sábado, 18 de julio de 2009

Compromiso


Llevo unos días pensando que tengo que escribir algo sobre el compromiso, o mejor dicho sobre la falta de compromiso. Es una reflexión sobre lo que ocurre a diario en mi entorno profesional más cercano, sé que ocurre en muchos ámbitos profesionales y también personales, no sólo alrededor mío. Como es una situación incrustada y de muy difícil solución, por no decir que imposible, llaga un momento que convivir a diario con ella hace que me invada una sensación de impotencia enorme, que la frustración sea una inquilina indeseada en mi vida, y que la mala sangre circule por mi sistema venoso y arterial con un alto riesgo de generar en mi una hemorragia de la peor verborrea imaginable. Para situarme correctamente y no desviarme de lo esencial he buscado el significado de esta palabra en el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua y la define como: Obligación contraída. También he querido buscar el significado de comprometido y dice así: “que está en riesgo, apuro o situación dificultosa”. Si unimos el significado de ambos, y lo hago porque me viene al pelo de lo que en adelante voy a expresar, el compromiso se adquiere con las personas comprometidas. Pues bien, ni compromiso con los comprometidos, ni con los no comprometidos, ni con la empresa que nos paga religiosamente la nómina, ni con nuestros clientes de los cuales generamos los ingresos para poder atender los gastos de la compañía, ni con nada ni nadie no vaya a ser que por tener compromisos el comprometido vaya a ser yo.

Estoy realmente indignado. Llevo poco más de nueve meses trabajando en esta empresa, salí huyendo de una multinacional, y esto es harina de otro costal, buscaba el amparo de una empresa de origen nacional, sin cotizar en bolsa, con una estructura ajustada a las necesidades del volumen de trabajo, con horarios que realmente hiciesen compatibles la vida profesional con la personal, con un nivel de recursos técnicos y talento adecuado a las exigencias de nuestro mercado, en fin la panacea que en ciertos momentos y a ciertas alturas de una vida dedicada al trabajo buscas para ser feliz ejecutando los conocimientos adquiridos a lo largo de una larga experiencia profesional. Sobre el papel la nueva elección era perfecta, reunía todos y cada uno de los aspectos que he mencionado. Pero vaya por Dios, al final nada es perfecto y aún reconociendo todo lo bueno anteriormente citado, falta el compromiso. Es imposible que nada funcione con corrección si no existe tal, y lo que aún es peor ni se le conoce, ni se le espera.

En todo este tiempo he visto a los mismos comprometidos, siempre unos pocos, tan pocos que los cuento con los dedos de una mano y me sobra uno. No se trata de mencionarlos, los comprometidos ya saben quienes son y los no comprometidos también. Es injusto, es intolerable, es una falta de respeto, incluso un insulto. No puede ser que siempre los mismos sean los que realmente tengan el compromiso con la compañía, con los clientes. Que siempre los mismos tiren del carro, los que sumen para multiplicar. Ellos también tienen derechos. Ellos también podrían cumplir los horarios establecidos, y más ahora en jornada intensiva tan apetecible para todo el mundo. Ellos también tienen familias que atender, ocio del que disfrutar, ellos también tiene derecho a decidir que no quieren hacer nada una tarde o todas las tardes, ellos también tiene que dormir la noche antes de una presentación, ellos tiene amigos que cuidar como cada cual, ellos también se cansan, enferman, ellos no son los únicos responsables de que esta compañía funcione.

Y lo peor de todo es que todo el mundo lo sabe, la dirección es consciente de lo que pasa, pero es mejor no hacer nada, es más cómodo, produce menos lío para los que dirigen la empresa, al final ellos siempre están allí. Y lo mejor es que siempre lo hacen, con la mejor de sus sonrisas, dando siempre el paso adelante, con paciencia para todos los demás, con una paciencia que no conoce límites, con la mejor de sus predisposiciones, con el mejor ambiente posible, da igual que sea tarde en la noche, muy tarde, siempre buscan el mejor resultado, son siempre exigentes con ellos mismos, su meta es la excelencia, su fin es el trabajo bien hecho, aunque cada día dejen jirones de su propia piel en cada envite. Y lo mejor de nuevo, es que no trabajan para ellos, trabajan para el resto, trabajan por y para la empresa, trabajan y trabajan porque respetan y mucho a la empresa que les ha contratado, porque respetan mucho a sus clientes, porque respetan más de lo que se merecen a todos sus compañeros, porque se respetan y mucho a si mismos.

No hay derecho, no es posible que unos pocos sean los que estén siempre comprometidos, no hay derecho que la palabra compromiso sólo exista en el léxico de los mismos, que el significado de ambas palabras sólo tenga sentido en los de siempre. Es indignante.

Sé que poco les ayudo desde aquí, sé que este ejercicio de nada sirve, pero es la única manera que se me ha ocurrido de expresar mi indignación por lo que veo y vivo cada día, la única manera de elevar mi voz sin además comprometerlos a ellos, que nunca me permitirían que abriera un diálogo con los que si tienen la posibilidad de cambiar esta situación. Es la única manera de expresarles a los cuatro mi admiración, mi respeto profesional y por en cima de todo mi respeto como personas, las mejores personas, los mejores profesionales y alguno de ellos los mejores amigos posibles, aquellos amigos que por suerte la vida te ofrece sin pedir nada a cambio. Gracias a vosotros, gracias por vuestro compromiso, gracias por estar eternamente comprometidos.


1 comentario:

Anónimo dijo...

GRACIAS!!!!