domingo, 31 de mayo de 2009

Frases Célebres.


Hace unos días, el pasado 19 del presente mes, tomando el primer café de la mañana y utilizando ese tiempo para leer el periódico como casi todas las mañanas hago antes de ir a la oficina, me encontré en la columna que Raúl del Pozo publicada cada día en la última página del diario El Mundo, “El Ruido de la Calle”, con una divertida anécdota que relataba en su artículo “El Fontanero”. La anécdota es referida a Alfonso Guerra, en mi opinión uno de los mejores políticos de nuestra historia reciente por su formación humanística, su capacidad de trabajo y por decir siempre su verdad aunque molestara, o como hoy decimos de forma cursi y bien intencionada “aunque no fuera políticamente correcta”. La anécdota relatada dice así: Se cuenta en Moncloa una leyenda urbana. El Ujier se dirigió a Guerra: “Ha dicho el presidente que vaya a su despacho Ipso facto, que quiere decir inmediatamente” a lo que Guerra contestó: “Iré de Motu propio, que quiere decir cuando me salga de los cojones”.
Todavía ahora cuando la transcribo arranca en mi una sonrisa, me parece una genialidad, me parece el resultado de una inteligencia rápida, viva y muy perspicaz. Son frases que muy pocos tienen la capacidad de construir, de ser emitidas en el momento y en el sitio oportunos, frases que se quedan en la memoria de muchos y que finalmente perviven en el tiempo y forman parte del saber popular.

La lectura de esta ingeniosa anécdota me ha hecho pensar que cantidad de frases hechas utilizamos cuando nos expresamos, frases célebres que usamos como coletillas de nuestros lenguaje, frases que dan a entender intenciones, hechos, aseveraciones, posiciones, sin tener por su uso que extendernos en innumerables explicaciones puesto que forman parte de nuestro léxico y tanto el comunicador como el receptor del mensaje codifican el mismo significado inmediatamente. Pero la verdad es que de todas ellas, o yo al menos, desconocemos su origen e incluso sus autores. Por eso hoy he decido buscar algunas de estas archiconocidas frases para compartir aquí y descubrir por quién fue dicha por primera vez y en que momento se dijo. Ahí van algunas de las más populares por su uso a modo de ejemplos:

