domingo, 18 de julio de 2010

Estado Federal o Estado Confederal


Qué no nos engañen. No dejemos que el árbol no nos deje ver el bosque. Que ningún político más de este país quiera insultar a nuestra inteligencia. Qué en el fondo no estamos discutiendo cuestiones baladíes, que de lo que cada día se habla con la excusa del Estatuto de Cataluña, no es un problema tan sólo de las nacionalidades o regiones autonómicas. Que es un problema aún mayor, y que lo que estamos cuestionando es la validez de la Constitución Española de 1978 y la nueva organización del modelo de Estado. Que este cambio nos incumbe a todos, y no sólo a aquellas autonomías que reclaman para sí mayor cuota de autogobierno o la independencia del Estado español.
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Vayamos por partes, y para eso nada mejor que repasar en la Constitución aquellos artículos claves para entender una polémica generada de forma interesada puesto que nuestros políticos una vez más no quieren atajar el problema de raíz. El artículo 2 de la Constitución dice:
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“La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación Española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de todas las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas”.
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Lo dice bien claro, no habla de Naciones, se definen como nacionalidades y regiones, que ya de por sí marca una diferenciación de entrada ofreciendo categorías entre las distintas comunidades autonómicas existentes. Para los padres de esta Constitución no todos los ciudadanos españoles tenían la misma categoría.
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En el artículo 9, párrafo 1:
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“Los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico”
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Nadie está exento dentro del Estado español de cumplir la Constitución y el resto del ordenamiento jurídico, y eso también nos atañe a todos los españoles. Podíamos seguir buceando en la Norma de normas y nos daríamos cuenta que al final lo que está ocurriendo con este debate que tan exaltados tienen a muchos, no es más que una pura estrategia política para que los de siempre encuentren una buena excusa para seguir viviendo de los impuestos del resto de sus conciudadanos. Esto es más fácil, cambiemos la Constitución, tengamos una nueva y que ésta recoja de nuevo la voluntad de todos los españoles. Existe el mecanismo legal para hacerlo: se disuelven las cámaras, se hace un parlamento constituyente, se redacta una nueva constitución, se aprueba la misma en un referéndum universal, se disuelve el parlamento constituyente y se elige un nuevo Parlamento que elegirá Gobierno.
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Pero aquí esta quizás la clave de todo. ¿Quién le pone el cascabel al gato? Si cambiamos la actual Constitución, ¿estamos dispuestos a abrir la posibilidad de que el estado pase de ser una Monarquía a una República?, ¿cuestionamos la sucesión al Trono?, realmente ¿hay intención de generar todos los posibles cambios que puedan solicitar muchos de los ciudadanos de este país?, ¿y si al votar la nueva Constitución existe una mayoría que niega la independencia de las nacionalidades que configuran el Estado? No olvidemos que este texto se ha de aprobar con un referéndum universal y quizás no todos los españoles votarían la escisión de ciertos territorios autonómicos del Estado actual. Se complica ¿verdad?.
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Al final de lo que hablamos es de qué tipo de organización queremos como Estado, uno Federal, parecido al de EEUU, Alemania, Argentina, Bélgica, y Brasil por ejemplo, o una confederación de estados como la UE dentro de nuestro propio territorio. Un gobierno con unas prerrogativas claras y profundas, con capacidad de legislar en todos los territorios por igual, o un gobierno central con apenas responsabilidades y con un poder mucho más limitado. Esto es lo que realmente nos tenemos que preguntar, esto y si realmente estamos preparados para abrir el melón de la Constitución del 78 hasta las últimas consecuencias.
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Mientras tanto que no nos tomen el pelo, que no nos manipulen y que si tenemos que hacer reformas nos las cuenten como son, a las claras y por derecho, sin verdades a medias, sin polémicas, sin confrontaciones interesadas, con madurez y responsabilidad.
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Por mi parte hoy poco más que añadir, si de una partida de Mus estuviésemos hablando yo quiero ver este órdago.
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1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gusta mucho que el debate sobre el modelo de Estado se organice según el modelo al que nos obliga la sensatez: en términos constitucionales. O estamos a setas o estamos a Rolex, que los lenguajes son excluyentes: o legales o políticos, que los términos son distintos. La raíz de la discusión se adentra en el origen y en el proceso de gestación de la actual Constitución. ¿Os acordais del ruido de sables? ¿Os acordais de los Gironazos, de Sanchez Covisa y de Blas Piñar? Pusimos encima de la mesa lo menso malo, lo posible y ya ue mucho; que lo posible nos ha dado para más de 30 años de entendimiento, progreso y modernidad. Tanto nos ha dado que nos hemos olvidado que no da para mucho más.
Como tú, también yo quiero ver ese órdago, que todos estamos hartos de faroles y bravuconadas. Me la juego a que al final, acbará como el cuento: Fuese y no hubo nada.
Me alegro de que pilles ritmillo.JMB