domingo, 27 de febrero de 2011

Popurrí de la Chirigota "Los Pre-Paraos" - Carnaval de Cádiz 2010 (Semif...



Carnaval de Cádiz. El carnaval de las Chirigotas, los Coros, las Comparsas y los Cuartetos, de las Murgas o Charangas. Tesororo del Patrimonio Cultural Inmaterial de España desde Julio de 2009.
Seguramente la Chirigota Los Pre-Paraos no es un ejemplo purista, sevillanos en la Tacita de Plata, casi un pecado para los gaditanos de pro, pero un fiel reflejo del humor, la ironía, y el sentido que una fiesta universal aporta a estas fechas desde la alegría, el alborozo y el jolgorio más espontáneo y popular. La victoria de Don Carnal sobre Doña Cuaresma, rienda suelta a la satisfacción de todos los apetitos que la moral cristina refrena posteriormente por medio de la cuaresma. Es Carnaval es tiempo de disfrutar.

domingo, 20 de febrero de 2011

Elefantes - Se Me Va



Elefantes, un grupo gallego de pop español, desaparecido ya hace un tiempo, pero con temas realmente buenos. Una lástima que se separaran. El tema no es de ellos, pero realmente la versión es genial.
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domingo, 13 de febrero de 2011

Odio Cainita.


Hace algunas noches cuando volví a casa de trabajar me encontré a mi hija Belén leyendo el periódico. Me hace mucha ilusión ver como mis hijos aún siendo niños sin llegar a la edad de la adolescencia se interesan por lo que ocurre cada día, y como su interés y hambre por conocer cosas nuevas les lleva a ojear los diarios e intentar comprender bajo sus parámetros la actualidad diaria. De vez en cuando me veo atrapado en su afán por entender situaciones, hechos y realidades que están aún lejos de sus conocimientos y por tanto vivo situaciones complicadas de las que salir sin mácula no es tarea baladí. Intentar explicar o aclarar ciertos términos y salir airoso del atolladero no siempre es fácil, puedes caer en la trampa de ofrecer una explicación excesivamente vacua y quedar como un verdadero imbécil, o te puedes embrollar en una madeja enorme de incongruencias dejando sin respuesta a tu atónita hija o hijo que te mira con esa cara que lo dice todo sin emitir una sola palabra. Normalmente recurro a una salida fácil y muy práctica, recomiendo al interesado o interesada que coja el diccionario de la Lengua y que busque por si sólo la respuesta, además del punto de practicidad creo sinceramente que es una buena y sana costumbre la consulta del mismo para saciar el conocimiento, y cuando adquieres esta costumbre de pequeño te acompaña por el resto de tus días.

La pasada noche viví una de esas situaciones. Ya era tarde, Belén estaba a punto de irse a dormir y me pareció adecuado dar respuesta a su curiosidad y falta de conocimiento sin necesidad de mandarla a buscar el gran libro del saber y mi tabla de salvación en muchas ocasiones. La pregunta que me hizo según ojeaba el periódico fue que cual era el significado de odio cainita. La mire durante unos segundos mientras que articulaba mi respuesta de forma acelerada en mi cabeza, debía ganar un poco de tiempo antes de decir una palabra. Se encendió en mí la luz roja de alarma, seguro que voy a entrar en terreno farragoso, pensé. Odio y cainita juntos es una mala mezcla para una niña de once años llena de curiosidad, en una edad donde todo quiere ya saber, donde ya se genera sus propios planteamientos y discierne entre el bien y el mal como términos contrapuestos y absolutos. Con mi mejor sonrisa e intentando proyectar la autoridad moral que me concede la sabiduría de la edad, sin dejar ningún resquicio a la más mínima duda que permitiese una batería de nuevas preguntas, le explique que se trata de un tipo de odio o enemistad que se genera entre los seres más allegados o afines, y que toma el nombre de cainita por Caín que asesino a su hermano Abel y es el ejemplo más universal del peor sentimiento de odio que puede ocurrir entre seres muy cercanos. Me miró con esos ojos que delatan que hay algo que no ha quedado muy claro, que la respuesta ha sido honrosa pero insuficiente, que muy al contrario acababa de despertar al ser insaciable que lleva dentro.