“Quien da primero, da dos veces”. Hoy es una de las obviedades más repetidas, pero hubo un personaje que enunció ese razonamiento antes que nadie (en el s. I d.C.). Fue Séneca, uno de los más grandes pensadores de todos los tiempos.
“Por los cerros de Úbeda”. Fernando III, el santo esperaba a un hidalgo aliado suyo que iba a ayudarle con sus huestes a tomar la ciudad jienense. Éste, con pocas ganas de guerra, llegó tras la conquista del año 1233 diciendo que se había perdido por los cerros de la zona.
“Cualquier tiempo pasado fue mejor”. Se difundió en España gracias a la elegía del poeta Jorge Manrique (1440-1478) a la muerte de su padre, Rodrigo Manrique, aunque el poeta la tomó de la Biblia, donde puede leerse tal cual dentro del Eclesiastés.
“Tanto monta, monta tanto”. Es lo que ponía en el escudo de armas de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, los Reyes Católicos, cuando ambos se casaron en 1469. Suele ir acompañada por la coletilla: “Tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando”.
“Que salga el sol por Antequera”. Se emplea para mostrar despreocupación por un asunto determinado. En la toma de Granada, en 1491, las tropas españolas la usaban como un equivalente a “que salga el sol por donde salga”. Desde donde se encontraban, el sol no salía nunca por Antequera, que está al oeste de Granada.
“Llevarla al huerto”. Es una expresión que se utiliza desde 1499, año en el que la alcahueta Celestina, personaje inmortalizado por Fernando de Rojas, consiguió llevar a Melibea al huerto en que la esperaba su enamorado Calixto.
“Decíamos ayer”. Tras pasar cuatro primaveras en la cárcel bajo la acusación de haber traducido partes de la Biblia a la lengua vulgar, Fray Luis de León volvió a dar clase en su cátedra de Salamanca en 1576 y utilizó estas mismas palabras para retomar lo que había dejado a medias durante ese tiempo.
“París bien vale una misa”. En 1593, Felipe II, interesado en que el trono francés lo ocupara su hija Isabel, accedió a que Enrique III de Navarra, calvinista recalcitrante, se casara con ella y se convirtiera en rey de los galos siempre que renunciara al protestantismo y abrazase la fe católica. Y Enrique contestó: “París bien vale una misa”. Católica, claro.
“Quien fue a Sevilla, perdió su silla”. Procede de un acontecimiento verídico: en el siglo XVI, el arzobispo de Sevilla intercambió por un tiempo su puesto con su sobrino, el arzobispo de Santiago, que era incapaz de dominar la ciudad gallega. Cuando quiso volver a su tierra, el sobrino se negó a cederle el sillón.
“Con la Iglesia hemos topado”. El Quijote es una fuente inagotable de sentencias célebres extrapolables a cualquier contexto actual. En un pasaje de la obra, Miguel de Cervantes (1546-1616), por boca del inmortal hidalgo manchego, expresa la imposibilidad de enfrentarse con el poder.
“Tienes más cuento que Calleja”. Dicho popular que tiene como protagonista a Saturnino Calleja Fernández, creador y director de una editorial fundada en 1785, cuya fama se debió a la publicación de los cuentos infantiles más célebres de la época.
“Los mismos perros con distinto collar”. Lo dijo Fernando VII al pasar revista a las tropas en 1823. Cuando los soldados se presentaron delante del rey, éste se sorprendió al ver que el nuevo ejército realista estaba formado por los mismos liberales que acababa de licenciar.
“Así se las ponían a Fernando VII”. Hace alusión a los cortesanos de la camarilla del rey, que cuando jugaban con éste al billar le ponían las carambolas fáciles para hacerle creer que era un experto jugador y así tenerlo contento.
“Más feo que Picio”. En el siglo XIX, Picio fue un zapatero granadino condenado a muerte que, de pronto y sin saber muy bien por qué, fue indultado. De la impresión que le causó el perdón, perdió pelo, cejas y pestañas y se convirtió en ejemplo de fealdad.
“Más se perdió en Cuba y vinieron silbando”. Aparece con ocasión de la liquidación del imperio de ultramar en 1898. Alude a la guerra contra EEUU, a la derrota española y al fatalismo que inundó todo el país tras esa contienda.
“En la pelea, se conoce al soldado; sólo en la victoria, se conoce al caballero”. Los políticos españoles de la primera mitad del siglo XX la tomaron prestada del gran dramaturgo Jacinto Benavente para ilustrar las diferencias entre los que sólo ganan y los que, además, saben ganar.
“Venceréis, pero no convenceréis”. La puntualización que Miguel de Unamuno le hizo a Millán Astray el 12 de octubre de 1936 se usa cada semana en contextos diferentes, como en el deporte, donde cada jornada de Liga siempre hay un equipo que vence pero no convence.
“Tienes más moral que el Alcoyano”. Alude al mundo del fútbol y al equipo del Alcoyano C.F. (de Alcoy, Alicante), que en 1948 iba perdiendo por 13 goles de diferencia en una eliminatoria de la Copa del Generalísimo y aún así luchaba con furia por empatar.
“Soy ateo por la gracia de Dios”. El cineasta Luis Buñuel (1900-1983) reconoció su ateísmo militante con una fórmula original a la altura de su genio: ese dios que él negaba era el mismo que le había convencido de su inexistencia.
“Café para todos”. Su autor fue Ernesto Che Guevara y no se refería a la Transición española, aunque siempre ilustrará un proceso en el que lo importante para sus promotores fue que todos, fueran de la ideología que fueran, tuvieran voz en el futuro político que se construía.
“No es lo mismo estar dormido que estar durmiendo, porque no es lo mismo estar jodido que estar jodiendo”. El Premio Nobel Camilo José Cela (1916-2002) la utilizó para desmentir la infalibilidad de cierta fórmula que afirmaba que el participio y el gerundio venían a significar lo mismo. Pues no.
“No soy pesimista. Soy un optimista bien informado”. El escritor Antonio Gala hizo gala de su lucidez para afirmar que el optimismo bien podía ser una cuestión de ignorancia, y que la información que nos llega sobre el mundo exterior obliga a ser pesimista.

