Esta semana quiero compartir con vosotros el artículo que he publicado este jueves pasado en el diario Expansión. No suelo venir aquí con temas profesionales, pero por un lado quería limpiar un poco mi imagen por tantos días sin escribir nada en nuestra Cambra, y por otro me apetecía conocer vuestras opiniones sobre el mismo. Para aquellos que no me conocen mucho, pero que tienen la paciencia de seguir lo que aquí aparece cada día, aclararos que me dedico profesionalmente a la compra de espacios publicitarios para distintos anunciantes, soy el director de negociación y operaciones de una agencia de medios.
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Espero no aburriros mucho con esta entrada y os prometo a todos ser un poco más trabajador y no dejar pasar tanto tiempo sin compartir mis humildes escritos:
Utilizo el nombre de una de las más grandes novelas de Joaquín Leguina para intentar hacer una sucinta reflexión sobre el medio Televisión. Realmente a cualquier director de negociación y compra de cualquier agencia de medios la situación del medio le ha robado muchas horas de sueño, muchas noches de desvelos e insomnio, muchas preocupaciones y algún que otro disgusto.
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Todo empezó el pasado año, o mejor dicho ya se apuntaban los primeros síntomas en el mes de septiembre de 2009 con la primera reducción de la publicidad de TVE al 50% de su espacio disponible para la comercialización. La antesala de lo que sería la supresión definitiva desde enero de 2010 de toda la publicidad en la cadena. Más tarde llegó, en el mes de abril, el apagón analógico o lo que es lo mismo el despertar de la TDT, la proliferación de cadenas, la pérdida de cobertura del medio, la fragmentación y segmentación de la audiencia. Pero aquí no terminaban los cambios, se aprobaba la nueva ley general de comunicación audiovisual, y un escenario aún más confuso con la compra de Cuatro por parte de Tele 5 creándose en el mercado un nuevo operador omnipresente, omnipotente, y con una influencia definitiva en los modelos y políticas comerciales del resto de participantes del sector. Tal es así que la Comisión Nacional de la Comunicación abrió expedienté a petición de la Asociación Española de Anunciantes, para el control y fijación de ciertas premisas que pudieran evitar posiciones de liderazgo abusivo en las relaciones comerciales con los propios anunciantes y el resto de actores del sector.
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Todo empezó el pasado año, o mejor dicho ya se apuntaban los primeros síntomas en el mes de septiembre de 2009 con la primera reducción de la publicidad de TVE al 50% de su espacio disponible para la comercialización. La antesala de lo que sería la supresión definitiva desde enero de 2010 de toda la publicidad en la cadena. Más tarde llegó, en el mes de abril, el apagón analógico o lo que es lo mismo el despertar de la TDT, la proliferación de cadenas, la pérdida de cobertura del medio, la fragmentación y segmentación de la audiencia. Pero aquí no terminaban los cambios, se aprobaba la nueva ley general de comunicación audiovisual, y un escenario aún más confuso con la compra de Cuatro por parte de Tele 5 creándose en el mercado un nuevo operador omnipresente, omnipotente, y con una influencia definitiva en los modelos y políticas comerciales del resto de participantes del sector. Tal es así que la Comisión Nacional de la Comunicación abrió expedienté a petición de la Asociación Española de Anunciantes, para el control y fijación de ciertas premisas que pudieran evitar posiciones de liderazgo abusivo en las relaciones comerciales con los propios anunciantes y el resto de actores del sector.
Este nuevo ecosistema se tradujo en datos con la pérdida de un 33% de los GRP’s comerciales, con la reducción de aspectos cualitativos ligados a las posiciones de las campañas, con un porcentaje de ocupación mayor en los bloques de publicidad, llegando a rozarse más de un mes el 100% en las franjas de emisión más demandadas, con una pérdida notable de cobertura y con unas inflaciones de costes que dependiendo del target de compra han podido oscilar entre un 35% en Amas de Casa, y un 18% en Adultos de más de 16 años.
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Como para no quitarnos el sueño, ¿verdad? Este año, del cual llevamos apenas un trimestre en términos de negociación comercial de las campañas de nuestros anunciantes, la situación ha sido en sus inicios un tanto confusa. Como si de la compra venta de melones de Villaconejos se tratara hemos iniciado los primeros acercamientos a cata y a prueba, método infalible en este comercio para no llevarte “pepinos en vez de melones”. Las políticas comerciales de los operadores de televisión y sus representantes comerciales se han ido ajustando a la demanda real del mercado, las inflaciones de costes que en la línea de salida apuntaban a más altos porcentajes como tendencia continuista del pasado año se han visto contenidas un poco para alivio de todos, se ofrecen soluciones nuevas, aún no definitivas, para recuperar los puntos perdidos de cobertura así como la mayor afinidad de las campañas, se habla de nuevas propuestas de la “paginación” de la publicidad para aumentar el número de posiciones preferentes y obtener un mayor cualitativo. Y todos ellos quieren resultar ganadores como los partidos políticos el día siguiente de unas elecciones generales.
