El año pasado, por estas mismas fechas, subí a la Cambra un comentario sobre la muerte del mito de Don Juan y Doña Inés la derrota de nuestra tradición ante una moda importada del mundo anglosajón. No tengo intención de ser reiterativo, lo dicho dicho está y no por pasado deja de tener el mismo sentido para el que aquí escribe. Dejemos a Don Juan y Doña Inés descansar en paz y pasemos página.
Cuenta la leyenda de origen celta que el malvado espíritu Jack O`Lantern deambulaba por los pueblos y aldeas de casa en casa la noche de Haloween solicitando truco o trato. La leyenda aseguraba que era mejor cerrar un trato por duro y costoso que fuese, pues de no aceptar, el espíritu realizaría truco maldiciendo la casa y a todos sus habitantes.
Hoy parto de esta invitación a elegir truco o trato para compartir mi punto de vista sobre lo que una vez más, cuando las elecciones autonómicas y municipales se acercan en el calendario, ocurre con Batasuna, ETA y el Gobierno de la nación. Todos sabemos que cuando ETA y su entorno necesitan financiación intenta a través de estas elecciones situar a sus peones en los ayuntamientos, para alcanzar así las partidas presupuestarias que el estado destina a los distintos partidos que logran representación en las instituciones municipales. Empiezan de esta manera una frenética actividad para alcanzar un trato con el gobierno de la nación, y da igual el gobierno porque todos han intentado sellar el mismo acuerdo para apuntarse el tanto del fin del terrorismo. Pero siempre tiene truco. Tiene truco por parte de unos y de otros, porque los primeros no tienen intención de dejar las armas definitivamente y porque los segundos sólo piensan en el rédito electoral que conseguirían para perpetuarse por más tiempo en el poder. Difícil es hacer tratos con trucos, misión imposible.
El problema es de toda la Nación y por tanto si estamos dispuestos a hacer un trato debería ser el Estado, y no los gobiernos, quien debería liderar la iniciativa para cerrarlo. Los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, a través de representantes permanentes, podrían realizar cualquier negociación o trato con la banda terrorista. No creo que sea tan complicado nombrar una comisión que represente al estado y a la sociedad, para que independientemente del gobierno de la nación pueda iniciar un proceso transparente y público, sin trucos, para terminar de una vez por todas con esta lacra social que desde hace más de cincuenta años nos amenaza, amedrenta y golpea donde más nos duele.
Fijen unas bases o unos mínimos desde los cuales se construya un trato, sean especialmente sensibles con las víctimas, en el respeto por los que más han perdido, exijan en nombre de todos y con el respaldo de todos que se cumplan los acuerdos, y a partir de ahí con luz y taquígrafos, sin prisa pero sin pausa, se establezca el proceso de la negociación. Mientras que no se alcancen los objetivos dejemos también trabajar a los gobiernos, apoyemos las políticas antiterroristas, dejemos que las fuerzas de seguridad del estado hagan su trabajo y golpeen las estructuras de la banda. El Estado no ha de tener prisa, si el trato se hace sin trucos tenemos las de ganar.
El problema siempre surge cuando los interés son particulares y no generales, ETA siempre hace malos tratos, siempre termina por filtrar y desvelar las negociaciones, chantajea para conseguir lo que no se puede dar, se aprovecha de la codicia de la otra parte, y una vez que ha conseguido su porción del pastel termina reventando los procesos y dejando a los pies de los caballos a todos lo que se han acercado con el objetivo de alcanzar un acuerdo, para continuar con lo único que saben y quieren hacer.
Creo que estamos muy cerca como sociedad de aceptar el trato, ya no queremos más trucos, pero creo que debemos exigir que el trato lo hagamos entre todos, en nombre de todos. Creo que es el único camino, ganamos todos, nadie en particular se ha de anotar el tanto, es un problema que nos afecta a todos por igual. Si lo entendemos así, si así lo planteamos el final del terror estará muy cerca, sólo nos deberíamos entonces asustar la noche de Haloween, sólo los espíritus herederos de Jack O’Lantern nos quitarán el sueño.
Yo elijo Trato, pero sin Truco.
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2 comentarios:
Completamente de acuerdo con la propuesta. A mitambién me da mucho miedo el síndrome de la cucaña que en España puede hacer mucho daño: si yo no triunfo, que no lo haga nadie.La sensatez dice que ganaremos todos, pero la condición humana es como es y seríe estupendo eliminar riesgos.
Enhorabuena por la idea.
Nota: Lo de Benito es solo por tocar un poco las narices y porque siempre me acuerdo del Bnito de Don Gato, que me caía muy bien.
Totalmente de acuerdo...
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