Creo que queda bien ilustrada con esta muestra la lista interminable de las famosas y célebres frases utilizadas por cualquiera de nosotros en cualquier momento del día y en cualquier contexto o situación. Ya no me queda más que despedirme y como no podía ser de otra manera, hoy termino diciendo que: “A quién Dios se la dé, San Pedro se la bendiga.”

sábado, 23 de mayo de 2009

María



Como ya os dije cuando empecé la aventura de este blog siempre he pretendido que fuese un espacio abierto donde pudiéramos compartir cualquier tema, ya fuera una idea, un vídeo, un poema, la letra de una canción o cualquier otra cosa que alguno de vosotros, los pocos que me seguís desde el inicio, o a mi mismo nos pudiera apetecer publicar para el disfrute de todos.
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Hoy quiero rendir un pequeño y público homenaje a mi sobrina la mayor. María cumple el próximo lunes 18 años, entra en su mayoría de edad y creo que es un bonito regalo que su tío y padrino le dedique esta semana un ratito de su tiempo para contarle muchas cosas que seguro nunca le he dicho.
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María es esta niña, perdón sobrina pero siempre seras una niña para mi, esta señorita tan guapa que aparece en la foto junto con mi hijo Pablo. Ha sido la primera en llegar de la segunda generación de nuestra familia. Fue la primera hija, nieta y sobrina. Fue deseada por sus padres, anhelada por sus abuelos y esperada por sus tíos. Además en nuestro caso era la primera niña, su abuela materna había tenido cuatro hijos varones y esperábamos todos que ella llegara para cambiar la racha y darle una alegría a la abuela Belén que tanto le hubiese gustado tener entre sus brazos a su primera "niña". Por desgracia y por que el cáncer es así de cruel, su abuela nos dejó sin conocer a su primera nieta.
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María nos llenó de felicidad a todos cuando ese 25 de mayo decidió que ya estaba bien de hacerse esperar, que ya había llegado la hora de estar entre nosotros, y a pesar de que aquella tarde de sábado ninguno teníamos mucha prisa por culpa de un partido de fútbol del Madrid que echaban por la televisión, justo a su fin María abrió sus ojos a la vida. Para mi fue la primera sorpresa maravillosa de mi sobrina, yo como siempre un poco despistado esperaba un niño y muy previsor me había presentado en la clínica con un par de mini botas de fútbol para mi primer sobrino. Cuando la monjita salió para decirnos a los que allí esperábamos que la madre y la niña estaban en perfecto estado, el caso que hice fue nulo, tarde unos segundos en percatarme que en aquella sala de espera sólo estábamos los miembros de mi familia. Había nacido María, mi primera sobrina.
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María es muy especial para todos nosotros, tiene unos ojos verdes y una sonrisa que iluminan cualquier estancia donde se encuentre. Últimamente le cuesta un poco sonreír, esta en esa edad que llamamos el pavo y vemos fruncir el gesto más que su bonita sonrisa pero no deja de ser un encanto. Quizás no es la más extrovertida de todos, nunca lo ha sido, pero su nobleza de sentimientos, su carácter y su capacidad de querer a los demás, hacen de ella la adolescente maravillosa que es.
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La vida la golpeó hace poco más de tres años de forma brutal y sin piedad, otra vez la maldita enfermedad, el sino de mi familia, se mostró de la forma más cruel y le arrebató a su padre. Aún no había cumplido las 15 años y la vida le mostraba su cara más amarga. Ante tal golpe de extrema dureza, ella reacciono como cualquier niña, primero con el dolor más profundo que nadie pueda soportar, después cuestionando todo lo racional e irracional de la vida, y un poco más tarde reconstruyendo su vida poco a poco, sin dejar que el tiempo le separe del recuerdo de su padre, que lo lleva constantemente en su corazón y de otra manera continúa muy presente en su vida.
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Ahora le ha llegado su momento, el momento de terminar una época y empezar con su edad adulta. A partir de ahora tenemos una mujer más en el seno de la familia, una mujer muy joven todavía, pero con muchas más responsabilidades, con muchas más obligaciones, pero con toda la vida por delante para disfrutar, ser feliz y hacernos participes de su felicidad a todos los que la rodeamos. Todavía le quedarán muchos momentos difíciles por vivir, pero más serán los momentos de felicidad, todavía le queda muchas cosas por pasar, nuevas experiencias, nuevos retos, proyectos que iniciar, y un número infinito de instantes de alegría, de ilusiones y seguro de éxitos personales.
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María sigue siendo tú, no cambies en lo esencial, difícil lo tienes porque la educación que has recibido de tus padres ya ha conseguido en ti forjarte como la persona que hoy te muestras a los demás. Manten vivas todas tus ilusiones, lucha por lo que quieres, alegra la vida de tu madre y de Laura, comparte con el resto de nosotros todas tus alegrías e incluso cuando tengas algún problema búscanos para que no te sientas sola, no lo estas y nunca lo estarás. Pero por favor, no dejes nunca de sonreír, sigue llenando con la luz de tu sonrisa nuestras reuniones, nuestras celebraciones, nuestros encuentros, sigue llenando con la luz de tu sonrisa nuestras vidas.
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Felicidades María y bienvenida a la vida de los adultos.