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La cruda realidad es que los anunciantes cada día tienen que hacer un mayor esfuerzo presupuestario para mantener los mismos niveles de GRP’s de años anteriores en sus campañas, que los presupuestos de estos no han crecido, muy al contrario se han visto de nuevo reducidos por una crisis económica y financiera que no deja de golpearnos, que el esfuerzo por resaltar y ganar notoriedad es cada día mayor, que las ocupaciones de las cadenas se mantienen en porcentajes elevadísimos, que aunque alcanzamos la cobertura más o menos necesario el mercado tiene que comprar GRP’s de cadenas con perfiles distintos e incluso en algunos casos de contenidos antagonistas en sus líneas editoriales a través de fórmulas comerciales tan dispares como la pauta única, los paquetes comerciales, o el desvío de un porcentaje mínimo de la compra a canales secundarios.
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Con este panorama, yo les recomiendo humildemente a mis colegas de profesión, y en especial a todos aquellos que ocupan una posición similar a la mía, que se acerquen a la farmacia más próxima, se abran una cuenta de crédito y que se provean de las suficientes cajas de Lexatin para pasar el año. Al menos intentaremos descansar y tener dulces sueños cada noche.
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2 comentarios:
Sin entender mucho sobre lo que describes tengo la sensacion que os espera una temporada complicada por delante. Paciencia, un poco de buen humor y cambia el Lexatin por una copita con los amigos de vez en cuando.
Creo que, por su oportunidad, te puede interesar el conetnido de un mail dirigido a un amigo común.
Hola gamberro
Ya en casa y con un poco mas de tiempo, que el sol llama para salir a pasear chuchos.
Al final, lo que cada uno pretende es lo mejor para él, sea en las condiciones que sean: entre tus anunciantes, hay quien se ha beneficiado de exenciones fiscales y favores con los que otros no cuentan (coches, centros comerciales), que forman plataformas de compra que atornillan a los proveedores hasta la asfixia, que obligan a estar conectados a través de sistemas informáticos por los que cobran fortunas y que no garantizan nada, que han chantajeado a administraciones amenazando con cerrar fábricas etc.
El mercado publicitario es mentira y se basa en la mentira, de forma que el cierre de TVE a la publicidad no es mas que
a.- una cagada en la forma, estilo y solución, algo que acabará en una sentencia europea que obligará a otro sistema de financiación
b.- la publicidad no volverá a TVE porque , entre otras muchas presiones, los paradigmas del actual liberalismo-neo conservadurismo –cuasi neofascismo económico que impera en lo políticamente correcto, maneja el axioma de que la doble financiación es pecado, así que lo que espera al panorama de la TV pública es la desaparición de la publicidad en las autonómicas y luego el cierre/desaparición y berlusconización de las cadenas.
c.- Os queda una época chorra porque la guerra de verdad, la de privatizar los canales públicos, necesita pasos intermedios:
1º.- fuera publi
2º.- sin pasta, no hay compra de buenos productos (estamos en esa)
3º.- Como no hay buenos productos, no hay audiencia (Ha salido mal, el espectador castiga la publi y un poco, la tele basura)
4º.- Si no hay audiencia, no se justifica la plantilla
5º.- Se adelgaza la plantilla, se consigue un estructura muy fina y luego se privatiza.
Mientras tanto, cada cual se busca la vida: todos los contratos de compra de medios se hacen en dumping y nadie dice nada, el anunciante paga menos de lo que los medios pagan (un cachondeo, vamos), cada cual se coloca como puede, los costes de la TV siguen siendo los más bajos de Europa, fuera de la TV reina la imposición más absoluta, la ética es algo que ni está ni se le espera,....¿hay que seguir?
Entiendo que tu curro es la publicidad y su relación con el anunciante para defenderlo y lo haces cojonudo, pero es sólo una pequeñísima parte de un despelote generalizado en el que nos ha metido y nos mantiene una ola dominada por unos cuantos que “se han venido arriba” y que arrasan gracias al poder de la pasta, que pueden comprar medios (toda la tv digital es neo fascista) y que no tiene contrapoder una vez desaparecida la amenaza “del este”.
Vamos, que maricón el último y si no, mira el sector de los viajes que tan bien conoces y mira como todo el mundo se busca ayudas y atarle las manos al otro.
El más listo y el que más claro lo tiene,Zara: 5.000 tiendas y ni una pela en publi
Lo más claro: estás en un mercado/sector que se basa en la mentira y eso siempre es complicado de gestionar. Un abrazo y sobrevive:-)
JMB
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