Hoy es el día. Podría haber sido ayer, o quizás el último día
del año que terminó esta misma semana. Podría haber sido el próximo fin de
semana, o quizás en uno o dos meses. Da igual, nunca hay una fecha
predeterminada en ningún calendario para terminar con una etapa y dar carpetazo
a una parte del pasado.
Han sido algunos años, muchos meses de venir aquí a compartir
con los pocos de vosotros fieles seguidores: mis pensamientos, mis ideas, mis
sentimientos. Algunas veces en forma de recuerdos escritos, otras en forma de
opiniones personales y completamente subjetivas, más de las que me hubiese
gustado tirando del recurso del vídeo por la incapacidad manifiesta de seguir
escribiendo.
En cualquier caso he disfrutado cada uno de los momentos,
cada una de las entradas que he ido trayendo aquí, a este espacio nuestro que
creé hace años no sé muy bien hoy porque. Son esas cosas que uno hace en la
vida sin una razón específica, por una devoción clara y muy alejada de
cualquier obligación. Seguramente ligado a mi ego, seguramente llevado por un
sentir fatuo de querer parecer lo que realmente no he sido.
He de confesar que últimamente me costaba llegar a esta cita,
buscaba excusas para no atender y mantener el blog. No me sentía capaz de
escribir nada y las pocas veces que lo hacía me quedaba a medias, no me gustaba
el resultado y me levantaba de la silla apagando el ordenador sin nada que
poder publicar.
Creo que es mejor reconocer mis propias limitaciones y no
convertir el placer en un castigo. Siempre he dicho que mi educación judeocristiana
ha influido en todo lo que he hecho con un exceso de responsabilidad mal
entendida. Nunca he podido dejar a medias nada sin tener un enorme remordimiento
de conciencia.
Pero es mejor así, uno termina lo que empieza y hoy es el día
del punto final y de un hasta siempre, o hasta nunca. Hasta aquí llego esta
aventura y mañana será otro día.
Mi despedida, como no puede ser de otra manera, la plagio de
Sabina que me trae unos versos que vienen al pelo. Con él me marcho, con él termino
ésta senda que no llevaba a ningún lado.
“Este adiós no maquilla un hasta luego.
Este nunca no esconde un ojalá.
Esta ceniza no juega con fuego.
Este ciego no mira para atrás”.