sábado, 16 de mayo de 2009

Incongruencias


He buscado en el Diccionario de la Lengua Española, vigésima primera edición, el significado de la palabra incongruencia y la definición que aparece es: Falta de congruencia. He seguido con el empeño de buscar el sentido más literal de la palabra y por lo tanto seguí la pista del sustantivo y encontré lo siguiente: Conveniencia, coherencia, relación lógica. No es que pensara llevarme sorpresa alguna, y ya sabía con anterioridad lo que me iba a encontrar, pero no podía por menos que confirmar el significado antes de empezar a escribir. Por tanto, incongruencia es la falta de conveniencia, coherencia o lógica.
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Hago este preámbulo para introducir el tema que hoy quiero compartir. Durante estos siete últimos días me he visto impactado por al menos tres hechos a todas luces, o por lo menos a mi me lo parecen y líbreme Dios de querer sentar cátedra con mis reflexiones, incongruentes al cual más. Me refiero al espectáculo que vimos, o mejor dicho no vimos, con la pitada que se produjo en el campo de fútbol del Valencia en la final de la Copa de El Rey al himno de España y a la presencia de Sus Majestades en el palco, la nueva ley de Interrupción del embarazo, y me refiero a ella sólo en la parte que otorga la libertad de decisión a las niñas, y si lo siento mucho son niñas, de hasta 16 años, y por último a la liberación y venta sin control médico de la llamada píldora del día de después.
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Quiero aclarar que no pretendo en ninguno de los casos juzgar el sentido político de los tres acontecimientos, no quiero tampoco discutir la parte ideológica de los mismos, y mucho menos menoscabar posiciones contrarias a mis principios, sentimientos e ideario, tan respetables para mi los unos como el mío propio. Sólo quiero en los tres casos resaltar la parte incongruente de los mismos.
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Para empezar me parece carente de toda lógica el espectáculo que vimos en la final de una competición deportiva de índole nacional. Una competición de fútbol que lleva por nombre el del jefe del estado español. No lo entiendo, si es más fácil que todo ello. Primero y referido a los equipos que en la final compitieron: si por cualquier motivo se sienten ofendidos, dolidos o perjudicados por el nombre de la misma, con no participar tienen bastante. La competición es la que es, no es otra y lleva así unos cuantos años, desde que se instauró la democracia y se cambio el nombre de la misma. Si en el sentir de estos equipos participar en una competición nacional de un estado monárquico les produce algún rechazo o motiva una reivindicación nacionalista, ofende a sus principios deportivos, o contradice su sentido fundacional en la constitución de los mismos, y esto estaría por ver, pues líbremente deciden no participar y aquí paz y mañana gloria. En segundo lugar sus aficiones, o por ser justos esa parte de sus aficiones que tan disgustadas se mostraron. Es incoherente por ambas partes, desplazarse miles de kilómetros, tomar una ciudad, no dormir durante días para buscar entradas, llorar desconsoladamente por la derrota, o celebrar la victoria hasta el vandalismo. Yo no haría nunca nada así, si estoy en contra de la competición porque sufrir o que celebrar por un título ignominioso que sólo afrenta a mi persona. Para terminar, en tercer lugar y en particular me quiero referir al jugador del Barcelona, Pique. Es inconveniente querer celebrar una victoria subiendo a recoger el premio de Su Majestad el Rey con una bandera nacionalista, es cuanto menos una falta de respeto con su anfitrión, puesto que es la Copa del Rey, y es mucho más ilógico cuando este ¿señor? esta feliz y contento de jugar en la Selección Española de Fútbol, compitiendo por clasificarse en el próximo Mundial y representar allí donde se celebre a la nación y el estado español, es decir representar también al Rey de España como jefe de este estado y respetar los símbolos del estado, bandera e himno. Sólo una cosa más, por favor no mezclemos la pluralidad, la libertad de expresión y pensamiento político con actos deportivos, cada cosa en su sitio, y cada cosa en su momento.
