viernes, 1 de mayo de 2009

1 de Mayo, ¿Día Internacional del Trabajo?


Estamos de fiesta, hoy son pocos los que tienen que acudir a su centro de trabajo, celebramos el día internacional del trabajo. Irónico lo que hoy celebramos, inmersos en la más profunda de las crisis, con más de cuatro millones de parados, una tasa superior al 17% de la población activa, y nosotros de celebraciones.

Esta mañana al levantarme he leído la prensa en Internet antes de salir de casa a comprar la de papel, he visto por la televisión el resumen de las noticias, he oído la radio mientras me duchaba y arreglaba antes de ir a la calle para cumplir con mis pequeñas obligaciones de los días feriados: comprar el pan, los periódicos, tabaco, gasolina para el coche, en fin el resultado del reparto de las tareas del hogar, y mi aportación a la puesta en marcha de mi casa como resultado de la división de tareas. Todo lo que he leído, visto y oído se refería a la celebración del día primero de mayo, y lógicamente a la pandemia de la nueva gripe originada por el virus A/N1H1. Realmente todavía no soy capaz de discernir cual de las dos noticias es el reflejo de una realidad más letal. La primera, que tan sólo en España afecta ya a más de cuatro millones de personas, o la segunda que según las previsiones puede afectar al 50% de la población europea. Creo que los efectos son y serán más devastadores para el primer grupo de afectados, al fin y al cabo las declaraciones de la Comisaria de Sanidad de la UE después de la reunión extraordinaria de los ministros del ramo de los 27, han dejado un atisbo de esperanza al reconocer la pandemia global, pero al indicar al mismo tiempo que no será mortal porque los casos registrados fuera de las fronteras de México son leves y responden bien al tratamiento con los antivirales. Desde luego todo me hace pensar que serán los afectados de la primera epidemia los que peor van a pasarlo. Y hablo de ellos en tercera persona del plural, sin la certeza que pueda cambiar en un futuro el “ellos” por el “nosotros”, cualquiera podemos pasar a engordar las estadísticas del paro en nuestro país.

Me parece irónico, por no decir hipócrita, andar hoy de celebraciones. Con la que tenemos liada, con las expectativas futuras, con la falta de respuestas y soluciones, sin previsiones a futuro por parte del gobierno, el ministro Celestino Corbacho declara que no se atreve a hacer pronósticos, sin encontrar un solo signo de mejora en la crisis que vivimos, con la mayor caída del PIB en 50 años, y hoy todos a la calle a celebrar el día internacional del trabajo. Entre manifestaciones, concentraciones, y actos lúdicos, los sindicatos han convocado más de cien actividades en nuestro país bajo el lema: “Frente la crisis: empleo, gasto público y protección social”.

Hoy será un día de faustas y elocuentes declaraciones, de promesas de futuro, de ataques verbales entre sindicatos y patronal, gobierno y oposición, pero ¿y mañana qué?, más de lo mismo: incertidumbre, miedo, preocupaciones, economías de los hogares imposibles de cumplir, comercios sin apenas clientes, cierre de pequeñas y medianas empresas, más afiliados al desempleo, y una infinidad de dramas personales porque en muchos hogares ya no entra ni el subsidio de desempleo. Esta si es nuestra pandemia, realmente este es el “virus” que puede matarnos como país, como sociedad, como modelo de convivencia. La sociedad del bien estar está enferma, muy grave, casi agónica.

Espero y deseo que el próximo año, el primero de mayo podamos seguir celebrando el día internacional del trabajo, no querría salir a la calle entonces a celebrar el día internacional del parado.

No hay comentarios: