sábado, 23 de mayo de 2009

María



Como ya os dije cuando empecé la aventura de este blog siempre he pretendido que fuese un espacio abierto donde pudiéramos compartir cualquier tema, ya fuera una idea, un vídeo, un poema, la letra de una canción o cualquier otra cosa que alguno de vosotros, los pocos que me seguís desde el inicio, o a mi mismo nos pudiera apetecer publicar para el disfrute de todos.
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Hoy quiero rendir un pequeño y público homenaje a mi sobrina la mayor. María cumple el próximo lunes 18 años, entra en su mayoría de edad y creo que es un bonito regalo que su tío y padrino le dedique esta semana un ratito de su tiempo para contarle muchas cosas que seguro nunca le he dicho.
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María es esta niña, perdón sobrina pero siempre seras una niña para mi, esta señorita tan guapa que aparece en la foto junto con mi hijo Pablo. Ha sido la primera en llegar de la segunda generación de nuestra familia. Fue la primera hija, nieta y sobrina. Fue deseada por sus padres, anhelada por sus abuelos y esperada por sus tíos. Además en nuestro caso era la primera niña, su abuela materna había tenido cuatro hijos varones y esperábamos todos que ella llegara para cambiar la racha y darle una alegría a la abuela Belén que tanto le hubiese gustado tener entre sus brazos a su primera "niña". Por desgracia y por que el cáncer es así de cruel, su abuela nos dejó sin conocer a su primera nieta.
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María nos llenó de felicidad a todos cuando ese 25 de mayo decidió que ya estaba bien de hacerse esperar, que ya había llegado la hora de estar entre nosotros, y a pesar de que aquella tarde de sábado ninguno teníamos mucha prisa por culpa de un partido de fútbol del Madrid que echaban por la televisión, justo a su fin María abrió sus ojos a la vida. Para mi fue la primera sorpresa maravillosa de mi sobrina, yo como siempre un poco despistado esperaba un niño y muy previsor me había presentado en la clínica con un par de mini botas de fútbol para mi primer sobrino. Cuando la monjita salió para decirnos a los que allí esperábamos que la madre y la niña estaban en perfecto estado, el caso que hice fue nulo, tarde unos segundos en percatarme que en aquella sala de espera sólo estábamos los miembros de mi familia. Había nacido María, mi primera sobrina.
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María es muy especial para todos nosotros, tiene unos ojos verdes y una sonrisa que iluminan cualquier estancia donde se encuentre. Últimamente le cuesta un poco sonreír, esta en esa edad que llamamos el pavo y vemos fruncir el gesto más que su bonita sonrisa pero no deja de ser un encanto. Quizás no es la más extrovertida de todos, nunca lo ha sido, pero su nobleza de sentimientos, su carácter y su capacidad de querer a los demás, hacen de ella la adolescente maravillosa que es.
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La vida la golpeó hace poco más de tres años de forma brutal y sin piedad, otra vez la maldita enfermedad, el sino de mi familia, se mostró de la forma más cruel y le arrebató a su padre. Aún no había cumplido las 15 años y la vida le mostraba su cara más amarga. Ante tal golpe de extrema dureza, ella reacciono como cualquier niña, primero con el dolor más profundo que nadie pueda soportar, después cuestionando todo lo racional e irracional de la vida, y un poco más tarde reconstruyendo su vida poco a poco, sin dejar que el tiempo le separe del recuerdo de su padre, que lo lleva constantemente en su corazón y de otra manera continúa muy presente en su vida.
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Ahora le ha llegado su momento, el momento de terminar una época y empezar con su edad adulta. A partir de ahora tenemos una mujer más en el seno de la familia, una mujer muy joven todavía, pero con muchas más responsabilidades, con muchas más obligaciones, pero con toda la vida por delante para disfrutar, ser feliz y hacernos participes de su felicidad a todos los que la rodeamos. Todavía le quedarán muchos momentos difíciles por vivir, pero más serán los momentos de felicidad, todavía le queda muchas cosas por pasar, nuevas experiencias, nuevos retos, proyectos que iniciar, y un número infinito de instantes de alegría, de ilusiones y seguro de éxitos personales.
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María sigue siendo tú, no cambies en lo esencial, difícil lo tienes porque la educación que has recibido de tus padres ya ha conseguido en ti forjarte como la persona que hoy te muestras a los demás. Manten vivas todas tus ilusiones, lucha por lo que quieres, alegra la vida de tu madre y de Laura, comparte con el resto de nosotros todas tus alegrías e incluso cuando tengas algún problema búscanos para que no te sientas sola, no lo estas y nunca lo estarás. Pero por favor, no dejes nunca de sonreír, sigue llenando con la luz de tu sonrisa nuestras reuniones, nuestras celebraciones, nuestros encuentros, sigue llenando con la luz de tu sonrisa nuestras vidas.
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Felicidades María y bienvenida a la vida de los adultos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Espero que además de leer el fantástico comentario de tu padrino, leas los comentarios. Ya sabes que tu tio Antonio es más folclórico y por eso te escribo "Tu eres como el sol de la mañana que entras por mi ventana, que entra por mi ventana.....

Besos y felicidades