadie era capaz de insuflar un poco de optimismo en los resecos y yermos corazones de los habitantes de la tierra.
Esto ha ido ocurriendo cíclicamente a lo largo de la historia de la humanidad en distintos grados y por desgracia seguirá ocurriendo. Pero hoy, como hace dos mil años volverá a nacer un niño, un bebé inocente que cada segundo y en todo el mundo salen de miles, de millones de vientres de mujeres de todas las razas, religiones y condición. Niños y niñas que aglutinan toda la bondad y todo el amor del mundo en si mismos, como aquél que nació en Belén. Cada uno de estos niños irá creciendo e irán perdiendo esos sentimientos puros con los que nacieron. Pero seguro que habrá uno, o varios, o miles que intentarán, guardar en un pequeño rincón de su corazón, esa bondad y ese amor con los que vieron la luz. Esos, son los que, al igual que Jesús, conseguirán que no olvidemos nunca los principios éticos fundamentales para la supervivencia de la humanidad.
Feliz Navidad a todos y que en 2010 podamos ser un poco mejores. Si no lo queréis hacer por vosotros, pensar que al final la podredumbre se contagia y esta tierra solo necesita de amor para seguir existiendo.

Jorge Martínez Beneyto dijo...

Gracias Hermano. Ya tengo dos, lo copio del comentario y te lo publico después.
Nos vemos en unos días.
Un beso.