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Otra incongruencia, y para mi de mayor grado, es dar la opción a niñas de dieciséis y diecisiete años de abortar sin el consentimiento paternal, sin el conocimiento tan siquiera de sus mayores. Soy padre de una hija, aún pequeña, en menos de un mes cumplirá su primera década de vida. No quiero pensar que mi niña en seis años podrá llegar un día y decirme que ha abortado, que ha decido interrumpir un embarazo, una nueva vida que se gestaba dentro de ella. Una niña que tendrá dieciséis años, y que no podrá legalmente fumar, beber alcohol, conducir un coche, ni votar en unas elecciones. Una niña que legalmente a esa edad será una menor, y una persona que estará iniciando sus primeros pasos importantes en la vida, que caminará por la misma llena de dudas, de indeterminaciones, de sueños, de miedos; una niña que acudirá en búsqueda de apoyo, de la experiencia que aún le faltara, de protección ante sus primeros problemas. A los dieciséis años son, y hemos sido, un conglomerado de hormonas alteradas, un conjunto de contradicciones, están de lleno en la edad del pavo. Es incongruente negar legalmente un sin fin de actuaciones y en cambio por el articulo treinta y tres permitir tomar a niñas decisiones tan trascendentales como interrumpir un embarazo. No es lógico, un mismo estado no puedo entrar en contradicciones tan enormes, un gobierno no puede pretender que las niñas menores de edad sean lo suficiente maduras para decidir por si solas entre la vida y la muerte. No entro en valorar los otros supuestos de la ley, no quiero entablar esa controversia, cada cual tenemos nuestra propia opinión, y como he señalado al principio todas ellas válidas y respetadas por los principios y valores morales de cada individuo.
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Para terminar y muy al hilo de la segunda incongruencia que he comentado, me ha sorprendido por la misma razón la venta libre de la pastilla del día después. Es inconveniente, es incoherente y es ilógico ofrecer en un mercado de plena libertad la venta de estas pastillas. Volvemos a lo de antes, ¿puede una niña, y aquí no hay límite de edad inferior, comprar y automedicarse con una pastilla que tiene efectos secundarios? ¿Puede una niña de trece años decidir con esa edad iniciar sus primeras relaciones sexuales con la cohartada de la pastilla? Sin más cuidado, sin mayor precaución, simplemente mantengo una relación, realizo un coito y después me tomo la pastillita que a 20€ está al alcance de muchos de nuestros adolescentes y jóvenes. Estas pastillas contiene hormonas en una proporción mayor que la píldora. Cualquier tratamiento anticonceptivo está regulado por facultativos, ninguna mujer que yo conozca toma la píldora sin consultar con su médico de cabecera o su ginecólogo. Hay efectos secundarios y el control médico es imprescindible, pués con esta pastilla es lo mismo. El año pasado se recetaron más de 400.000 en toda España, pero siempre fue con control médico. No me parece ilógico el uso, me parece un desatino el uso indiscriminado. Creo que hay soluciones alternativas, creo que el uso del condon, del preservativo es el camino a seguir, creo que el uso de la pastilla para casos extremos es una solución. Sé que los médicos no se niegan a recetarla, sé que en caso de menores tienen que informar a sus padres, pero al final si hay un motivo suficiente se receta como cualquier otro medicamento. Una cosa es utilizar la pastilla de forma eventual y como una solución ocasional y otra bien distinta es que sea la panacea universal. Me parece incongruente resolver políticamente la venta de un medicamento que hasta hoy mismo se regulaba desde los centros de salud y ambulatorios y por profesionales.¿ Qué es lo que ha cambiado en la pastilla para poderse adquirir de forma libre? Sinceramente creo que lo que ha cambiado está muy lejos del ámbito de la ciencia, de la medicina y de la salud. Para concluir, una idea adicional, que el gobierno proponga la liberación de la venta de la viagra y señores de los laboratorios preparen una promoción conjunta, por la compra de una cajita de viagra regalen una pastilla del día de después y como se decía en mis tiempos mozos: Señores y Señoras a follar que el mundo se acaba !!!!!

sábado, 9 de mayo de 2009

El viaje a ninguna parte




El viaje a ninguna parte es una novela de Fernando Fernán Gómez publicada en 1985. En ella relata la historia de una pequeña compañía de teatro, la compañía Iniesta-Galván, desde el comienzo del franquismo hasta que las primeras pantallas de cine casi acaban por completo con este tipo de actores y actrices que recorrían la España de la post guerra de pueblo en pueblo, y por un mísero salario que apenas si llegaba para pagar comida, alojamiento y poco más.

