jueves, 21 de abril de 2011

No hay uno bueno.



Lo siento, ni de izquierdas, ni de derechas, Dios los cría y ellos se juntan. Vaya desilusión. Sinceramente me estoy quedando de piedra y esto de las elecciones municipales y autonómicas sólo acaba de empezar. No sé porque había pensado que el secretario general de los socialistas madrileños era de otra pasta. Quizás por el hecho de haber ganado su posición como candidato a la Comunidad de Madrid en unas primarias donde todo estaba en contra, había germinado en mi la posibilidad de encontrar a un político de carácter, con las ideas más claras y con una intención verdadera de ganar con trabajo y propuestas inteligentes. Las encuestas no pintaban bien desde el inicio en su carrera al gobierno general, pero tirar la partida antes de iniciarla me parece del género estúpido, o mejor dicho del mismo genero que engloba al resto de los representantes de cualquiera de los partidos, ya sean en sus estructuras municipales, autonómicas o estatales.


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No sé quien le engaña, o si son propuestas personales, pero lanzar su campaña a través de carteles cinematográficos emulando e imitando títulos de películas me parece pueril, me parece mediocre, y como siempre un planteamiento que termina insultando a la inteligencia del electorado. Si ya le lució el pelo con el primero, Invictus, la lona de Adiós Condesa con la intención de despedir a la actual presidenta regional me parece patética. No entiendo las claves de su comunicación, no veo en esta estrategia nada que tenga que ver con un proyecto de calado, con una oferta de trabajo serio y profundo, con un programa progresista y de calado social. Hoy en día existen claves mucho más cercanas, modernas, avanzadas, eficaces y eficientes para poder establecer un diálogo directo con los posibles votantes. La comunicación pasa por otros territorios que nada tienen que ver con imágenes megalómanas, con egocentrismos mal entendidos, con ironías vacuas y superficiales, la comunicación que los ciudadanos demanda es bidireccional, con respuestas concretas, con aportaciones y soluciones a los interminables problemas que hoy todos padecemos, con propuestas de valor y con un programa electoral trabajado de antemano , pensado y analizado en profundidad para ofrecer una alternativa capaz de aliviar la interminable lista de agravios y dificultades que hoy soportamos todos.
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Sólo un último añadido, en su programa electoral en la propuesta número 913 se recoge su compromiso de hacer visible la diversidad como modelo positivo de ciudadanía, interesante siempre y cuando la diversidad no sólo coincida con el pensamiento único y se respete cualquier forma o manifestación de la misma. Dentro de esta propuesta se muestra la voluntad de proteger la celebración de la semana del Orgullo LGBT como Bien de Interés Cultural, manteniendo la pervivencia de esta celebración y dotándola de los medios adecuados para su correcta realización en términos de seguridad e higiene. De acuerdo en su primer propósito de mantener la celebración, otra cosa bien distinta es que la entienda como Bien de Interés Cultural. Hay mucha diferencia entre lo que entiendo por cultura y lo que esta celebración recoge. Lo que se inició como una manifestación de igualdad, que la dotó y dota hoy en día de todo su sentido y el respeto obligado de cualquiera, no puede convertirse en si misma y de la noche a la mañana en una manifestación cultural en todos sus actos. Según mi criterio sería mucho más ajustado si el Bien de Interés fuera Turístico, porque cierto es que en esa semana Madrid se llena de visitantes del todo el mundo y como muchos otros eventos sociales la repercusión para la ciudad es notable y muy rentable.
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Lo dicho, Dios los cría y ellos se juntan, y todavía lo mejor está por llegar que después del 22 de mayo, las primarias como las bicicletas son para el verano.
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¿Quién se ha llevado mi Blackberry?