Papa, me dijo, ¿Cómo es posible odiarse entre hermanos, odiar a las personas más cercanas? Odiar está muy mal, pero creo que aún es peor odiar a un hermano, a un amigo, a un compañero de clase, a un familiar, no entiendo como se puede odiar a los que más debes querer.

Me quise morir, era ya cerca de las diez y media de la noche, mi día había sido largo, muy largo y duro, muy duro en el trabajo, estaba cansado, sólo quería cenar una ensalada ligera, coger mi libro e irme a la cama para intentar distraerme con la novela que estoy despachando y conciliar un sueño reparador durante las pocas horas que consumo cada noche. Pero ella esperaba mi turno, la solución que le había ofrecido no había sido contundente, no había cerrado la puerta de la curiosidad y reclamaba un mayor número de argumentos explicativos a sus contundentes dudas.

Veras, le dije, tienes razón, odiar es un sentimiento despreciable. Desear el mal de los demás es abominable y peor aún cuando ese mal se lo deseas a la gente que está más cerca de uno. Es algo que nadie, nunca debería hacer, pero el ser humano es complicado en sus sentimientos, en sus deseos, en sus pensamientos y principios. La envidia, la venganza, el ansia de poder, la intransigencia, la intolerancia, suelen ser motivos para el odio y son sentimientos que uno debe desterrar.

Esta vez fui yo quién la miró con cara de cordero degollado, pidiendo tregua, y solicitando su conmiseración. Entendió mi mensaje no verbal y decidió zanjar el tema apiadándose de su agotado padre no sin antes sentenciar que si odiar es un sentimiento atroz, odiar al que más debes querer era una total estupidez.

Poco rato después me fui a la cama con un doble sentimiento: lo difícil que es ayudar a moldearse a una personita que aún está muy lejos de alcanzar su madurez y lo estúpida que es la raza humana.
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sábado, 5 de febrero de 2011

Sinestesia. El arte de ver la música, tocar la tristeza y oler los colores.


Este es el título de un artículo que he leído hoy y me ha fascinado.

La sinestesia es descrita por los neurólogos como una comunicación anómala entre áreas cerebrales, lo que el vulgo define de forma clara y llana como un cruce de cables. Debido a este fenómeno psicofisiológico algunas personas pueden experimentar sensaciones en un determinado sentido (por ejemplo, el oído) cuando se estimula otro (pongamos, el tacto). Es decir, que pueden ver formas geométricas de colores cuando escuchan una canción, por ejemplo.

Lo más común (en un porcentaje de un 49%) es que se crucen los cables de los estímulos léxicos (letras, números o palabras escritas) con los colores, de forma que el sinesteta léxico ve los grafemas de un determinado color, siempre el mismo, independientemente del tono en que esté impreso. La “a” siempre será roja y la palabra “teléfono”, por ejemplo, siempre será amarilla, la lea donde la lea.

También es bastante frecuente (28%) que el sinesteta vea colores y formas cuando escucha ciertos sonidos (sinestesia musical). Por eso Frank Liszt le pedía a su orquesta que tocara “un poco más azul” o “no tan rosa”, algo que lógicamente los músicos no acababan de comprender.

Hay otros tipos de sinestesia menos frecuentes, como los provocados por el sabor (4%), el olor (4%), el dolor, el tacto o incluso las personas (3%).

Esta anomalía sólo la padecen el 0,05% de la población, es un trastorno de la percepción pero sin restar capacidades como podría ser la ceguera o la sordera, muy al contrario añade nuevas percepciones enriqueciendo en muchos casos la original.

Me parece extremadamente fascinante que exista gente con la posibilidad de oír de un color determinado los sonidos metálicos, ver un país de color azul, los días de la semana de colores diferentes, o distinguir entre números femeninos y masculinos. Me encantaría saludar cada mañana en verde al llegar a la oficina, oír azules las risas de mis amigos, saborear en rojo los besos que recibo y oler alegría en cada rincón de mi casa.

Seguro que ser sinesteta es ser más sensible, es ser más creativo, es ser más perceptivo y especial. Creo que en estos momentos donde todos vemos en negro el presente y parte de nuestro futuro sería una ventaja padecer sinestesia para incorporar el arco iris al completo en la visión de nuestras vidas.

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