No voy a escribir sobre la novela, ni sobre la película que después dirigió el mismo escritor, y que en 1986 recibió tres Goyas: Mejor Película, Mejor Director y Mejor Guión Original. Nada podría aportar sobre lo ya escrito y lo único que os puedo recomendar es que leáis el libro, o en su defecto veáis la película, porque en ambos casos vais a pasar un rato agradable, y seguro que disfrutareis muchísimo tanto de una como de otra.

Si es verdad que el argumento de la novela, una troupe de actores viajando sin rumbo fijo, de pueblo en pueblo, de representación en representación, viviendo al día, con sus miserias, con sus alegrías, desgajándose con el paso del tiempo, separándose, y buscando al final nuevos horizontes, nuevos caminos que les llevara hasta la felicidad tan ansiada, puede servir de metáfora para explicar el otro viaje a ninguna parte, el viaje sin final cierto al que yo me quiero referir.
Es un viaje común entre muchos de nosotros, en algunos casos se trata de toda la vida, en otros son etapas que vivimos sin rumbo fijo, sin saber el porque iniciamos el camino y sin conocer el destino final. Da igual que se trate de nuestra vida privada o profesional, en ocasiones inseparables la una de la otra, iniciamos la andadura sin conocer donde terminaremos, sin pararnos a pensar donde nos lleva. Algunas veces el propio transcurrir de los acontecimientos nos pone en marcha, otras de forma voluntaria tomamos la decisión de acometerlo sin muchos análisis previos, sin grandes motivos ni razones. Quizás sea el libre albedrío del ser humano el que nos pone ante la tesitura de tomar la decisión, quizás sea la propia inconsciencia de nuestro género quien nos impulsa a ello, quizás detrás de la decisión tan sólo exista un porque no hacerlo. Otras veces es la necesidad de un cambio, la ilusión por dar un vuelco a la vida, la frustración por lo que tienes, la necesidad de mejorar, el ansia por conseguir alguno de nuestros sueños. Con motivo o sin él iniciamos la senda, nos adentramos en el camino e iniciamos el viaje.
Yo no seré quien desaconseje el realizarlo, yo mismo he iniciado mi propio viaje a ninguna parte, está siendo duro, esta costando un alto precio de esfuerzo, de desilusión en muchos momentos, esta siendo incierto y en muchos tramos difícil de seguir adelante. Cierto es que más complicado es parar, desistir en el intento y dar marcha atrás. Iniciar otros recorridos entraña mayor dificultad, cuando te inicias en él la capacidad de variar el sentido es aun menor. No sé donde me lleva, no sé donde ha de terminar, cada día recorro una parte, hay días que avanzo más y otros muy poco, casi nada e incluso llego a pensar que deshago camino y vuelvo a pasajes por los que ya había pasado. Decidí empezarlo de forma consciente y voluntaria, buscaba una mejora, buscaba un futuro, buscaba llegar a ser el dueño de mi destino. En los primeros pasos se truncó, derivó la dirección y sin saberlo inicié un nuevo tramo desconocido. Ahora mismo no sé por donde camino, no sé a donde me lleva, y lo peor no sé si será un viaje que nunca termine. No desisto diariamente de mirar al horizonte y buscar su final, no desisto en avanzar, en limpiar la senda de matojos que finalmente me enseñen las siguientes estaciones del mismo. No es fácil y peor aun si has de realizarlo sin compañía, sólo cada día intento cumplir cada etapa. Quizás nunca lo termine, o a lo mejor cualquier día sin darme cuenta se interrumpirá y habré alcanzado el final del trayecto. Si esto ocurre tendré que corregir el título de hoy y cambiarlo, no sería justo que habiendo alcanzado la meta, mi viaje a ninguna parte se quedará sin su final.


jueves, 7 de mayo de 2009

La tiranía de los adolescentes



El pasado jueves comí con una amigo al que llevaba varios años sin ver, aproximádamente unos tres años. Son de esas amistades que se forjan en el entorno profesional, y que a través del respeto mutuo hacia la persona y al compañero de trabajo, y con el roce de muchas horas de trabajo compartidas se labra una relación que crece además sustentada también por compartir actividades comunes en el tiempo de ocio.

