viernes, 6 de septiembre de 2024

Volver a las andadas.


 

Llevo mucho más tiempo de lo que siempre había imaginado sin hacer este ejercicio que tanto me deleita que es el de la escritura. Sin motivos aparentes, sin razones contundentes, sin casi querer, un día me alejé de esta mi mesa y este mi ordenador, y me olvidé, sin muchos remordimientos, del placer que me proporcionaba el hecho de dedicar con frecuencia un tiempo para escribir.

No puedo esconderme detrás de ninguna razón, no he sufrido grandes alteraciones en mi vida que justificasen este abandono. Ni tan siquiera puedo decir que sintiese el impulso de hacerlo y una incapacidad creativa me lo impidiese. Simple y llanamente lo dejé de hacer.

Tampoco puedo justificar esta desidia por un cambio de hábito. Mantengo la mayoría de ellos, los que me han acompañado durante muchos años de mi vida, especialmente la lectura, complemento imprescindible de la escritura. Mi vida no es más compleja, ni más emocionante. Sigo siendo un tipo normal, con una vida normal, con tiempo suficiente, especialmente los fines de semana, para ocupar un rato cada día para rellenar alguna hoja en blanco con mis ideas, pensamientos e incluso mis sentimientos.

Hoy vuelvo a esta cita con la intención de quedarme algún tiempo, espero que mucho tiempo, e intentar recuperar un placer satisfactorio y un poco egocéntrico, no está de más reconocerlo, que tan alejado he mantenido de mi persona.

Me siento entumecido, con falta de ritmo en el flujo de las ideas, torpe en la selección de las palabras adecuadas, pero convencido, a la vez, que según vaya recuperando el hábito, poco a poco alcanzaré el nivel de prosa que tuve hace ya algunos años, ni bueno ni malo simplemente el suficiente para mi propio deleite y conformidad.

No me planteo cuales serán las nuevas andanzas. Desconozco los vericuetos de los nuevos caminos. Tendré que recorrer nuevas sendas que aún hoy son desconocidas para mí, y están por descubrir. No sé si mis escritos serán trascendentes o por el contrario llenos de banalidades. No sé si habrá más opinión en ellos, o simplemente pensamientos vagos que quiera compartir. Desconozco si hablaré de mis sentimientos y sensaciones. Posiblemente habrá, como en el pasado, un poco de todo ello. No busco ser relevante, ni el aplauso o la crítica de nadie. Es simplemente un ejercicio egoísta con un placer personal que quiero y pretendo recuperar.

Hace unos días en un evento de mi sector profesional tuve la ocasión de escuchar a un poeta, Fernando Beltrán, que se definió así mismo además de poeta como nombrador. Y un nombrador, ha conseguido que la Real Academia Española reconozca este vocablo, es una persona que se dedica a hacer nombres para empresas. Nos ilustró con una serie de ellos que ha realizado, algunos muy conocidos y para compañías muy importantes de nuestro país, pero de toda su ponencia yo me quedé con algo que dijo y me llegó muy dentro:” Amo a las palabras y siempre he querido vivir de ellas”.

En mi caso, no pretendo vivir de las palabras, ni mucho menos, no creo que llegue a amarlas, pero si reconozco que disfruto mucho con ellas, tanto al leerlas en los libros como al utilizarlas cuando escribo.

Doy por bueno este primer escrito de esta nueva etapa. No lo alargo mucho más, no puedo enroscarme dando vueltas a lo mismo. He decidido volver a las andadas, a mis andadas, y ahora sólo queda cumplir el compromiso adquirido.


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