Estoy de vacaciones. Lo digo sin rubor, sin falsos complejos, este año he cogido toda la semana de vacaciones y desde el pasado viernes que salí de la oficina y hasta el próximo lunes me estoy dedicando a descansar, disfrutar de estos días y a intentar desconectar de un día a día excesivamente exigente, de un trabajo que absorbe todas mis energías y mucho más tiempo de lo que debería ser razonable. Desde el verano, cuando disfruté de quince días seguidos de descanso, no había vuelto a estar ocioso, lo necesitaba y no os podéis imaginar como estoy disfrutando de ellas.
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Cierto es que durante los tres primeros días de esta semana he tenido que atender algún que otro asunto profesional, nada que no pudiese solventar a través de mi Blackberry. Alguna que otra llamada de trabajo con temas que se habían quedado pendientes, algunos que otro email que responder con cierta urgencia, siempre se termina el mundo cuando uno está fuera de la oficina, y siempre hay alguien que necesita algo urgente y que no puede esperar a tu vuelta. Oye que invento este el de la Black, te permite seguir trabajando aunque estés fuera de tu ciudad, alejado de la empresa y con una capacidad casi ilimitada para solucionar todos estos problemas que nunca dejas zanjados de forma y manera definitiva. Uno se va de vacaciones, en mi caso he estado unos días en Granada, pero continua conectado con el mundo profesional mientras se pasea por el Sacromonte, o por alguna de las calles del Albaicín, o se toma una cerveza en la calle Navas con una tapa que podría ser el primer plato de cualquier ágape en un restaurante. Que idiota soy, estar conectado por el infernal artilugio al final secuestra esa sensación real de unas vacaciones más que merecidas, y aún así estoy disfrutando.
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Todo esto lo cuento porque además en estos primeros días me he leído una novela encantadora, muy recomendable para todos los cretinos que como yo andamos por el mundo enganchados a todo tipo de aparatejos que nos mantienen esclavizados a nuestras empresas. El libro de Lucy Kellaway, es una novela hilarante que se lee de forma compulsiva, casi sin darte cuenta y que a través de la transcripción de sus mails el protagonista relata un año de su vida, un año salpicado de un fantástico desarrollo personal y profesional, un gran escándalo corporativo y su propio drama conyugal. ¿Quién se ha llevado mi Blackberry? es una importante guía para todos aquellos y aquellas que sólo conciben una trayectoria vital coronada por el éxito, y un buen aviso para todos los demás, que sin saberlo somos víctimas más o menos conscientes de los entramados empresariales y las capacidades de nuestras compañías para mantenernos en jaque durante todos los días de nuestras vidas laborables.
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Si tú como yo eres uno de estos pobres directivos de gran compañía, no dejes de leer la novela y cuando termines saca tus propias conclusiones, igual como a mi te da por apagar la Blackberry y empezar de verdad a disfrutar de unas vacaciones que seguro son más que merecidas.
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sábado, 9 de abril de 2011

Tu nombre envenena mis sueños


Esta semana quiero compartir con vosotros el artículo que he publicado este jueves pasado en el diario Expansión. No suelo venir aquí con temas profesionales, pero por un lado quería limpiar un poco mi imagen por tantos días sin escribir nada en nuestra Cambra, y por otro me apetecía conocer vuestras opiniones sobre el mismo. Para aquellos que no me conocen mucho, pero que tienen la paciencia de seguir lo que aquí aparece cada día, aclararos que me dedico profesionalmente a la compra de espacios publicitarios para distintos anunciantes, soy el director de negociación y operaciones de una agencia de medios.
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Espero no aburriros mucho con esta entrada y os prometo a todos ser un poco más trabajador y no dejar pasar tanto tiempo sin compartir mis humildes escritos:

Utilizo el nombre de una de las más grandes novelas de Joaquín Leguina para intentar hacer una sucinta reflexión sobre el medio Televisión. Realmente a cualquier director de negociación y compra de cualquier agencia de medios la situación del medio le ha robado muchas horas de sueño, muchas noches de desvelos e insomnio, muchas preocupaciones y algún que otro disgusto.
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Todo empezó el pasado año, o mejor dicho ya se apuntaban los primeros síntomas en el mes de septiembre de 2009 con la primera reducción de la publicidad de TVE al 50% de su espacio disponible para la comercialización. La antesala de lo que sería la supresión definitiva desde enero de 2010 de toda la publicidad en la cadena. Más tarde llegó, en el mes de abril, el apagón analógico o lo que es lo mismo el despertar de la TDT, la proliferación de cadenas, la pérdida de cobertura del medio, la fragmentación y segmentación de la audiencia. Pero aquí no terminaban los cambios, se aprobaba la nueva ley general de comunicación audiovisual, y un escenario aún más confuso con la compra de Cuatro por parte de Tele 5 creándose en el mercado un nuevo operador omnipresente, omnipotente, y con una influencia definitiva en los modelos y políticas comerciales del resto de participantes del sector. Tal es así que la Comisión Nacional de la Comunicación abrió expedienté a petición de la Asociación Española de Anunciantes, para el control y fijación de ciertas premisas que pudieran evitar posiciones de liderazgo abusivo en las relaciones comerciales con los propios anunciantes y el resto de actores del sector.
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Este nuevo ecosistema se tradujo en datos con la pérdida de un 33% de los GRP’s comerciales, con la reducción de aspectos cualitativos ligados a las posiciones de las campañas, con un porcentaje de ocupación mayor en los bloques de publicidad, llegando a rozarse más de un mes el 100% en las franjas de emisión más demandadas, con una pérdida notable de cobertura y con unas inflaciones de costes que dependiendo del target de compra han podido oscilar entre un 35% en Amas de Casa, y un 18% en Adultos de más de 16 años.
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Como para no quitarnos el sueño, ¿verdad? Este año, del cual llevamos apenas un trimestre en términos de negociación comercial de las campañas de nuestros anunciantes, la situación ha sido en sus inicios un tanto confusa. Como si de la compra venta de melones de Villaconejos se tratara hemos iniciado los primeros acercamientos a cata y a prueba, método infalible en este comercio para no llevarte “pepinos en vez de melones”. Las políticas comerciales de los operadores de televisión y sus representantes comerciales se han ido ajustando a la demanda real del mercado, las inflaciones de costes que en la línea de salida apuntaban a más altos porcentajes como tendencia continuista del pasado año se han visto contenidas un poco para alivio de todos, se ofrecen soluciones nuevas, aún no definitivas, para recuperar los puntos perdidos de cobertura así como la mayor afinidad de las campañas, se habla de nuevas propuestas de la “paginación” de la publicidad para aumentar el número de posiciones preferentes y obtener un mayor cualitativo. Y todos ellos quieren resultar ganadores como los partidos políticos el día siguiente de unas elecciones generales.
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La cruda realidad es que los anunciantes cada día tienen que hacer un mayor esfuerzo presupuestario para mantener los mismos niveles de GRP’s de años anteriores en sus campañas, que los presupuestos de estos no han crecido, muy al contrario se han visto de nuevo reducidos por una crisis económica y financiera que no deja de golpearnos, que el esfuerzo por resaltar y ganar notoriedad es cada día mayor, que las ocupaciones de las cadenas se mantienen en porcentajes elevadísimos, que aunque alcanzamos la cobertura más o menos necesario el mercado tiene que comprar GRP’s de cadenas con perfiles distintos e incluso en algunos casos de contenidos antagonistas en sus líneas editoriales a través de fórmulas comerciales tan dispares como la pauta única, los paquetes comerciales, o el desvío de un porcentaje mínimo de la compra a canales secundarios.
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Con este panorama, yo les recomiendo humildemente a mis colegas de profesión, y en especial a todos aquellos que ocupan una posición similar a la mía, que se acerquen a la farmacia más próxima, se abran una cuenta de crédito y que se provean de las suficientes cajas de Lexatin para pasar el año. Al menos intentaremos descansar y tener dulces sueños cada noche.
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