Como es lógico después de tanto tiempo sin noticias directas uno del otro, la primera parte del ágape lo dedicamos a recordar los tiempos pretéritos y a ponernos al día de amistades comunes de las que él o yo habíamos dejado de ver por distintos motivos, y que entre los dos podíamos aportar sus nuevas situaciones personales y profesionales. Condimentamos el segundo plato con algo de trabajo, no podía ser de otra manera más cuando ambos trabajamos en el mismo sector y podemos encontrar puntos de encuentro para futuras colaboraciones, y terminamos a los postres hablando de nuestros hijos. Mejor dicho fue casi un monólogo de mi amigo y no por otra razón que la de la experiencia y la ventaja de los años de diferencia entre los suyos y los míos. Él es algo mayor y sus hijos están en la edad de la adolescencia el menor y la juventud temprana la mayor.

Le escuché sin interrupciones, prácticamente sin parpadear y sin salir de mi asombro. En sus palabras no dejaba entrever amargura, ya casi ni desesperación, era una descripción fría y sin sentimientos de ningún tipo de una serie de hechos, vivencias y actos que han jalonado sus últimos meses. Mi amigo es una persona recta, tampoco estricta, es dialogante, muy de sus principios, es una persona inteligente y con una gran formación humanista, si es cierto que es claro y directo y algunas veces este tipo de personas pueden ser considerados hirientes porque al ser franco no siempre agradan con sus palabras. Creo firmemente que es un hombre familiar, enamorado de su mujer, enamorado de sus hijos, respetuoso con sus padres y suegros, hermanos, cuñados y demás familiares. Aclaro todo ello porque muchas veces pensamos, y me incluyo el primero, que en las relaciones entre padres e hijos la intransigencia, el principio de autoridad de los primeros dificultan los diálogos, los encuentros, y las soluciones a los problemas de la convivencia.

Vaya por delante también que los hijos de mi amigo no son delincuentes, drogadictos, pendencieros, borrachos o maleantes. Son chicos normales, de una familia estructurada de clase media, sin problemas de desarraigo, económicos, traumas infantiles ni nada que se le asemeje. Pero realmente lo que me comentó era una guerra sin cuartel: la imposición de los criterios adolescentes siempre y por derecho, la no colaboración, el continuo enfrentamiento, la apatía, la negación a la relación, la imposición de sus verdades como únicas válidas y aceptables, la confrontación con los deberes, la imposición de sus derechos.

Ilustró la conversación con ejemplos dispares, con situaciones de toda índole, con trascripciones de absurdos diálogos, con broncas, peleas e incluso amenazas suyas hacia ellos. Era un hombre derrotado, aceptaba el fracaso pero a la vez se negaba por puro criterio el sentimiento de culpabilidad. Lo ha intentado todo y nada ha funcionado.

No es el único caso que todos conocemos, cualquiera de nosotros, en sus entornos más cercanos conoce casos similares, e incluso mucho más graves y preocupantes. Algo no estamos haciendo bien. Estamos fracasando en una parte fundamental de nuestras vidas. Si sé, y comparto, que todos hemos pasado por épocas parecidas, donde la razón sólo podía estar de nuestro lado, si sé que la sociedad evoluciona y que los comportamientos varían, sé que hoy en día a la adolescencia y la primera etapa de la juventud se llega con mucha más información que en nuestras épocas, que tienen una mayor posibilidad de vivir experiencias nuevas que nosotros descubríamos en edades más avanzadas, que Internet, las redes sociales, las nuevas tecnologías han hecho posible unos nuevos parámetros de aprendizaje, de relación, de ocio y diversión. Pero también sé que nosotros aceptábamos mejor las normas de convivencia, que peleábamos por nuestros avances, pero a la vez respetábamos los principios de nuestros mayores, que todos hemos cometido errores y de ellos hemos aprendido, con ellos hemos forjado nuestra personalidad, pero también es verdad que no imponíamos la negación como principio de relación, dialogábamos mucho más, aceptábamos opiniones, reglas y decisiones aún siendo todas ellas contrarias a nuestros intereses.

No eramos tiranos, jugábamos nuestras partidas conscientes de que unas veces se ganaba y muchas otras perdíamos, pero de cada victoria hacíamos valor de lo conseguido y de cada derrota obteníamos una lección aprendida para la siguiente vez. Nosotros fuimos los primeros demócratas en una época de dictadura, nuestra generación la que llego muy tarde a muchas cosas y muy pronto a muchas más, entendimos que la única manera de conseguir cualquier objetivo, por muy revolucionario que fuese, por muy novedoso y progresista que pudiera aparentar, se lograba con la negociación, el diálogo y el respeto para ambas partes.

Algo estamos haciendo mal, seguro. Hoy todo es más fácil en la vida, en todos los sentidos, y la sensación de fracaso, la sensación de derrota ante los nuevos tiranos es generalizada. Quizás deberíamos plantear una nueva revolución, pero esta vez a la inversa, un golpe de timón y cambiar los esquemas y los principios de la relación para derrocar la nueva tiranía, para vencer en la lucha contra los adolescentes. Abajo los tiranos.

viernes, 1 de mayo de 2009

1 de Mayo, ¿Día Internacional del Trabajo?


Estamos de fiesta, hoy son pocos los que tienen que acudir a su centro de trabajo, celebramos el día internacional del trabajo. Irónico lo que hoy celebramos, inmersos en la más profunda de las crisis, con más de cuatro millones de parados, una tasa superior al 17% de la población activa, y nosotros de celebraciones.

Esta mañana al levantarme he leído la prensa en Internet antes de salir de casa a comprar la de papel, he visto por la televisión el resumen de las noticias, he oído la radio mientras me duchaba y arreglaba antes de ir a la calle para cumplir con mis pequeñas obligaciones de los días feriados: comprar el pan, los periódicos, tabaco, gasolina para el coche, en fin el resultado del reparto de las tareas del hogar, y mi aportación a la puesta en marcha de mi casa como resultado de la división de tareas. Todo lo que he leído, visto y oído se refería a la celebración del día primero de mayo, y lógicamente a la pandemia de la nueva gripe originada por el virus A/N1H1. Realmente todavía no soy capaz de discernir cual de las dos noticias es el reflejo de una realidad más letal. La primera, que tan sólo en España afecta ya a más de cuatro millones de personas, o la segunda que según las previsiones puede afectar al 50% de la población europea. Creo que los efectos son y serán más devastadores para el primer grupo de afectados, al fin y al cabo las declaraciones de la Comisaria de Sanidad de la UE después de la reunión extraordinaria de los ministros del ramo de los 27, han dejado un atisbo de esperanza al reconocer la pandemia global, pero al indicar al mismo tiempo que no será mortal porque los casos registrados fuera de las fronteras de México son leves y responden bien al tratamiento con los antivirales. Desde luego todo me hace pensar que serán los afectados de la primera epidemia los que peor van a pasarlo. Y hablo de ellos en tercera persona del plural, sin la certeza que pueda cambiar en un futuro el “ellos” por el “nosotros”, cualquiera podemos pasar a engordar las estadísticas del paro en nuestro país.

Me parece irónico, por no decir hipócrita, andar hoy de celebraciones. Con la que tenemos liada, con las expectativas futuras, con la falta de respuestas y soluciones, sin previsiones a futuro por parte del gobierno, el ministro Celestino Corbacho declara que no se atreve a hacer pronósticos, sin encontrar un solo signo de mejora en la crisis que vivimos, con la mayor caída del PIB en 50 años, y hoy todos a la calle a celebrar el día internacional del trabajo. Entre manifestaciones, concentraciones, y actos lúdicos, los sindicatos han convocado más de cien actividades en nuestro país bajo el lema: “Frente la crisis: empleo, gasto público y protección social”.

Hoy será un día de faustas y elocuentes declaraciones, de promesas de futuro, de ataques verbales entre sindicatos y patronal, gobierno y oposición, pero ¿y mañana qué?, más de lo mismo: incertidumbre, miedo, preocupaciones, economías de los hogares imposibles de cumplir, comercios sin apenas clientes, cierre de pequeñas y medianas empresas, más afiliados al desempleo, y una infinidad de dramas personales porque en muchos hogares ya no entra ni el subsidio de desempleo. Esta si es nuestra pandemia, realmente este es el “virus” que puede matarnos como país, como sociedad, como modelo de convivencia. La sociedad del bien estar está enferma, muy grave, casi agónica.

Espero y deseo que el próximo año, el primero de mayo podamos seguir celebrando el día internacional del trabajo, no querría salir a la calle entonces a celebrar el día internacional del parado.